La música seguía sonando, al igual que su alocado corazón. Le estaba pidiendo un beso a Jack, se lo pedía con una valentía que no conocía de sí mismo y lo llenaba de temor y a la vez de alegría. Deseaba ese beso más que nada, uno que lo elevará a las estrellas y llenara su estómago de lo que creía mariposas.
—Por favor Jack...
Ya ni Daniel mismo se reconocía, ¿desde cuándo el pide algo tan vergonzoso? ¡Es más! ¿Desde cuándo el pedía algo? ¿Será la tanta atención que recibía? Pero ya no importaba, solo quería un beso, su voz interior lo exigía y todo su cuerpo también. Era como un antídoto, uno complejo y difícil de emprender, —hasta para el mismo—decidido a no dar tregua si no lo conseguía.
Aquel alfa con envidiables proporciones le mostró un mundo nuevo y lleno de sensaciones desconocidas y a la vez hermosas. A pesar que su primer encuentro fue malo y doloroso, Daniel no quería separarse, no quería un rechazo, no ahora. Un mundo nuevo fue abierto y nuevas emociones se estrellan ante la imponente idea. Sin piedad, y sin opciones en su mente más que lo dicho anteriormente. Eran extrañas y que lo asustaban.
Solo uno...
—Mi Rey.
Daniel voltea ante la inesperada interrupción y se encuentra con una mujer de avanzada edad junto a dos bellas omegas a su lado. La repentina aparición lo molestó y en su interior salía un pequeño gémido de descomformidad ante la susodicha.
Jack voltea regalando un hermosa sonrisa. Una sonrisa que con todo dolor, no le gustó al omega.
—Dígame Madam Licket.
La mujer no dirige su mirada a Daniel, ni siquiera lo saluda.
—Permitime presentarle a Esmeralda y Grisela, mis hijas —añadió. Con una gran sonrisa que a Daniel le comenzaba a molestar. Aunque fuera inconsciente.
—Es un placer conocerlas al fin. —dijo Jack con una sonrisa coqueta.
Daniel miró como las mejillas de las jóvenes se empezaban a colorear de un tono carmín y que muy a su pesar, el reconoció que eran hermosas. Llevó sus manos a su pecho serciorandose del dolor en el y de como el aire faltaba. Jack siguió platicando con la mujer y sus hijas. En ningún momento paraban de mirarlo muy insinuantes y coquetas. Un sabor amargo invadió su paladar y sintió un gran dolor en la cabeza. Sus ojos se humedecieron con tal escena, Jack no parecía molesto con tal atrevimiento de parte de ellas y no parecía evitar las sugestivas insinuaciones de la propia madre.
El tema de lo que hablaban pasó a segundo plano cuando la pequeña niña que lo acompaño en todo a la recepción tiró de su manga ligeramente y le indicó con sus deditos que estaba llorando.
Daniel asustado ante la acción secó rápidamente sus mejillas y miraba a la niña con una pequeña sonrisa.
—Mi Luna, ¿desea que le sirva su cena?—sugirió la pequeña.
—No, no muchas gracias. —dijo el omega, no creía que eso aliviara el dolor que sentía.
—Por favor, mi Luna, debe comer. No ha comido bien desde que llegó.
Insistió la pequeña con una cara de suplica y de mucha preocupación ante la negativa. La pequeña sabía que la situación de este momento lo estaba hiriendo y no quería verlo así. Ella y las demás mucamas desarrollaron un gran amor ante el omega y las ganas de protegerlo. El cariño ante aquella criatura era lo que hacía de ella alguien valiente de acercarse ante él, aun teniendo a su alfa a lado. Se la estaba jugando en ese momento, su Rey, no deseaba distracciones no deseadas con su Luna; pero este momento lo ameritaba.
—No... No se. — dijo Daniel.
No quería comer nada, es algo a lo que se acostumbró con su antigua ama... Daniel volteó hacia la persona que causaba un torbellino de emociones tanto buenas como malas. Y efectivamente, seguía hablando con aquellas mujeres. Daniel quería irse de ahí y no mirar más, la manera de hablar con ellas era tan linda, tan respetuosa y un poco llevado que solo avivaba el dolor en su pecho. Era un sentimiento muy malo...
Pensé que solo era así conmigo.
—Mi Luna...
Insistía la pequeña pero sus intentos eran evadidos. Se dedicó a mirar la escena junto a él y solo esperar que el Rey tuviera algo de tacto ante su Luna; pero no parecía darse cuenta o solo lo ignoraba, es algo que ella no sabía.
La pequeña volteó por algo de ayuda de sus compañeras de más edad que también tenían ese amor maternal ante el omega pero todas estaban ocupadas atendiendo a los invitados. ¿Qué podía hacer...?
Daniel estaba que no se lo creía, aquellas niñas, Esmeralda y Grisela estaban colgadas cada una en los brazos de Jack, de su Jack... El dolor que padecía en su cuerpo,—que el remedio había enmendado tiempo atrás—, parecía no tener efecto en este momento, no con los dolores en el corazón, en la cabeza y no parecía apaciguar las lágrimas que caían de sus ojos. Con mucho dolor en su ser y sintiendo que dejaría de respirar si seguía mirando volteó y miró a la pequeña a su lado.
—¿La-la oferta sigue en pié?
—Si mi Luna, aquí tiene. —extendió un pañuelo al omega y de inmediato lo tomo limpiando sus lágrimas.
—... Gracias. —dijo con voz apagada.
Cosa que la pequeña no pasó por alto.—¿Qué hay para cenar?—Sígame por favor, lo guiaré a su asiento. —dijo la pequeña con un ademán de mano indicándole el camino.
Daniel, con la cabeza baja la siguió hacia una gran mesa con muchos asientos y llenos de exquisitos platillos dignos de la ocasión. Bellos candelabros y flores de todos los colores adornaban la gran mesa, un gran mantel color vino se arrastraba hasta el piso dando la impresión de cascadas y los asientos eran un hermoso color azul rey con tonos dorados. Toda la presentación estaba al costado de un gran vitral transparente que daba vista al mar y daba a relucir las hermosas estrellas que anunciaban su aparición ante la llegada de la noche. Sin duda un gran espectáculo.
Y aún así, no lograba apaciguar su dolor...
—Aquí es mi Luna... ¿Eh?
La pequeña señaló el asiento en el que se debería de sentar pero al levantar la mirada, su Luna estaba frente al gran vitral, dándole la espalda. Las vista de Daniel en frente del vitral era, sin lugar a dudas, una de las más hermosas escenas que la pequeña haya presenciado en su corta vida y también, unas de las más tristes... La ilusión de las velas y flores daban una atmósfera de misticismo e irrealidad sacado de un cuento de hadas y la delicada silueta reflejada en el espejo era muy melancólica y triste, pero seguía siendo hermosa.
—Mi Luna...
¡Hola criaturas! 👸👸🙋
🐸Me disculpo por la gran tardanza mía. Pero bueno aquí esta, espero les guste.
¿Qué creen que pasará?
🐸Perdónenme por las posibles faltas de ortografía frágil expresión de ideas halladas. Estoy mejorando... Creo je, je, je. 🐙🐙
¡Hasta la próxima! Chaoo 🐼🐼
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Gran diferencia (Yaoi)
WerewolfHombres lobos y vampiros. Hostiles criaturas, orgullosas y fuertes. Ambas en conflicto pero se han empeñado en convivir cientos de años. En estas conflictivas razas están los alfas y omegas, ya sea hombre o mujer. Con el paso de los tiempos, la rel...