Capítulo 10.- Nuevos sentimientos

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Elena estacionó el coche enfrente de su casa. Eri nos esperaba ilusionada en el portal de su casa dando saltitos.

Cogí mi mochila y salí del coche, seguí a Elena hasta el portal de su casa y Eri corrió a darme un abrazo. Rápidamente la aparté incómodo.

-Oh si- dijo Eri con su perfecta sonrisa- contacto lo justo, lo olvidaba.

-Sueles olvidarlo muy a menudo

-Pasa, no te quedes en la puerta- dijo Elena

Eri me cogió del brazo y ella y su entusiasmo me arrastraron hasta su habitación. En el suelo había un colchón preparado que sería donde yo dormiría, colocamos mi ropa en un cajón y nos sentamos en la cama donde dormiría Eri

-¿Qué le has dicho a tu madre?

-Nada, que pasaría el fin de semana fuera de casa. Quizás sepa donde, quizás no. ¿Qué pasa si hace lo que dijo?

-Realmente no dijo nada.

-¿Como no puedes estar preocupada? nos amenazó a los dos.

-Porque se que perro ladrador poco mordedor.

-Eso no es así Eri... - dije nervioso tocando mis dedos. - Ella mientras ladraba me ha mordido.

-Pero ahora estarás bien. Te queda un mes para cumplir los 18. Vivirás aquí. Mi madre está vaciando la habitación de al lado, la utilizábamos de trastero, es más grande que esta. Además tiene aseo propio y todo. Estarás bien.

Estaré bien... Solo quiero estar bien.

-Eri yo... No se como agrad...

-No - dijo cortándome - no se te ocurra dar las gracias. Entre los dos nos hemos ayudado. Así que no hay un gracias, hay un nos tenemos los dos para lo que necesitemos.

-¿Yo te he ayudado? - dije sorprendido.

-Daniel, no eres el único que tiene problemas-  dijo con su sonrisa- yo tengo muy buena relación con mi madre, pero prácticamente vivo sola, no se que es tener un padre, no se que es tener amigos, divertirse con ellos, nunca he tenido tiempo para ir a tomar con café con ellos, porque estaba demasiado ocupada ayudando a mi madre, dibujando, haciendo las tareas de casa, ir a comprar... Ella se dio cuenta hace poco lo descuidada que estaba. Me explicó que necesitaba encontrarse a si misma y no había pensado en que yo era simplemente una niña que también había perdido a un ser querido y la necesitaba más que nunca. Mi familia no es perfecta, mi madre no lo es, yo tampoco, pero nos queremos, y la he perdonado, me prometió estar ahí para mi la próxima vez. Y la creo, porque ella es así, ayuda a la gente a sentirse mejor, a curarse, a vivir. Ella es fantástica. Sé que ha estado unos años que parecía que no tenía hija, pero puedo comprender cómo se siente. Tú me ayudaste a no sentirme tan vacía, tan sola. Sé que fui muy impulsiva al principio diciendo que me daba igual lo que venía, que solo quería ser tu amiga. Pero la verdad es que era cierto, y lo sigue siendo, no entendí que me pasó, pero en cuanto te vi supe que tenía que conocerte, cuando te vi dormir, tan relajado, con esas ojeras y esos ojos hinchados, supe que no estarías en tu mejor momento, pero nunca me imaginé todo esto de tu familia.
Daniel, estoy aquí para ti y sé que tú estarás para mi, cuando te necesite. Cuando nos necesitemos.
Eres junto con mi madre, la persona más importante de mi vida. Y quiero que lo seas siempre, porque desde el primer momento supe que serías esa persona especial.

Tragué saliva, no sabía que decir ni que hacer. Ella era mágica. Tenía problemas y sonreía como si fuera la persona más feliz del mundo, su sonrisa brillaba a kilómetros haciendo florecer todo a su paso. Siempre había pensado que ella no sabía que era sentirse sola, el dolor, quizás no era tan inocente como yo pensaba, quizás no perdería su sonrisa aún que supiera todas mis mierdas, quizás seguiría ahí para siempre, creando momentos cómodos, como aquel cuando nos quedamos dormidos juntos, o cuando ella y su madre me sonreían viendo como me comía una estúpida hamburguesa. Quizás ella era mi salvavidas que me mantendría flotando hasta que llegara a la superficie y pudiera mantenerme yo solo.

Y entonces fui consciente de un sentimiento nuevo, algo que nunca antes había sentido, que no podía explicar ni entendía que era.

Pero era cálido y dulce, y ese sentimiento hizo que abrazara a Eri con todas mis ganas. Que sintiera aún más calidez y mi corazón latiera tan deprisa. Ella me correspondió el abrazo y me susurro que todo estaría bien.

Quería quedarme así para siempre.

No abras mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora