Capítulo 9

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Ariana
3 semanas antes.
Me habían encargado la misión más difícil que una sirvienta pudiera tener en el campamento del Ejército Oscuro: Llevarle la comida a Octavio Winter. Sé que no suena muy aterrador pero era  peligroso. Tres amigas mías habían salido llorando de su cabaña, cubiertas de comida y con expresiones de horror; ellas dicen que no volverían allá ni a cambio de su libertad. Yo tengo fama de ser la más amigable y gentil entre las sirvientas... y también la más bonita, así que si yo no lo hacía comer nadie lo haría. Octavio nunca salía de su cabaña, pero de ella llegaban ruidos, olores y humos que no podía imaginar de que provenían. Decían que estaba devastado desde lo que ocurrió con su hermana. No sé lo que pasó y no fue por falta de gente que intentó contármelo, siempre le daba oídos sordos a chismes ya que estos solo dicen mentiras y yo prefiero darme mi propia opinión acerca de los otros. Mi hermana mayor Camila, se había  ofrecido para ir en mi lugar pero no le había dejado por miedo a que la lastimaran. Ahora yo tengo esa responsabilidad y debería tocar de una vez la puerta porque ya estoy aquí parada hace diez minutos.
Entonces, doy tres golpes.
- ¿ Quién es?- pregunta una voz ronca desde el interior.
- Abre la puerta y lo descubrirás.
- No voy a abrir si no dices quién eres.
- Su comida se enfría señor, y no me gustaría tener que recalentarla.
- Vete. No tengo hambre.
- Lleva días sin comer, es claro que tiene hambre. Abra la puerta, por favor.- suplico.
La puerta se abre tan repentinamente que casi caigo para atrás. Octavio está parado ahí con expresión enfadada, el cabello rubio despeinado, la ropa echa un desastre y unas ojeras de quién no duerme a siglos... y si no estaba comiendo ¡ Pronto moriría!
- Te he dicho que te vayas y no tengo hambre.
- Si no comes morirás.
- ¡¿ Y a ti qué te importa?!
Él se mueve muy rápido hacia la bandeja para intentar tirármela en la cara pero yo soy más rápida y la pongo a un costado.
- Tu estado de salud no me importa, pero me importa el mío y si no te dejo esta comida y recojo este plato vacío no me dan comida ni a mí ni a mi hermana, así que si no la quieres comer bótala, solo devuélveme el plato vacío.
Él me mira unos segundos interminables y abre la puerta lo suficiente para dejarme pasar. Entro antes de que cambie de opinión y lo que veo en la habitación casi me hace tirar la bandeja al suelo. Nunca había visto una habitación tan sucia y desordenada en mi corta vida, y mira que para mi edad ya había limpiado habitaciones muy sucias. En el centro había una gran mesa de laboratorio llena de envases y tubos de ensayo con líquidos de diferentes colores, olores y estados; habían libros en el suelo y líquido desparramado en la alfombra. La cama estaba a un lado, estaba desecha y sobre ella había una toalla sucia y mojada ¡ hasta el techo y la cortina estaban sucios de humo y líquidos que ni imagino que serán!
- He muerto y estoy en el infierno de las sirvientas.- digo sin querer en voz alta.
- Es una obra de arte. Tardé en conseguir que quedara así. Solía ser una persona ordenada. Supongo que cambié en varios sentidos.
- Tengo que limpiar esto o no voy a conseguir dormir de noche.
- No. Ahora deja la comida en la cama y  lárgate.
Dejo la bandeja en la cama y cuando me dispongo a irme, Octavio me pregunta:
- ¿ Cuál es tu forma favorita?
Me parece rara la pregunta, pero algo me hace querer contestarle.
- ¿ Te refieres a una forma geométrica?
- Sí.
- Creo que no tengo.
- Pues escoge una.
- Creo... que el círculo.
- Todos escogen el círculo ¿ Por qué lo escogiste ? ¿ Por qué es infinito? ¿ O por qué no tiene lados?
- Sí. Me gustan las cosas infinitas.
- No conoces nada infinito ¿ Cómo sabes que te gustan las cosas infinitas?
- Algo no deja de existir con la muerte porque está en la memoria de las personas, y eso lo hace infinito. Todos tenemos la misión de hacer que algo sea infinito y eso me hace sentir que sirvo de algo, que soy importante. Sé que voy a hacer que algo sea infinito, solo no sé lo que es. El círculo simboliza el infinito porque nunca se acaba y por eso me gusta el círculo.
- ¿ Cómo sabes a qué viniste ha hacer infinito?
- No lo sé, cuando se me presente lo sabré...¿ Pero a qué viene la pregunta?
- Me encargaron de construir algo, y necesitaba una forma de base.
- ¿ Cuál es tu forma geométrica favorita?
- Mañana cuando vengas a recoger el plato te lo digo, y te explico por qué.
- Mañana es mi día de descanso, vendrá otra chica... pero vengo mañana y me paso el día hablando de formas geométricas contigo si me dejas ordenar tu habitación.
Después de un largo momento me contesta.
- Bien... Pero la volveré a desordenar en poco tiempo.
- Y yo la volveré a ordenar en poco tiempo.
- Eso sería infinito.
- Creo que a ti también te gustan los círculos.
- Tal vez.
Me retiro y dejo al chico en sus pensamientos sobre círculos, infinito y habitaciones desordenadas.
Nos volvemos a encontrar el día siguiente y el siguiente y aunque ya no me lo ordenaban yo seguía hiendo porque me gustaba su compañía ¡ Amaba su compañía! ¡ Amaba a Octavio Winter!

SIBERIA 2: La espinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora