Capítulo 14

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Me limpio las lágrimas del rostro y vuelvo a llenar de aire mis pulmones. Miro a la máquina y ahora que la examino mejor, parece emanar una fuerza invisible de magia negra, tanta magia negra que se me seca la boca con tan solo llegar más cerca. De cualquier manera toco su superficie: está muy caliente. Parece que un susurro viene de adentro de la máquina, como voces. Voces ¡ Ya se lo que hizo mi hermano! Es la misma sensación, casi las mismas voces que sentí cuando estaba en esa escalera con Adele en el Castillo de Obsidiana. Mi hermano, bueno, Octavio( si dice la verdad sobre mí) ha encerrado demonios adentro de esta cosa. Eso bien que podría destruir a las musas si son demonios fuertes lo suficientes, pero para que lo sean deberían ser sacados de la misma dimensión del infierno... ¿ Habrá ido Octavio allá para poder construir esto? ¿ Como habrá sobrevivido al infierno?
Vuelvo a mirarlo y lo pongo en el suelo suavemente. Sigo pensando en lo que me dijo ¿ Quién le habrá contado todo eso sobre mí? ¿ Diciembre? Y la pregunta más importante ¿ Debo creerle? Bueno, tengo que enfocarme en la máquina y de cómo deshacerme de ella. O usarla contra las Musas Oscuras, aunque la verdad es que no sé cómo hacerlo. Y por lo visto la máquina no está lista.
Debo destruirla, ya que no sabré terminarla, pero, ¿ Cómo podré destruir demonios? Bueno, sé que pueden ser controlados o encerrados... Controlados, ¡ eso es! Abriré la compuerta y soltaré los demonios, así los controlaré y destruiré a las Musas Oscuras.
Sonrío y camino hacia una pequeña compuerta localizada en el extremo derecho, pongo la mano en el cerrojo y... No puedo hacerlo, deben de haber más de mil demonios encerrados. Son demasiados, serán muchas voces, mi cabeza va a explotar antes de que pueda hacer cualquier cosa.
- Buu.- salto del susto con mi corazón a la velocidad de la luz. Esa voz vino de detrás de mi. Preparo mi poder. Me es más eficaz que mis armas.
Miro a Octavio y veo que él sigue desmayado, y babeando todavía. No fue él. Miro a todos lados y no veo nada.
De pronto escucho estática viniendo de la radio, y después voces.
Siberia, Siberia, Siberia, Siberia... la "Luz" de mi vida... jajaja... Como su abuela ... como su abuela... como su abuela.
La radio se apaga.
- Como su abuela.- dice la misma voz detrás de mi oreja.
Me volteo y veo a Noviembre y a Octubre, con aspecto magnífico y altivo como siempre. No pierdo tiempo y con el corazón en la boca tiro una bola de fuego del tamaño de una pelota de fútbol en su dirección.
Noviembre extingue el fuego con un solo gesto de la mano.
- Puedes tener poder, pero nosotras tenemos experiencia querida.- dice Noviembre y sonríe.
Intento correr hacia la puerta pero una fuerza invisible me tira al suelo y en el mismo instante siento un dolor agudo en las costillas. Raios.
Mi pierna derecha sube y me encuentro colgada en el aire boca abajo.
Octubre ríe de forma infantil y dice:
- ¿ Te gustó el truco de la radio? ¡ Me encantan las películas de terror! ¿ Quieres descubrir otra cosa que hacen en las películas de terror? Jajajaja.
- Octubre, ya acordamos como la íbamos a matar. Bájala.- dice Noviembre volteando los ojos.
- Sí, pero primero tenemos que quitarle el poder...
- ¡ Cállate tonta!
- ¡ La tonta aquí eres tú!
Las hermanas continúan discutiendo quién es más tonta en quanto yo pienso que hacer. Pero no puedo hacer nada.
De pronto escucho una voz serena en mi mente: Soy Agatha, tu abuela, abre la compuerta. Si yo pude tú puedes.
Miro la compuerta y llamo mi magia del aire, para poder abrirla.
- Ah, no, eso no vas a hacer.- dice Noviembre, dándose cuenta de lo que intento hacer. Ella me tira al suelo como una muñeca de trapo y susurra algo en mi dirección. Magia negra.
Siento un dolor de cabeza horrible y grito, mi visión falla y siento sangre salir por mi nariz y por mis orejas. Pero no es solo eso, también siento que mi magia se va alejando de mi, me va dejando.
Miro a las musas: las dos están tomadas de las manos y con expresión muy concentrada, pero hay más... están cansadas, como si para quitarme la magia a mí, tengan que sacrificar un poco la de ellas.
Las dos cierran los ojos y se arrodillan, apoyándose entre si. Esto las desgasta más que a mí.
Miro la compuerta, tendré que hacerlo sin magia. Muevo mi mano, la cual está temblando, y me arrastro algunos centímetros. Está muy lejos, pero no tengo opción.
Me arrastro otros centímetros y veo mi sangre manchar el suelo. Mi cabeza palpita al ritmo de mi corazón. Otros centímetros. Vamos Siberia. Otros más. Mis costillas rotas no me dejan respirar y eso empeora mi dolor de cabeza, entonces pienso: ¿ y si renuncio?¿ por qué estoy haciendo esto? La respuesta viene en recuerdos: Amanda llorando, mi madre muerta. Por ellas hago esto. Casi un metro más cerca. Más cerca, más cerca. Las musas ya se encuentran sentadas en el suelo, muy frágiles. Ojos cerrados. Estoy a un brazo de distancia. Me estiro. Mis costillas duelen. Me estiro. Mi cabeza duele. Me estiro. Abro la compuerta.

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2017 ⏰

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