Capítulo 6.

41 6 0
                                    

Héctor se echó a reír mientras Carter se coloraba por completo.

-¡No fue tan malo! - chilló.

-Cuenta de nuevo - apenas podía hablar Isabelle de tanto que reía.

-Vale, vale - le dio otro sorbo a la botella de cerveza -. En una fiesta, a la cual, obligué a Carter ir, había una chica espléndida, toda bonita y se notaba que educada. El muy idiota de mi amigo - palmeó el hombro de Carter - tomó muchísimo antes de decidirse a ir con ella... Y bueno, digamos que nadie conquista a una chica bajándose todo desde la cintura mientras grita '¡¡Por hoy es tuyo!!'... La chica le tira el pequeño vaso que tenía y él quedó atontado... Pero ¡eso no fue lo peor! Lo peor fue que no había visto a su acompañante. Que por cierto aún sigo sin saber si era gay o bisexual...

-¿Qué hizo? - apuró Mariana.

-Le dio un billete de cinco dólares... Carter no se acuerda de lo que le había dicho, pero le habló, de muy cerca. ¡Fue lo mejor que le pudo haber pasado! ¡Vamos, Carter! Al menos agradece que no te haya matado el tipo, porque era bastante grande.

-Aunque si me golpeaba, probable que se me hubiera ido la borrachera.

-Aguafiestas.

Luigi llegó con dos cajas de pizzas, una en cada mano. Ayudaron a traer otra mesa, para luego sentarse todos juntos.

-¿Quién quiere vino? - canturreó.

-Será mejor que tú no bebas - miraron todos a Carter.

-No tomaré, tengo que conducir.

-El señor perfecto...

-Traeré vino - Mariana se levantó.

A los segundos estuvo con un vino tinto en una mano y en la otra un vino blanco.

-¡Me quedo con Les Vins Georges Deboeuf!

-Ya, ¿quién me acompaña con Ossian? - Luigi alzó la mano, al igual que Isabelle.

-Héctor será quien tome el tinto. ¡Pero no te embriagues!

-No te prometo nada, linda - le arrebató el vino de las manos.

-Oigan, una copita no me hará nada mal...

-Luego si la policía te tiene en la cárcel no vengas a protestar.

Abrieron ambos vinos. Se sirvieron todos en sus respectivas copas.

-¿Pizza?

-¡Si!

-¿Isabelle? - la miró.

-Pepperoni - le pasó el plato y segundos después había una pizza en ella, se le hizo agua en la boca.

Ya todos con los pedazos servidos comieron mientras decían unas que otras anécdotas, aunque Isabelle no prestaba tanta atención a eso, sino que se concentraba en no tomar de su copa. No tomó desde que se sirvió, sabía que Carter tomaría demás... Y así es, nadie, incluyéndolo, se daba cuenta de que ya se había pasado de copas, de tanto hablar y comer no se daban cuenta de cuánto habían tomado.

En síntesis, la única persona sobria era Isabelle.

Se fijó en los presentes; ya estaban con las mejillas sonrojadas y una sonrisa de oreja a oreja, de vez en cuando se escuchaba la risa gritona de alguno de ellos, y sin razones aparentes.

Estaba rodeada de ebrios.

Y lo peor, ya no había pizza. ¡Se lo habían tragado todo!

-... entonces... - continuó Héctor, ésta vez dirigiéndose a Isabelle.

Una desgracia con suerte.Where stories live. Discover now