Harry:
-Harry no me gusta la oscurida.
Escuche su voz desde alguna parte de la habitacion.
-Nati, no puedo ir mas rapido. Esta oscuro y no tengo ni idea de donde esta la puta linterna.
Eleve la voz un tanto frustrado. Estaba buscando la linterna en la gabeta de mi habitacion. Habiamos caminado por todo el pasillo en plena noche. Natalia me agaraba de la chaqueta mientras con cada trueno gritaba.
-Harry tengo miedo¡¡
-Donde estas??
Pregunte canzado. Llevabamos uno minutos en mi habitacion pero no lograba encontrar mi linterna.
-No se.
-Nati asi no me ayudas.
Reproche su contestacion.
-Lo siento.
Su voz empezaba a estar temblorosa.
-Nati ni se te ocurra llorar.
Le adverti. No tenia ganas de drama. Me estaba poniendo nervioso.
-No.
Respondio con el mismo tono de voz. Esta vez escuche un sollozo y apoyandome en la mesa de las gabetas suspire.
-Cariño, por favor, deja de llorar.
Le rogue mientras me apoyba contra el escritorio.
-Harry ven conmigo tengo miedo.
Me rogo sollozando. Sonrei y comence a caminar.
-Orientame para poder llegar hasta ti.
Le pedi mientras caminaba pasando las manos por la pared.
-Creo que estoy en la cama.
-Natalia¡¡¡ Estaba ala lado de la cama¡¡ Ahora no se donde estoy¡¡
Grite frustrado.
-Lo siento.
Siguio ella llorando. Estaba realmente asustada. Suspire tratando de calmarme. Me movi por a habitacion hasta que llegue a la cama.
-Harry??
Pregunto ella al notar como la cama se hundia. No conteste hasta que la toque y ella soltó un pequeño gritito. Rei y la abrace haciendo que se sntace en mi regazo.
-Ya estoy aqui.
Dije besando su hombro.
-Gracias.
Dijo ella abrazando mi cuello.
-No tendras miedo mientras yo este aqui de acuerdo??
Note como ella asintio en mi cuello. Parecia tan bulnerable. Recuerdo el dia que la conoci hacia a penas dos meses. Su contestacion hiso que, aunque suene vulgar, mi amiguito se depertace de forma que nunca lo habia hecho por una chica. Con la primera sonrisa que me dirigió un pequeño nudo se hiso en mi estómago y con el primer roce de sus labios en los míos, mi corazón latio tan fuerte que incluso llegó a dolerme el pecho.
-Harry vámonos de aquí.
Me pidio sollozando.
-Déjame buscar la linterna.
Le dije acariciando su mejilla.
-No quiero.
No podía verla en la oscuridad pero sabía que tenia su labio de abajo montado. Sonreí y ella se apoyó otra vez en mi hombro. Le di un suave golpito en la espalda para que se levantace. Nos levantamos los dos y le di la mano, ella se aferró s mi brazo y logramos llegar hasta la puerta. Caminamos por el pasillo, por el cual entraba luz de vez en cuando con los relámpagos. Ella iba soltando suaves grititos cada ves que se iluminaba el pasillo. Cuando llegamos a su habitación nos paramos delante de la puerta. La mire esperando a que sacace las llaves.