Capítulo 8

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Despierto respirando rápido y con dolor en músculos que ni sabia que existían.
Me siento demasiado rápido y mi cabeza me duele, bajo mis manos siento tierra y al mirar a mi izquierda veo una pared de madera. Estoy de nuevo en la cabaña en la que me habían encerrado. No sé en que estaba pensando cuando quemé el arma de Scott. En ese momento ya sabía que no tendría oportunidad de escapar, y ahora tampoco la tengo. Volteo la cabeza al otro lado y veo a Ariana con los ojos muy abiertos, el mismo vestido amarillo del otro día y un paño mojado en manos. Está agachada a mi lado. Intento moverme para pararme pero descubro que estoy encadenada por las muñecas y los tobillos. De nuevo no.
- ¡ Despertaste!- dice.
- Eso parece.- digo con la voz un poco ronca.
Ella me comienza a tocar la cara y me echa de nuevo.
- Tienes fiebre y en sueños te movías y gritabas. Debes descansar.
- ¿ Cuánto tiempo estuve desmayada?
- Sigues estándolo.
- ¿ Qué?
- Shhhh. Habla más bajo.
- ¿ Qué está ocurriendo?
- Te voy a ayudar a tu amiga y a ti a salir de aquí. Esto no es justo con ustedes, esta guerra no es justa para nadie. Y yo odio las injusticias.- dice Ariana, su voz es tensa y firme.
- Pero, ¿ Cómo nos vas a ayudar?- digo desconcertada.
En eso escucho pasos.
Ariana parece que también los ha escuchado.
- Finge que sigues desmayada. De seguro... es Scott.- ahora está nerviosa.
Cierro los ojos y respiro pausadamente.
La puerta se abre, escucho pasos y a alguien cerrándola.
Escucho a Ariana levantándose.
- Ariana. Sabía que te encontraría aquí. Estás tan pendiente de esa chica.
La intuición de la sirvienta era acertada. Quién hablaba era Scott.
- Sabes muy bien que es mi trabajo, Scott ¿ Por qué has venido?
- Mis manos comenzaron a sangrar nuevamente, ni con magia se curan. Todo culpa de esa...
- ¿ Y quieres que te ponga nuevas vendas?- lo interrumpe Ariana.
- Sí.
- ¿ Por qué no se lo pediste a Camila? Ella está en la enfermería, y yo estoy ocupada.
- Se acabaron las vendas, las últimas te las llevaste para su cabeza.- dice, y supongo que habla de mí.
- Bien, creo que me sobrará un poco para tus manos.
- Gracias. Me encanta como siempre sacrificas tu tiempo para ayudar a todos.
Abro mínimamente los ojos para ver que ocurre y veo a Scott dando un paso en dirección a Ariana, ella retrocede.
- Aléjate. Sabes muy bien que te puedo hacer nuevas cicatrices.
- No se teme a lo que se ama.- dice Scott y se acerca a Ariana. Esta vez ella no retrocede.
- Estás con Katy.
- Sabes que solo estoy con ella por interés. Quiero tener más consideración de parte de Diciembre.
- Eres repugnante. Te odio, y si no te alejas de mí te mato.
- No eres malvada Ari, no matas.
- Pues eso prueba que no me conoces, y me subestimas. Ya no soy esa chica dulce de 14 años que se volvió tu amiga y tú tampoco eres el chico gentil que solías ser. El Ejército Oscuro te ha convertido en un monstruo. Y tú sabes que yo puedo muy bien matar a un monstruo.- su voz demuestra desprecio y asco.
Él retrocede.
- ¡Bien, entonces solo dame las malditas vendas!- exclama molesto.
- ¡ Toma tus malditas vendas!
Ariana coge dos vendas del suelo y se las tira.
Él las recoge y se va, tirando la puerta.
- Lamento que hayas tenido que escuchar eso.- me dice ella, mirando a la nada.
- Y yo lamento que tengas que convivir con él.
- Ni te lo imaginas

SIBERIA 2: La espinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora