Al infierno.

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Capitulo I

Un comienzo, un esplendido, maravilloso y esperado comienzo es lo que todos buscan para encontrar su tan grata y deseada felicidad. El comienzo es el principio de todo, obviamente, pero a veces puede que no de todo. Puede que sea el comienzo de un amor, de una vida o de una muerte. El comienzo del final. En mi caso, el comienzo, mi principio, fue la causa de todas mis desvariadas mierdas ocurridas a lo largo del tiempo vivido por mi persona. Un "soñado" comienzo para terminar en nada. Sinceramente ¿cuál es el puto sentido de todo si al final no vale la pena? Ya en sí buscarle un sentido es estúpido, no tiene sentido, solo es lo que es por el simple hecho de serlo. Un comienzo con un inevitable final, la muerte. A menos que seas Zeus o Magnus Bane, pero yo, una simple mortal tengo que conformarme con la puta y cruel realidad. Una realidad donde no hay flores y amor y paz por todos los malditos lados, no quiero decir que los inmortales no sientan y no tengas problemas pero, ¡por Dios!, son inmortales y tienen poderes, no jodan. Otros tienen que vivir con el miedo al futuro amando un religión que los proteja de ello o peor, con frases pelotudas como «vivo cada día como si fuera el último» ó «¡hay que vivir al máximo!» pues pudransen imbéciles optimistas de mierda. Tendrían que vivir más y pensar más para darse cuenta que no todo es color rosa y mucho menos estando conmigo.
Ese día, ese maldito día, ese maldito viernes. No sabía que ese día sería el comienzo de todo, el comienzo de mi verdadero destino. Pero... ¿El comienzo de qué...? Y como la mayoría de las historias, la mía comenzó con mi estrepitosa alarma.

Desperté de lo mas malhumorada, como siempre, solo que viéndole el lado positivo de que era viernes.

—Tengo que levantarme, levantarme tengo que —me dije a mi misma.

Pero mi lado Yoda autoritario no funcionó, cerré mis ojos por dos segundos, mi alarma volvió a sonar.

—Mierda son las siete —maldije en vos baja.

Siempre es de pasarme. Cerrar los ojos dos segundos y me pasó por encima la tercera guerra mundial, dos ovnis y un unicornio saltarín. Pero ya me era de mera costumbre.

Con apuro me levanté y me cambié rápidamente.

Desaliñada fui a la cocina por un café, café que a pesar de estar frío me lo tomé abruptamente. Mi cafetera es mas vieja que mi tataratataraabuela que básicamente ni siquiera calentaba. Pero con el paso del tiempo te vas acostumbrado a la pobreza y sus mierdas.

Gracias al cielo que la bruja todavía no se despertó.

Explico. Bruja=mi descabellada madre.

Tomé la mochila y me dirigí a la puerta cuando la misma se abrió sola. Mi confusión duró segundos cuando vi a mi hermano tras ella.

—Te llevo —sonrió a lo que me encogí de hombros.

Mientras que escuchaba ''No Feelings'' de los Sex Pistols en el auto de mi hermano Guille que sonaba en la radio de su nuevo auto, rumbo a la escuela, me llega un mensaje de Sally, mi amiga.

«¿Vas a la escuela?»

«En eso estoy, ¿vos?»

«Te veo allí.»

El camino fue tranquilo, comparado con otros con mi hermano en donde sonaba las Spice Girls y él ya se volvía loco cantándolas y bailando a pesar de maneras. La única ventaja de conocer a gente lunática es que podes morir en el acto por, un ejemplo, morir en un accidente de auto por escuchar a unas chicas cantar pop. Te ahorrabas aguantarlos, solo morir.

Llegué al colegio y ahí estaba Sally esperándome en la salida.

—Llegas tarde —reclamó

—Lo note —respondí con mi mal genio de todas las mañanas —¿Qué te pasa hoy?, ¿no tomaste tus antidepresivos? —pregunté al notar su cara pálida y tristona.

Piedad © #AquaAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora