Escapar.

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Capítulo X

Les dije que esa bruja era agresiva.

Estábamos sentados en el cordón que divide la calle con la vereda. Jimmy estaba en el medio de entre nosotras, yo a su derecha y Court a su izquierda. Leia descansaba en los brazos de él después de mencionar que le agradaba los gatos.

Después de la mención:
«Mi abuela»
Sin ninguna palabra más se sentó en la vereda.

Lo admito, en cuanto lo dijo sonreí triunfadora por dentro. Sabía que algo escondía. Pero no lo dejé ver, creo que no le sentaría bien.

Luego de acompañarlo, a sentarse me refiero, me preguntó por la gata.

—¿De dónde la sacaste?

—Es mía —alzó una ceja —. La saco a pasear —me encogí de hombros.

—¿A un gato? —me miró incrédulo.

—Ellos también tienen sentimientos —la abrace aún más —. Además es una gata, se llama Leia.

—¿Puedo? —preguntó viéndola —me gustan los gatos.

Al encogerse de hombros se la pasé y enseguida ella se acurrucó en sus brazos.

Confiansuda la piba.

Tardó minutos en volver a hablar y nosotras respetamos su silencio.

—Mi abuela... —suspiró sonoramente — Ella, no es como las demás. No es algo que llegó con la vejez, más bien siempre vivió en ella.

Fruncí el ceño y apreté su hombro.

—No tenés por que contarnos. Es algo tuyo, y no vamos a dejar de apreciarte por eso...

Me interrumpe.

—No, esta bien. —Me sonríe levemente.

El cielo está nublado, seguro comienza a llover dentro de poco. No sé exactamente. Cada vez que trato de sacar mis dotes de meteoróloga siempre termino fracasando. No es mi culpa, todo un maldito día nublado y al final no pasa nada. Pero después que está dos segundos gris y llueve todo el día. El clima es más bipolar de lo que seré yo en toda mi vida.

Aunque espero que así sea, a que llueva me refiero. ¿A quién en este miserable mundo no le puede gustar la lluvia? A un loco. El sonido reconfortante de su caída, cuando estas recostado en paz y con un café. Oh, bendita lluvia.

Un carraspeo me sacó de mi ensoñación.

Miré a mi izquierda, Jimmy y Court me observaban, subí una ceja.

—¿Qué? —los miré confundida; primero a Jimmy luego a Court y así sucesivamente.

—Hace, literal, cinco minutos te quedaste mirando al cielo. Hasta creo que no pestañaste. —Contestó ella.

—¿A si? —hice una mueca —¿Qué decían?

Jimmy suspiró.

Comprendí que habló de lo suyo y yo no lo escuché.

Amiga del año.

Courtney me miró con reproche; rodé los ojos.

—No importa, hablamos después: tengo cosas que hacer.

Él frunció el ceño.

Le di un beso en el cachete a cada uno, tome a Leia y me alejé.

Caminar con una gata regordeta durante más de una hora no es lo mas cómodo de la existencia. Y aun mas con pesadez en la conciencia.

Piedad © #AquaAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora