Capítulo 1

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Me había pasado horas examinando esa espina y horas pensando en lo que ocurrió en el funeral de mi madre.
Las palabras de mi hermano Octavio resonaban en mis oídos como si él las estuviera gritando en ese mismo momento:" Siberia, no te amo solo como hermano. Tú eres la chica por la que no pude estar con Amanda. Tú eres la chica misteriosa ¡ te amo!"
Esas palabras todavía me daban repulsión y me hacen recordar lo que hice después.
El aire se fue de mis pulmones, pero cuando volvió grité lo más fuerte que pude. Eso llamó la atención de Octavio quién se levantó de un salto y corrió al interior del bosque. Vinieron los guardias y Amanda apresados, aunque la nieve los retrasaba. Se hizo una búsqueda pero no encontraron a mi hermano por ningún lado; más tarde se encontró a los guardias que guardaban el portal muertos y se intuyó que había escapado.
Escapar.
Eso es lo único que hace el Ejército Oscuro, nombre que se le atribuía a los combatientes de Diciembre.
Ella, mi tan querida abuela, está en estos momentos en su Castillo de Mármol.
Lista para activar o desactivar el portal que tienen ellos. Es su centinela, la que protege para que no hayan invasiones. Nuestra centinela es Febrero, es un poco distraída pero extremadamente hábil con la magia de los portales.
En cambio, yo estoy en primera fila junto a Amanda, el dios, Adele Rose y... Aeneas.
Me duele solo pensar en él. Todo indica que ya no me ama y que lo de las pruebas que me haría de su amor, ya no me iban a ser dadas. Aunque no es que las necesite. Si él me dijera en estos momentos que me ama no dudaría en tirarme en sus brazos. Pero no lo ha hecho. Esto parece una mala broma ¡ parece que ha olvidado nuestro amor!
Si es que había algún amor...
Ahhhh! Me vuelvo loca.
Cálmate.
Respiro hondo y continuó a pensar.
Samantha no me ha vuelto ha hablar desde nuestra conversación antes del funeral de Laelia Winter. La daga que ella me había dado se encontraba clavada en el suelo a un metro de distancia. Mirarla me quitaba la tristeza y me ponía el espíritu de venganza y las agallas para poder salir y carbonizar esas personas.
Carbonizar personas y árboles. Hasta apareció en el tonto periódico que mi padre acostumbraba leer por las mañanas sobre los incendios forestales  gracias a su inmensa magnitud. Sí, estábamos usando la dimensión en la que nací ( supongo) y crecí como campo de batalla. Lo que nos ocultaba era la magia milenaria del dios y su protección.
En ese momento entra Amanda, haciendo que me sobresalte.
- Ven a comer. Pareces una calavera.
- No quiero.
- ¿ Te pareció una pregunta?
- no.
- Eso pensé. Te quiero.

SIBERIA 2: La espinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora