Harry:
Estuve un rato mas solo en la habitacion hasta que llego Natalia del brazo de Liam.
-Buenos dias.
Dijeron los dos al entrar. Ella se acerco a mi y le di un abrazo.
-Buenos dias princesa.
Ella me responio con una sonrisa. Se separo y me beso la mejilla. Sonrei y ella me miro juguetona. Liam le dio la mano y la ayudo a subirse a la cama. Aun estaba un poco devil pero aun asi sonreia.
-Harry podemos hablar??
Me dijo Liam haciendome un gesto para que le siguiece al pasillo. Le sonrei a Natalia y sali detras de Liam. Cerre la puerta a mis espaldas y me apoye en esta guardando las manos en mis bolsillos.
-No esta bien Harry.
Fueron las primeras palabras que Liam me dijo.
-El psicologo quiere seguirla viendo. Dice que no esta estable.
Asentí conforme y de acuerdo con el psicologo. Sabia que esto no iba a pasar en un día. Sabia lo que era, mas de lo que me gustaría.
-Pero volverá al centro mañana.
Dijo agachado la cabeza. Note cierta tristeza en su mirada y sus palabras.
-Liam estas bien??
Pregunte sorprendiéndome a mi mismo. El negó pero no contestó. Me aparto y entro en la habitación. Se despidió de Natalia y se fue sin dirigirme ni siquiera una despedida. Lo ignore y me senté en uno de los sillones de la habitación. Cogí el móvil y me refugie en el jugando a tonterías en este.
-No me vas a hablar??
Escuche su voz desde la cama. No conteste.
-Harry que pasa??
Desde que hable con Liam, hacia media hora ya, no había parado de pensar en Jolinne. Recordando por todo lo que había pasado su lado, los días en el hospital escuchando sus gritos de dolor, secando sus lagrima de agotamiento en sus últimos días, En como me sentí por no poder hacer nada para calmarla. Todos aquellos recuerdos habían vuelto. Anoche volví a sentir el mismo miedo que cuando estaba en la sala espera de los quirófanos de hospital, esperando noticias positivas que nuca llegaron. Arropando mi madre cuando se quedaba dormida a su lado.
-Nada.
Conteste levantándome. Recogiéndome las mangas de la cazadora dejando ver las cicatrices que adoraban mi muñeca.
-Harry...
Dijo ella cuando las vio. Las volví a bajar dándole la espalda.
-Harry que te pasa?? Vas a estar todo el día sin hablarme??
Exclamo cabreada. En ese momento se abrio la puerta y entro una mujer de mediana edad, histerica, junto con un hombre que parecia preocupado, un halo de tristeza le rodeaba.
-Natalia estas bien?? No sabes lo preocupados que estamos yo y tu padre.
Dijo aquella mujer acercandoce a Natalia quien aun tenia su mirada fija en mi agena a todo su alrededor.
-Buenos dias.
Dijo el hombre llamando mi atencion.
-Buenos dias.
Dije aun mirando a Natalia. Sus ojos estaban llorosos y me miraba fijamente. Pase mi lengua por mis labios y desvie la vista para encontrarme con la mirada atenta de la pareja.
-Disculpa, quien eres??
Pregunto el hombre pasando la mano por el hombro de la mujer.
-Nadie.
Respondi.
-No soy nadie.
Dije volviendo a fijar la mirada en ella quien habia arugado su barbilla a punto de echarce a llorar.
Natalia:
Se iba. Le estaba perdiendo y no sabía como, ni porque. Mis padres acababan de entrar en la habitacion como siempre fastidiandolo todo. Harry seguía parado en medio de la habitación, mirándome fijamente. Yo, intentaba que mis lágrimas de frustración no bajacen por mis mejillas. El bufó y bajo la cabeza saliendo de la habitación. Senti la mirada de mis padres fija en mi. Agache la cabeza sin saber que hacer, que decir o que contestar a la lluvia de preguntas que estaba a punto de caer.
-Natalia, quien era??
Preguntó mi madre.
-Ya os ha dicho que no era nadie.
Respondí tragando un nudo que raspaba mi garganta como si mi cuerpo quisiera reprocharme que no saliece corriendo detrás de él. Me acosté en la cama dándoles la espalda a mis padres. Ellos siguieron dándome la charla de que eso no lo tenia que hacer, que era peligroso, etc etc.... No les preste atención a la más mínima palabra. En mi mente sólo estaba la imagen de las cicatrices de Harry. Que le habia pasado? Se habia cortado el al igual que yo? Y por que de repente me habia dejado de hablar? Esta mañana estábamos bien, no nos habiamos peleado ni mucho menos, aunque el habia estado hablando a solas con Liam, a saber que le habría dicho para que se comportace así. No se que hacer. Quiero irme ya de aquí. Necesito hablar con él.
El día siguio largo y tardío haciéndome saborear cada hora, cada minuto, cada segundo que él no estaba a mi lado. Cada vez sentía que lo perdía más. Mis padres estuvieron allí hasta la noche en la que, al llegar el final del horario de visitas, se fueron. Me quede sola, entre aquellas cuatro paredes blancas, en la cárcel que no permitía que me fuece. Las frías paredes blancas me reprochaban cada pensamiento que se me habia pasado la tarde anterior en el baño cuando vi la cuchilla. Sus gritos tratando de devolverme a la vida, tratando de aferrarme a él sin dejarme ir. Sólo quería desaparecer del mundo, sentía que sólo molestaba a todo el que estuviece a mi alrededor. Morfeo me atrapó entre sus brazos meciendome hasta hacerme perder la noción del tiempo.
-Buenos días.
Escuche una voz familiar. Abrí los ojos conforme las percianas se iban abriendo. La luz segadora de la mañana me iluminó haciendo que me sentace en la cama. Cuando pude abrir bien los ojos vi a Liam de pie en el armario sacando mis cosas. Me puso la ropa sobre la cama.
-Vamos vístete, acabo de firmar tus papeles del alta y te tengo que llevarte al centro.
Dijo haciendo notar la tristeza en sus palabras. Asenti y me levante de la cama. Mire mi mano notando que ya no tenía las vías conectadas. Cogi mi ropa y entre al baño. Me cambie, la ropa que tenia estaba llena de sangre asi que Liam me habia traído otra. Mientras me ataba la liga de mis zapatillas, me di cuenta de que sobre la sudadera que aún no me habia puesto habia una muñequera de deporte rosa con el símbolo Nike en negro. Acabe con mis zapatillas y me acerqué a esta. La cogi y me la coloque con cuidado tapando mi cicatriz. Me puse la sudadera y salí del baño. Liam ya lo habia recogido todo y me esperaba de pie junto a la puerta con la mochila que me habia traído colgada del hombro.
-Gracias.
Le dije abrazandole. Sabía que él me había traído la muñequera.
-No hace falta que me las des.
Dijo separandoce de mi. Salimos de la habitacion hasta el coche. Él guardo las cosas atrás y yo me senté en el aciento del copiloto.
-Nos vamos?
Pregunto antes de arrancar el coche. Asenti y él sonrio poniéndonos en camino a lo que yo habia bautizado como mi infierno particular.