Capítulo 4.

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Ya una vez con los trajes puestos, salieron al campo de batalla.

El campo era inmenso, espacioso, muy grande como que para sólo dos personas jueguen. En el medio de todo tenía unas barreras pequeñas y un auto roto... En realidad habían cuatro autos esparcidos por todo el campo. Todos tenían las puertas abiertas o sólo no las tenían, y eran de colores pintorescos, debido a todos los balazos que ya había recibido la pobre hojalata.

Ambos se miraron desafiante, ambos a cada costado del campo, totalmente distanciados.

-¡Que gane el mejor! - gritó Carter.

-¡Pues prepárate para perder! - dicho esto, ya ambos se escondieron.

Por mucha coincidencia que sea, ambos se bajaron el pequeño casquillo y susurraron 'Que gane el mejor.', en el mismo instante.

Por el lado de Carter; él caminaba cauteloso, pero rápido a la vez, esperando encontrar a su presa y disparar hasta que caiga o hasta que se rinda. Estaba totalmente confiado.

Por el lado de Isabelle; ella mascaba enérgicamente la goma de mascar e imaginaba cómo sería la cara de Carter al ser vencido por una chica. Ella también estaba muy confiada, segurísima de que ganaría.

Isabelle se deslizó hasta llegar atrás de la primera muralla, era de metal. Respiró una, dos, tres veces, esperando escuchar algún crujido o pasos cerca.

Carter apretó los puños, tratando de no hacer ruido. Avanzó erguido hasta un auto, se adentró, tirándose en el piso de éste. Miró a ambos lados. Camino libre.

Agarró torpemente su arma.

'¡¡Bum!!' Contra la muralla.

«¡Pedazo de idiota! ¡Estás muerto, Carter!», se gritaba mentalmente.

Isabelle dio un respingo al escuchar algo estallar contra su muralla metálica. Sonrió de lado.

-Prepárate para perder, cariño. - susurró.

Se levantó, recargándose por la misma, apuntando al auto alejado, por donde supuso que vino el disparo.

No vio nada.

Miró más abajo.

-Voilá...

Enfocó mejor su vista y, confiada, apretó el gatillo.

¡¡¡Bum!!! Por el hombro de Carter.

Se escuchó un gemido medio ahogado por parte del pelinegro, como tratando de no gritar, pero no funcionó.

Apretando su hombro, se levantó y corrió como rayo a la segunda muralla que tenía cerca.

-¿Por qué no sólo te rindes? - susurró mientras lo veía recargarse así como ella estaba.

Se miraron desafiante, con una sonrisa de 'Ríndete' en el rostro de ambos.

Isabelle, como toda inteligente, se fijó, primero, en la cara de su oponente; vio que aún no tenía planeado disparar, y segundo, la mano colocada en el gatillo; no estaba presionando ni un poco, lo cual, le daba camino libre a ella para disparar. Sólo que hay un pequeño gran detalle; él podría escuchar antes el estruendo, y así refugiarse detrás de la muralla ya que estaba medio en cuclillas, y le sería más fácil y rápido.

-Mierda. - susurró.

Tenía que ingeniarse una estrategia para distraerlo un poco. ¿Pero qué haría?

Se escondió tras la muralla, decidida de lo que haría, se le vino una idea en la cabeza, gracias al cielo.

-¿Qué demonios...? - frunció el ceño al ver que se había escondido.

Esperó un corto tiempo para ver si salía de nuevo, pero nada, ni un solo cabello colorido se veía. ¿Se había movido a otro sitio con tanta cautela para que él no se diera cuenta?

Decidió avanzar más. Caminaba despacio, pero sin fijarse tan bien en su camino.

Error.

Se quedó helado al darse cuenta que pisó hojas secas, las cuales hicieron un ruido que se oyó bastante bien.

Uno, dos y tres disparos.

Cayó de rodillas.

-¡Poco más! - gritó mientras se acercaba a él y le daba otros tres disparos, haciendo que cayera totalmente.

Dio saltitos de alegría hasta llegar a él.

-Me ganaste. - sonrió.

-Oh, ¿de veras? - chasqueó la lengua.

-No te hagas de la graciosa. - tiró su arma hacia un lado, para luego estirar el brazo, pidiendo ayuda a la chica. - Duele...

-Lo sé, lo sé. - ayudó a levantarlo. - Te lo dije.

-Si, ya, ya.

-Uy, alguien se ha enojado.

-Um... ¿Qué vas a querer tomar?

-Ya veremos por el camino, ahora vamos a devolver todo.

-Vale...

Fueron a cambiarse. Entregaron todo y subieron al auto, casi corriendo en cuatro patas, al parecer tenían hambre.

La lluvia no les impidió jugar, lo contrario, ni notaron las gotas.

Había sido una partida rápida, aunque ninguno se dio cuenta, ya que lo único que tenían en la cabeza era ganar.

-¿A dónde?

-Tú pagas, tú eliges, ¿te parece?

-Me gusta la idea... ¿Por qué elijo yo?

-Ahora no quiero pensar en lugares... - tiró su cabeza a la ventana.

Arrancó el auto, destino a algún lugar que se le viniera a la cabeza.

El chico se preguntaba qué le había pasado a la pelirroja para estar así medio deprimida... Porque eso aparentaba... Al menos eso aparentaba su rostro y las pocas ganas que tenía. Tenía curiosidad, pero no quería preguntárselo. Presentía que si volvía a insistir en el tema, ella pensara que es un insistente chismoso, entonces prefería estar callado y dejar que ella sola lo suelte, porque, según él, en algún momento le diría lo que quería saber.

Del mismo modo que Carter quería saber, Isabelle también. Pero lo mismo pasaba con ella, no quería preguntar, pensaba que si preguntaba él se sentiría... acosado o algo así, entonces, para no meter la pata y quedar como acosadora, prefería cerrar su bocota.

Una desgracia con suerte.Where stories live. Discover now