Capítulo XIII
Era todo un desastre.
Siempre fui de pensar rápido, era algo instantáneo. No necesitaba sentarme en una silla, apoyar mi cabeza en mi puño como una filósofa y buscar una acción correcta. Sólo actuaba. Al menos hasta ahora.
No sabía qué hacer o cómo actuar. Era extraño sostener mi celular, con la voz de Eddie y la mirada confusa de Courtney frente a mí, y estar paralizada. Cabe destacar que seguro mi cara era lo peor. Sin reacciones positivas, para resumir.
Hija de Carlos. Yo. Lindo quilombo el mío.
Parpadee y dándole un poco de control a la situación (mi congelamiento), hablé:
—¿En...? —carraspee, mi voz de repente sonó ronca —¿En dónde están?
—En el galpón —contestó en tono cansino —. Y yo que vos me apuro. —Corté.
Imbécil.
Suspiré y al levantar la vista Courtney seguía mirándome sin entender. Rodé los ojos.
—Tengo que irme —me levanté.
Ella abrió sus ojos de par en par y luego frunció el ceño para también levantarse de su asiento.
—¿Qué pasó?
—Helena tuvo un problema y creyó que lo mejor era meterme en él.
Frunció aun más su ceño, si es que eso es posible, pero se notaba que no entendía nada la situación, al igual que yo.
—Como sea, vamos. —Tomé su mochila y avancé hasta la puerta. Me siguió y cuando estábamos por salir, Tom apareció.
—¿Se van tan temprano?
Alcé una ceja.
—Típica pregunta de un acosador que piensa matar a sus victimas cuando se quieren ir de su casa —respondí.
—¿Qué...? No, no. Es que llegaron recién y... bueno, no sé...
—Cierto —asentí —, no te pagamos.
Fui a tomar plata de mi bolsillo pero él me interrumpió.
—No, no. Va por mi cuenta. Lo decía porque no las veo hace rato —sonrió ladino, achiné mis ojos.
—Vine ayer.
Hizo una mueca.
—Estaba siendo amable, quería verla a ella —señaló detrás de mí.
—Podés venir con nosotras —dijo Court, y al girar mi cabeza para verla tenía una sonrisa lasciva.
La chica no perdía el tiempo.
Sí... Sentirme estúpida y moribunda por haberla traicionado se me estaba complicando. La culpa debía de estar instalada en mi ser como un virus, pero sólo sentía una pizca de arrepentimiento que va más por mi misma que por ella. ¿A quién, en verdad, he traicionado?
Volví mi vista a Tom y asentí resumiendo un "qué mas da".
El galpón de Combat es el mismo donde Lobo pelea de vez en cuando. El mismo donde tuve de mi... inconveniente con Helena.
Pensar que ahí, hace unos dos años, lo conocí me da un poco de melancolía. Desde que me dio un beso, si es que se lo puede llamar así, no hablamos. Ni un mensaje. Tampoco lo he hecho yo, mas bien espero que él lo haga. Un raro el día el que lo conocí, el último de mi vida.
Ya cuando habíamos llegado no hacía falta buscar, estaban afuera del galpón. El galpón estaba al filo del barrio, cerca de la bahía. No tardamos mucho y eso gracias a Tom y su Toyota Corolla de los 90. Estaba Courtney de copiloto y atrás, como si nunca se hubieran odiado y yo estado con Tom, su narradora.
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Piedad © #AquaAwards2017
Teen FictionMi mundo siempre fue gris pero al ver esos hermosos ojos azules, todo se tornó negro. La oscuridad inundó toda mi existencia junto con la decepción de saber quién la envió hacia mí. La venganza es un plato que se sirve frío.