Capítulo 12

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Miro mis muñecas y hago que las esposas se derritan, y aunque me cuesta más que en situaciones normales, lo que significa que estas si funcionan, logro liberarme. No son suficiente para la magia de una Luz.
Comienzo a levantarme para ver que hacer a continuación cuando una mano me toca el hombro. Me volteo preparada para enfrentar a cualquier enemigo, pero la chica que me tocó no parece amenazadora.
- Cálmate, soy Camila, la hermana de Ariana. Supongo que ella ya te habrá hablado de mí. Te ayudaré a escapar, cálmate.
La miro de arriba a abajo. Tiene un pantalón celeste y un polo manga corta del mismo color, es muy parecida a su hermana salvo por el pelo ordenado en una trenza complicada y las manos. Ellas carecen de las callosidades de las de Ariana. Son manos delicadas pero firmes, son manos de un médico. Está mirando la carnicería que se encuentra a mi costado, tiembla ligeramente.
Aparta la mirada de Scott y la pone en mí.
- ¿ Me puedes ver verdad?- pregunta con precaución, aunque ya relajé mi postura.
- Claro que te puedo ver.- digo frunciendo el ceño.
Ella ríe nerviosamente, con una poco de vergüenza y luego se explica:
- Es que estoy bajo un hechizo de invisibilidad.
La observo mejor y veo que emana una leve luz azul del cuerpo.
- ¿Entonces como puedo verte?
- Ummm, no lo sé. Se supone que solo las musas lo pueden hacer, y el mismo dios claro. Pero, tu amiga me explicó algunas particularidades tuyas así que...
- ¿ Amanda está aquí?
Mi ritmo cardiaco se eleva de miedo y de añoranza.
- Sí, sí lo está. Nos espera detrás de tu cabaña, bueno, tu prisión con sus armas y las tuyas.
Hago el ademán de salir corriendo en dirección a mi cabaña, pero Camila agarra mi brazo y me detiene.
Cuando lo hago ella me suelta inmediatamente y entrelaza sus manos. Tiene miedo, aunque sus ojos no lo muestran. Supongo que esa mirada firme y esperanzada es lo que se obtiene con muchos años intentando salvar gente que sabes que va a morir. Eso es lo que está haciendo por mí ahora.
- No pueden descubrir que estamos aquí, tenemos que esconder el cuerpo y cubrir de nieve la sangre. Nuestra suerte es que dejaron entrar el clima frío en el campamento hoy.
Recordé que el clima podía ser controlado dentro de los límites del lugar.
Podría deshacerme del cuerpo haciendo que se lo tragara la tierra, o haciendo que levite hasta esconderlo en alguna parte, y podía hacer que la sangre se separara del agua del charco y ya que era una simple gota, limpiarla con mi manga. Pero, por alguna razón todavía quería mantener oculto que soy una Luz. Controlar los 4 elementos podía ser mi elemento sorpresa en alguna ocasión.
- Voy a reducir el cuerpo a cenizas y evaporar el charco.- digo y lo hago.
Recuerdo cuando Octubre me pidió que evaporará un lago en medidas correctas. Claro que no pude hacerlo, pero al evaporar sin querer toda la nieve y dejar cuatro metros de suelo anormalmente a la vista, vi para lo que podría servirme, para medir mi poder, para controlarlo, para saber cuándo usarlo, cómo y en qué cantidad. Es una lección valiosa... una advertencia valiosa.
Después de sepultar las cenizas de Scott bajo la nieve que quedó a un lado, caminé rápidamente con Camila hacia mi cabaña.
- ¿ No iban a venir a recogerme en la madrugada? Recién el sol se está hiendo.
-Amanda quiso venir antes, y aunque le insistí que sería más seguro más tarde ella me imploró por esta hora. Estaba muy desestabilizada, ya no podía estar más tiempo en esa prisión.
Me sentí mal por mi amiga, no había pensado en cómo podía estar emocionalmente ante todo esto.
Al fin llego a mi cabaña, Camila me guía hasta la parte trasera y ahí está ella.
Corro a abrazarla y ella hace lo mismo, cuando la aprieto contra mí, Amanda mi dice al oído de forma discreta:
- No confíes en Ariana.

SIBERIA 2: La espinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora