Se quedó mirando la cabeza destrozada de quien había sido su maldito mejor amigo por largas horas mientras intentaba descifrar cómo demonios había sucedido eso, cómo alguien podía ser tan estúpido como para arruinar tantas vidas sólo porque sí. Y aun cuando sus ojos escocían por las lágrimas que no querían dejar de caer, no sentía culpa. Ellos habían asesinado al amor de su vida y él, él sólo había cobrado venganza. ¿Pero qué significaba la venganza ahora que todos los asesinos de Gerard estaban muertos? ¿Es que acaso había pensado que luego de acabar con ellos Gerard iba a volver a él?
Lo había pensado. Lo había pensado.
Su mirada estaba viajando por las manchas que lucían negras sobre la pared cuando descubrió que sus párpados ya pesaban demasiado, y en algún minuto después de eso se quedó profundamente dormido. No supo por cuanto durmió, pero cuando despertó el cadáver de Bob ya no estaba, y la sangre tampoco. Había luz ahí dentro, y él, en lugar de estar durmiendo sobre la máquina congeladora, estaba sobre un mullido sofá con aroma a hogar. Parpadeó varias veces, sabía que era imposible que todo hubiese cambiado tanto en tan poco.
— ¿Nos queda jugo de naranja? —Escuchó la voz de Gerard venir desde la pequeña cocina— Quiero jugo de naranja.
Frank sonrió lacónicamente. Era obvio que esa cabaña de mierda no había cambiado, todo seguía siendo igual y él estaba dentro de un sueño. Un hermoso sueño en donde el lugar era habitable, y en donde Gerard estaba vivo y feliz. Sabía que quizás no duraría tanto, así que decidió dejarse llevar por su subconsciente. Unos instantes de felicidad con su otra mitad antes de darle fin a todo de manera definitiva.
— Voy a revisar, amor —respondió cuando entró a la cocina.
Gerard estaba de espaldas a él, frente a la cocina y totalmente concentrado en los panqueques que estaba preparando. Todavía traía ese feo pijama con la cara de Jar Jar Binks por todos lados. Se lo había comprado para hacerlo enojar, hacía años, porque sabía que Gerard odiaba a ese tipo. Pero había amado el pijama. Frank sonrió y silenciosamente se acercó hacia él para abrazarlo por la espalda, escuchó a Gerard reír por lo bajo cuando sus labios tocaron el cuello ajeno, y no tardó en girar el rostro para besarle en la boca.
— Buenos días, dormilón —dijo Gerard—. Estoy preparando panqueques porque es domingo de panqueques.
— Domingo de panqueques —repitió Frank, asintiendo lentamente.
— Ahora ve a buscar el jugo, la mesa está lista.
Frank se vio obligado a apartarse de él, aunque no tenía ganas en lo absoluto. Gerard se sentía tan cálido que por instantes sentía como se disolvía junto a él. Y aunque le resultaba tonto y masoquista, no podía evitar añorar la forma en que su corazón latía. Latía de manera tan hermosa.
— El jugo —repitió Gerard. Frank asintió.
A regañadientes fue hasta el refrigerador y abrió la puerta, a simple vista lucía como el que tenían en casa cuando Gerard aún vivía. Estaba plagado de lácteos y un sinfín de frutas y verduras, en la puerta encontró una botella medio vacía con jugo de naranja en ella, y luego de tomarla cerró la puerta.
— Ve a sentarte —ordenó Gerard—, yo iré enseguida.
Frank asintió, y luego de mirarlo por unos instantes más regresó a la habitación que contenía el comedor y la sala de estar en donde había estado reposando. Sirvió jugo en ambos vasos y luego tomó asiento a un lado de la pequeña mesa. Estaban esos finos platos ahí, esos que su suegra les había regalado cuando finalmente se habían mudado juntos pero que Gerard nunca usaba porque eran demasiado costosos y bonitos y no quería que se arruinaran si no se trataba de una ocasión especial.
![](https://img.wattpad.com/cover/70325252-288-k492873.jpg)
YOU ARE READING
the hunt ・ frerard
FanfictionFrank Iero hizo una promesa frente a la tumba de su novio, y va a cumplirla.