Capítulo 7.

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Con suerte Carter había reaccionado un poco para decir dónde quedaba su apartamento, y con suerte Isabelle lo encontró... Y obviamente, Carter se 'durmió' de nuevo.

-Muy bien, Carter - suspiró -, este sería un momento perfecto para que te levantaras. No puedo subirte... - se quejaba.

Justo cuando logró bajarlo del auto, se encuentra con la sorpresa de que el elevador no funciona, entonces su única opción; las escaleras.

Primera escalera... segunda... sexta... décima... se cae.

-Mierda.

-Veo que necesitas ayuda.

-Si, si... - dijo sin mirar.

El muchacho se acercó. Ayudó a levantar a Carter, e Isabelle aún no le prestaba atención.

-Yo lo llevo - al fin lo miró.

-Por favor... No sabía que pesaba tanto...

-Por cierto, soy Jeremy, nuevo aquí...

-Oh... Mucho gusto. Soy Isabelle... Y - frunció los labios al ver a Carter - él es mi amigo, Carter... Antes que nada, él es quien vive aquí, no yo...

-Entiendo... ¿Y dónde...?

-Habitación treinta y siete.

-Allá vamos...

Comenzaron a subir hasta llegar a la preciada habitación. Isabelle inmediatamente buscó las llaves para luego abrir la puerta.

Jeremy entró y dejó a Carter en el sofá de la sala.

-¿Llueve afuera?

-Pues ni modo que adentro - Isabelle se tapó la boca al terminar de decir aquello -. Lo siento... Sí, si llueve - el rubio rió.

-¿Qué fue eso?

-Algunas veces no soy consciente de lo que digo y... Ya ves - se encogió de hombros.

-Entiendo... - un incómodo silencio se apoderó del lugar.

-Ah, gracias, por haberlo traído.

-No fue nada... Va, adiós. Nos vemos - le sonrió.

-Ahá, adiós... - caminó hasta la puerta y desapareció.

Isabelle cerró la puerta.

-¿Ahora qué? - se acercó al sofá.

Movió las piernas de Carter a un lado y se sentó.

¿Debería llamar a Luke?

«Todo esto es su culpa... Merece saberlo.»

Sacó el móvil del bolsillo y sin bacilar marcó el número de su amigo.

-¡Isabelle, querida!

-Ni qué querida.

-¿Qué te pasa ahora?

-Nada.

-Haremos como que te la creo. ¿Dónde estás?

-En el apartamento de Carter.

-¡¿Tan rápido?!

-¡Serás idiota! ¡No mal pienses!

-¿Entonces?

-Se puso ebrio... Y lo traje.

-Oh... Un momento, ¿tú no lo acompañaste con la bebida?

-No. Sabía que tomaría demás, entonces para evitar cualquier incidente... no tomé.

-La niña buena.

-¿Qué es lo que se escucha atrás?

-Estoy en casa de Robin.

-¿Y qué? ¿Ya se está ga...?

-¡Niña! - la interrumpió - ¡Eso era de antes! Ahora él espera a encontrar...

-¡Ja! - ahora ella lo interrumpió - ¿El verdadero?

-Si.

-Cariño, tienes que entender que no existen hombres perfectos, aunque sean gays.

-Pero existe la esperanza.

-¿Y qué ganas con tener esperanza?

-¿Quién sabe? Tal vez alguien se apiade de nosotros y nos traiga a esa persona.

-Tal vez...

-Pero tú prefieres no tenerla de todas maneras.

-Has completado mi frase.

-Dime, ¿por qué eres así?

-Luke... Ya no quiero tener esperanza en eso, no la tengo más de todas formas. Ya no quiero poner mis ilusiones en algo que sé que tarde o temprano se acabará. Ya no quiero seguir buscando por el correcto mientras sé que no lo hallaré, ¡porque no existe!

-Deja de buscar, linda... Que él venga a ti.

-Eso es mentira... Muchos dicen 'Ve y busca que lo encontrarás, no te quedes ahí', otros dicen 'No busques, él vendrá'. Es decir, si hago o no hago algo, ¡ambos están mal!

-Pero es que contigo nunca puedo tener razón... Siempre me ganas.

-¿Ves? Hasta tú sabes que es verdad lo que digo.

-Lo acepto... Mi linda y testaruda Isabelle, me tengo que ir. ¡Mañana sí que no te soltaré!

-Lindo chiste, acepta que si todo sale bien ahí, no tendrás libre ni por un mes.

-¡Deja de ser así! Adiós - rió.

Isabelle colgó mientras echaba un suspiro.

Lo que ella no sabía es que mientras hablaba había despertado a Carter debido a los saltitos o gritos que daba de vez en cuando. Él había escuchado todo, y se sorprendió un poco por lo negativa que llega a ser.

Quería hablar, pero algo se lo impedía, como si fuera que su lengua no respondiese, como si fuera que le advirtiera que no era el momento.

-Oh, mierda... - susurró, ni se dio cuenta que por fin una frase le había salido.

-¡Carter!

-¿Qué tal? - se levantó - Uh... El dolor de cabeza...

-Te lo mereces.

-Ya - puso su cabeza entre las manos -. Esto duele...

-¿Es por eso lo que dijiste?

-No. Soy un despistado, mierda.

-Oh, ¿de veras?

-No, juegos no. Esto va en serio.

-Uh, ¿y qué es entonces?

-Verás... Siempre he tenido amigas - se aclaró la garganta - a las cuales invito...

-¿Por qué no sólo usas el término 'putas'?

-Llámalas como quieras.

-¿Las traías aquí cuando estabas con tu ex-novia?

-Sí. ¿Por qué te cuento esto?

-No sé. ¿Y ahora vendrá una? - asintió - Pues me voy - dijo levantándose.

-No, no es eso... Quiero que me ayudes - lo miró.

Una desgracia con suerte.Where stories live. Discover now