SIBERIA 2: La espina

Capítulo 11

Le había dado mi número a Ariana y había decidido tomar una siesta hasta que llegaran a salvarme. Fue extrañamente tranquila, pero eso a mí no me tranquilizó. Parecía la calma antes de la tormenta, una de las grandes.
Me despierto con el sonido de la llave girando para abrir mi puerta ¡ Son ellas!¡ Voy a salir de aquí!
Me levanto lo más que me permiten mis cadenas y sonrío, no espero la hora de irme de esta cárcel.
Pero, por coincidencias del destino o por mi tan tremendamente grande mala suerte no son ellas. Es Scott y ha descubierto que ya desperté, en resumen he acabado con mi oportunidad de salir de aquí mismo antes de que comenzara ¡ Felicidades Siberia!
- Despertó nuestra Bella Durmiente. Perfecto, necesito llevarte con Octubre y Noviembre. Pero primero, quería decir que te ves mucho mejor sonriendo que dando quemaduras de tercer grado en las manos de las personas.
Ya no estaba sonriendo, ni pensando en una manera de escapar. Estaba totalmente consumida por la rabia que me producía haber arruinado el plan y tener que ver la cara de este individuo una vez más.
- Y tú te ves mejor gritando de dolor. Sí, te vi gritar como una niñita antes de desmayarme. Música para mis oídos.
- No tengo tiempo para pelearme contigo, como ya dije antes, debo llevarte a tu muerte.
- A la muerte de las Musas Oscuras, dirás. Y de la tuya tal vez en el paquete.
Él se ríe. Es una risa sarcástica y convencida. El tipo de risa que más me irrita.
- Vamos.
Se acerca para sacarme las cadenas pero en vez de hacer eso, me pone unas esposas en el antebrazo y después saca una llave y me quita las cadenas. Entonces, sube las esposas hasta mis muñecas y estas se ajustan mágicamente.
- ¿ Qué...?
- Aprendo de mis errores. Estas son esposas que repelen la magia, todavía más fuertes que las cadenas que estabas usando. Las hizo tu hermano. No queremos que lastimes a nadie, ni intentes escapar de nuevo, aunque sepas que vas a fallar. Por lo que veo tienes tendencia a hacer cosas estúpidas.
- Y tú a ser un estúpido rostizado.
Scott me mira como si fuera una forma muy mala de desperdiciar oxígeno y me levanta de un salto.
- Camina. Y no hables hasta que lleguemos.
- Solo no voy a hablar porque yo no quiero. Que conste que no te estoy obedeciendo.
- Bien, bien. Solo camina. Cuánto más rápido me libre de ti mejor.
- Para ambas partes.
Decido callarme y caminar hasta el exterior de mi cabaña del tamaño de un armario de jardín.
Está casi anocheciendo y el sol naranja pinta la nieve, en algunas partes derretida, y el cielo, pareciendo que los dos son uno en el horizonte. Bonito, pero no aprecias tanto las cosas cuándo te llevan a la muerte.
No hay casi nadie afuera, solo veo algunas siluetas de guardias y sirvientas a lo lejos. El campamento es muy grande.
Ahora hay que dejar de lado el odio y ponernos a pensar.
¿ Qué hago para sacarme estas esposas? No creo que la fuerza de voluntad funcione como lo hizo cuando me desperté del coma. No si fueron hechas por mi hermano.
- Voltea a tu derecha y ve a la casa más grande. Es ahí.- dice Scott.
No sabía que sería tan cerca. No tuve tiempo para pensar en cómo quitarme esto. Me quedo petrificada en mi sitio.
- Ve a tu dere...
Salgo corriendo en la dirección contraria lo más rápido que puedo, aunque se me hace difícil correr por el suelo lleno de agua que alguna vez fue nieve.
Scott no tarda en alcanzarme y se lanza sobre mí para tirarme al suelo, me pone boca arriba y presiona una daga en mi cuello. He caído en un gran charco de agua y los dos estamos mojados.
- No pensé que serías tan tonta. Mereces un castigo por intentar escapar de nuevo. Las musas nunca dijeron que te entregara intacta, y además todavía no les comuniqué que estás despierta, puedo demorarme lo que quiera torturándote.
Él aprieta más el cuchillo contra mi garganta y siento un hilo de sangre. Al mirar de reojo a mi lado izquierdo veo una gota de mi sangre caer en el agua y mezclarse con ella.
Él está sonriendo.Es una sonrisa diabólica.
Siento un ardor conocido en la boca del estómago y de pronto toda el agua del charco está roja con mi sangre, la que él ha derramado. Esa única gota ha pintando de escarlata toda la dimensión del charco y ahora sube por el uniforme y la piel de Scott y se mete por su nariz y su boca. Él sale de encima mío y bota la daga a un lado. Se está ahogando. Se tira al suelo cogiéndose del cuello y convulsiona. No muevo ni un dedo para ayudarlo. Segundos después deja de moverse y solamente me mira. Su mirada más que terror tiene acusación y sorpresa, entonces sus ojos se vuelven vidriosos y deja de respirar.
He matado a una persona, con magia del agua. Y lo hice yo porque nadie que tenga magia del agua está aquí. Eso significa que tengo magia del agua, y lo que ocurrió con el arbusto fue magia de tierra. Magia de tres elementos. Esto no puede estar pasando, la magia elemental es la magia de energía blanca más pura que existe y si tengo poderes de tres elementos significa que soy... No, espera.
Rasgo un pedazo de la tela del uniforme de Scott y me concentro en todo lo que he sentido desde que entré en este lugar, desde que comencé esta nueva vida. Abro los ojos y la tela está flotando a la altura de mi boca. Muevo mis manos de un lado a otro y la tela también se mueve. Eso es magia del aire.
Tengo magia de los cuatro elementos.
Amanda estaba en lo correcto.
Todo lo inusual sobre mí ( todavía más inusual que lo de tener magia) ocurría porque yo soy... Yo soy una Luz.