De vuelta a la realidad...

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Chax se molestó en llevarme hasta el hotel, en el camino encendió la radio y en menos de 15 minutos estaba en la puerta del hotel, él se despidió de mi con un casto beso, sé que nuestra relación no se concebía, pero no había necesidad de interpretar nada en nosotros, sobraba con que yo estuviera de acuerdo.

No sabía de qué ánimos estuviera Marco, pero un poco me daba igual, aunque lo cierto es que yo le debía una justificación, era mi culpa que su comportamiento hubiera cambiado.

Llegue al hotel y pedí la copia de mi llave, tome el ascensor, presione el número de piso y una vez en el pasillo el camino hacia la habitación se me hizo eterno.

De la oscuridad de la habitación emanó una voz.

—Buenas noches, Eleanore – había estaba Marco con su pantalón azul marino y solo con su camisola que llevaba dentro siempre

Se veía un poco afectado con una actitud esquiva

—antes de cualquier cosa, yo nunca debí decirte nada. – sentía como una opresión en mi pecho, como era posible un Carter no se disculpa. – nunca debí incitarte de esa manera.

—no era por eso que te esperaba. – un cambio radical en esta conversación. – pensé que te había pasado algo, te vi realmente afectada cuando te fuiste

— realmente estaba muy mal, me desconcertó mucho tu actitud, pero estoy mejor ahora.

— ¿es posible que dejemos eso de lado? – se veía afectado. Estaba desconsolado

—claro que sí, dejemos esto y celebremos esto. – me incline a buscar en el bar y entonces sentí su calor emanar cerca de mi cuerpo.

Era Marco estaba detrás, estaba un poco tomado, no diría que ebrio, pero cuando erguí mi cuerpo para incorporarme sus manos rodearon mi cintura.

Me quito la botella de la mano, y me susurro.

—estabas muy linda en la gala.

Se separó de mí y sirvió dos copas de champaña.

—brindemos por el mejor negocio, por la mejor compañía. – dijo mientras extendió una copa hacia mi

—ese es un buen brindis. – dije al sonar mi copa con la suya, creo que todas esas bebidas ya me estaban cobrando factura.

Tanto así que él me tomo de la cintura y bailamos con notas inaudibles, nos reímos de nada.

Y en un momento sin pensarlo, sin pedirlo.

Sus labios chocaron con los míos, sus manos recorrieron mi espalda, donde hacía poco estuvieron las de Chax.

Todo fue un remolino de ropa, mis tacones quedaron tirados luego de un rato, él se despojó de su camisola y su torso desnudo me dio muchas ideas.

Sus manos recorrieron ávidas la cremallera del vestido hasta que entre vueltas y pasos de baile mi vestido quedo desparramado en la sala.

Ya no estaba tan mal, ese "error" en la habitación.

El desprenderme de mi vestido dejo al descubierto mi pecho descubierto, donde solo llevaba un cubre pezones, y una delicada tanguita blanca de encaje.

Sentí que sus manos me obligaron a chocar contra su cuerpo, hasta el punto que sentí que su erección estaba a punto de hacer estallar sus pantalones.

Estaba extasiada de estar así, tan impedida, pero a la misma vez tan libre; tanto que posicione mis manos en su cinturón, liberándolo, al tiempo que mis manos hábiles desprendieron de su agarre cada botón dejando al descubierto en unos cuantos pasos, su increíble cuerpo y su hermosa erección que amenazaba salirse de su ropa interior.

Sentí su boca recorrer mi cuello, sus manos encargándose de liberar mis pezones...

Seguíamos corriendo al compás de una música imaginaria, hasta que mis rodillas chocaron contra la cama y me recostó con delicadeza.

Me tuvo ahí tendida a su merced con mi respiración entrecortada, excitada, húmeda y ansiosa de su boca, de sus manos...

Se tomó su tiempo para devorarme con sus ojos.

Se acostó junto a mi y me beso el cuello, y bajo un poco.

Llego hasta el inicio de mis pechos, y se detuvo.

Me devoro los pezones como nadie lo había hecho, es decir, no es que tenga mucha experiencia pero fue increíble.

Me puso solo la punta de la lengua, y empezó a girarla sobre la punta, luego lo cubrió todo con su boca y succionó arrancándome muchos suspiros, gemidos y haciendo que me retorciera de tanto placer.

Puso su mano sobre mi vientre.

Mis piernas estaban muy juntas, pero el las aparto y se levanto de la cama, se arrodillo al borde y se apronto a quitarme la tanga.

Me hizo toda clase de cosas ahí abajo, me tomo el clítoris entre los dientes, metió su lengua y la movió como si degustara un helado me estaba haciendo revolverme en la cama, succiono muchísimo.

Me hizo correrme, pero eso no evito que se detuviera, se volvió a la cama y me comenzó a besar, aun con el sabor de mi vagina en sus labios.

Mientras me besaba metió sus dedos en mi vagina, me arranco muchos suspiros, y no podía hablar porque estaba imposibilitada.

—espero lo hayas disfrutado tanto como yo. – realmente se le oía muy excitado.

No sabía, si debía hacerle algo como un oral o dejar que tuviéramos relaciones, esos instantes de placer fueron una inyección de vida.

— Me encanto cada cosa que hiciste... - era lo más en palabras que podía articular, pero era lejos de lo que quería decir

—yo adore cada centímetro de tu cuerpo – y dicho esto me beso en la boca con un beso dulce y tierno.

Esto había sido algo que no esperaba, pero mañana seria otro día, uno en el que nos levantaríamos en la misma cama y con muy poca ropa o más bien sin ella.

Mañana volveríamos a la realidad.

Les agradezco a mis lectores, sé que no son muchos...

Les pido comenten, voten y compartan mi historia.

Como cada domingo estoy actualizando

El laberinto de Eleanore (CORRIGIENDO) SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora