El laberinto de Eleanore (CORRIGIENDO) SIN TERMINAR

Regreso y llegadas tardes

Hoy era un terrible lunes más, con una diferencia que aún no notaba, o que más bien no recordaba, lo primero que hice fue ir a la cocina, me sentía los ojos hinchados de tanto llanto, pero esta era otra semana. Todo debía ser diferente y debía recordarme que " el control lo era todo".

De pronto note el aparato infernal, y me decidí a encenderlo porque era hora de volver a la realidad; en cuanto lo encendí comenzó a sonar como un loco, tenía mil mensajes, pero los últimos llamaron toda mi atención.

¡Hola! Ya vienes de camino.

Jorge

Te estamos esperando con el jefe, y no está nada feliz.

Laleh

-— ¡Oh por dios! —Que tonta, como lo olvide hoy debía estar en la ofi, apresure el desayuno y me fui a la ducha, tome una ropa casual, unas calzas celestes, una pantalón azul y una camisa de chiffon de seda en tonos verdes con estampado asimétricos.

Busque mi bolso de viaje y empaque lo que pude, unos tacones, botines, calzas negras, pantalones y diferentes blusas, iría a Long Island pero, decidir que no llamaría donde mi abuelo porque sería una gran sorpresa. Tome mi mochila y el bolso de mi laptop, donde por cierto guardaba más que solo la laptop.

Tome el primer bus y cerca de las 11 ya estaba en Long Island, frente a una enorme puerta verde y a punto de sonar el timbre.

En el camino habían hablado con el sr. Hawkins o Clark como me pidió que lo llamara, eso era muy extraño, puesto que no habíamos tratado mucho.

En el camino me apure a explicar que había tenido un pequeño incidente con el transporte -una pequeña mentirilla - y su actitud fue muy distinta a la fiera que esperaba, pero saberlo estaba a punto de ver a una, más bien la única fiera y me esperaba al cruzar la puerta.

Toque el timbre de una casa muy familiar, con una puerta blanca con mirilla, era la casa de mi abuelo James...

Y ahí estaba mi tía Dylan al otro lado de la puerta con una sonrisa y una cara de sorpresa.

— ¿cómo estas Elle? ¿Seguro la pasaste triste sin nosotros el fin de año? – dijo mientras me estrechaba entre sus brazos, al tiempo que me daba besos en la frente como si no nos hubiéramos visto en mucho tiempo, y eso que solo teníamos menos de una semana de no vernos

Aun así no tenía una idea de cuan triste fue ese día, creo que era algo que me superaba.

—Un poco, lo admito. Los extrañe-dije soltando una risita.

Pero en verdad lo admitía el fin de año me la pase llorando por un asunto que no valía la pena o eso me repetía, por un pasado llamado Jared Evens, mi estúpido ex novio, más bien alguien con quien aplicaría el consejo de Luka Granti mi mejor amigo hasta ahora...

Él siempre decía: — en las relaciones yo no soy el ex de nadie si lo dejamos, si te he visto no me acuerdo, eso todo Elle.

Bueno ahora era buen momento para seguir su consejo.

—Hola Abuelo... ¿Cómo estas...? – dije mientras caminaba hacia sus brazos y esperaba que se notara mi actitud de "todo está bien"

—Aparte de sentado, triste porque la luz de mis ojos me abandonó y se olvidó de mí en año nuevo, tuve que soportar a Leah y a ese chico con su estruendo, tú eres la única con gusto musical... — añadió con un toque de humor, pero continúo. — ¿Quién me pondría a Lakmé, a Adagio...? – touché, mi abuelo como siempre llevaba mucha razón

Entre risas por su comentario de mi hermana Leah le respondí lo obvio—Leah seguro que no...

Y sin más oí la voz de mi madre que venía de la cocina.

—-¿ya te aburriste del asilo? o ¿qué paso ahora? — dijo esto mientras caminaba hacia la sala por el pasillo; debo decirles que por el asilo se refería a la casa de mi padre en Florida

—No, pero tuve que regresar por trabajo, estoy contratada en Hawk Design.- eso no sabía si era verdad, pero esperaba que esa fuera la razón de haber venido

—pues que bien, al fin...- se podía sentir el desdén en las palabras de mi madre, ese comentario hizo que rodara mis ojos. — ¿y Jared? No vino contigo — eso solo termino por irritarme

—Yo... Jared y yo lo dejamos... o más bien lo deje por ser imbécil – añadí sintiéndome con cierto poder aunque sabía que las cosas terminaron siendo distintas.

Mi abuelo intervino—-déjenlo ya, el chico es un completo tonto y más ciego que un topo por no saber lo que tenía... — dijo mientras me señalaba para continuar — en frente.

— ¿Y te iras los fines de semana a ese departamentito en Harlem? —-puse ojos en blanco al oír a mi madre

—No, me quedare con mi abuelo si a él no me molesta... — me sentía la cara hirviendo, mi madre soltaba comentarios como veneno.

-—por supuesto que no, es más sabes que adoro tenerte aquí.- esas palabras me reconfortaban muchísimo, adoraba tanto a mi abuelo, él siempre estaba protegiéndome

Después de toda esa escena dramática me fui a dejar todas las cosas a mi cuarto para instalarme. Hacia una semana que estuve aquí pero había algo que se sentía extraño, en el instante no lo supe, pero ahí estaba una carta sin remitente sobre el velador...

La tomé y la abrí sin más, daba igual que fuera o de quien ya nada podría ponerme mal, ese fin de semana me había servido para renovarme y ser otra persona...

En cuanto la abrí, encontré unas fotos que solo hicieron que me hirviera la sangre, por haber sido una tonta y pasármela llorando este fin de semana, y lo peor era por quien habían sido mis lágrimas.

Era él, Jared con una chica en su departamento, en donde ella llevaba puesta solo una camisa... De él, por eso era claro que por eso no traía remito en el nombre porque era ella, como si no fuera mucho el mensaje, había una carta y ahora que la veía era la misma que se había puesto en contacto conmigo hace unos meses.

Había más fotos intimas de ellos y esa carta:

Querida:
Espero que cuando recibas mi carta y estas fotos, ya hayas olvidado a Jared, el es mio eso fácilmente lo veras en las fotos, aunque eso lo debes notar desde que estabas con él y ya no le interesabas.

Ahora que ya sabes no quiero saber que insistes, no quisiera tener que molestar a tu abuelo James. Además Barbara se molestaría si perdiera a su amorcito Richard.

En ese momento mi sangre hirvió al ver que esa tipeja se iba a meter, no solo con mi abuelo sino con mis amigas.

Oí la voz de mi tía que me trajo a la realidad y baje al comedor, note que había flores blancas, esos jazmines que tanto le gustaban a mi abuela y que me hacen pensar en ella.

Luego del almuerzo, tome mi bolso con la laptop y me dirigí a la oficina caminando para liberar el estrés de esa repulsiva carta, pasando por el Franklin Garden hacia un nuevo rumbo, que aunque no lo supiera por ahora, al cruzar esa puerta mucho cambiaría, lo que no podía saber era si para bien o...