Capítulo VII
Los días de semana son estresadamente irritantes. Lo que conlleva a que los viernes se conviertan en un día sumamente sagrado. Es el último día de tu horrorosa rutina tanto estudiantil como laboral. Al menos para la mayoría de los ciudadanos.
Pero hoy en particular, para mí, va a ser un terrible, desastroso y descomunal viernes.
Hoy vuelvo a mi casa. Voy tomar las riendas del asunto, madurar y escuchar como mi madre dará un grito al cielo, lo sé. Algo irónico ya que nunca se digno a una llamada.En fin, solo nos ignoráremos por un par de días y para cuando ella necesite dinero, me hablara como si fuera el mismísimo jodido Jesucristo.
Estoy segura que la atención de Lucia y Guille no le hace ningún problema, pero con tal de hincharme las pelotas...
Tía Maria me observa ceñida y con eje de tristeza en sus ojos.
—Linda, no hay ningún problema en que te quedes aquí —sonrió triste —. Es más, hasta puedes mudarte —Mike carraspeó.
Reí.
—Tía, vos más bien que nadie sabe que mi madre nos es un ejemplo a seguir y que el cielo no se lo tiene merecido —bajó la mirada y asintió —pero a pesar de todo, sigue siendo mi madre.
Entendía la tristeza de mi tía, debe de ser feo ver como va la vida de tu hermana, aunque yo sé como ella luchó por mi madre.
Mi primo puso su mano en mi hombro ofreciéndome un apretón cariñoso.
—Has lo que tengas que hacer —dijo Tía Maria levantando la mirada —pero —sus ojos mostraron dulzura —las puertas estarán abiertas siempre para vos.
Asentí.
—Gracias —susurré.
Me levanté del asiento lentamente y subí al cuarto de invitados.
Es una lastima, ordené y limpie tan bien y ya me voy.Mike entró sentándose en la cama apoyándose en el respaldo cuando estaba por cerrar el cierre de la cremallera del bolso.
—¿Estas segura?
—Tenés que hacerme un favor —pedí ignorando su pregunta. Me miró interrogante —. Habla con Sally.
Frunce su ceño.
—¿Por qué? —arqueo una ceja —¿Desde cuando te importa? —sonrió irónico.
Rodeé los ojos.
—Mmm no sé —fingí pose pensativa con mis dedos en la barbilla —¡Ya sé! —exclamé —desde que es mi mejor amiga —me expuse seria.
Mike puso los ojos en blanco y abrió la boca pero lo interrumpí sabiendo que iba a tratar de cambiar de tema.
—Ni se te ocurra —lo señale con el índice, suspire —. Solo hace lo que te digo.
Sé que Sally ahora debe tener una batalla interna sin saber si le dice o no. O de que manera lo hará o peor, su reacción. Ella no es capaz de soportar tanto.
Le doy un empujoncito a Mike y asunto resuelto todos felices y con un primito.—Sé la razón de su separación —continúe, él bufó —. Esta muy triste, así que dejate de joder y ponete los huevos.
Me fulminó con la mirada pero termino asintiendo. Cerré en bolso y lo colgué en mi hombro.
—Como la madame ordene —puse los ojos en blanco.
—¿Me llevas a casa en la salida del insti? Dejo el bolso en tu auto —Le ofrecí una sonrisa de oreja a oreja y entrecerrando mis ojos y arrugando la nariz en expresión de ternura.
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Piedad © #AquaAwards2017
Teen FictionMi mundo siempre fue gris pero al ver esos hermosos ojos azules, todo se tornó negro. La oscuridad inundó toda mi existencia junto con la decepción de saber quién la envió hacia mí. La venganza es un plato que se sirve frío.