Dejandolo ir

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N/A: Les pido una disculpa por la ausencia, hace ya unos meses que entré a la facultad, y la verdad no he tenido tiempo para mucho, además que me he sentido terrible, pero prometo intentar actualizar más seguido, y si no, sólo me resta pedirles que me esperen, si así lo desean. Bueno, los dejo, no sin antes recomendarles que escuchen la canción adjunta mientras leen, un beso, si os gusto dejen su voto o comentario, y hasta pronto, lectores queridos.

18 de diciembre, 2015

El agua ardiente recorre mi blanquecina piel, enrojeciendola, mientras el olor a lavanda infesta el agua, y un poco el aire, cuando está escapa a manera de vapor.

Haruhi me ha invitado a una cita, con la escusa de compensarme por el "accidente" de hace unas noches. Si leyeras esto, te estarías preguntando porqué he aceptado después de como reaccione ante nuestro pequeño polvo...y créeme, que tampoco tengo una respuesta. Quizás es por aburrimiento, quizás es por cortesía ante aquel muchacho de cabellos aceitunados y sonrisa agradable...o quizás comenzaba a cansarme todo aquello.

Cerré la llave y salí con cuidado de la bañera, y asiendome una toalla a la cintura, salí del baño junto de mi habitación, para después dirigirme al ropero: era viejo, de madera de roble, pero muy encantador. Mientras buscaba entre todos los ganchos aquel traje que había comprado hace una semana (Sí, sé que parece muy formal, pero así es Haruhi, y conociéndolo me llevara a un restaurante donde hasta un trago te cuesta un ojo de la cara) comenzaron a llegar pequeños recuerdos a mi cabeza...recuerdos muy breves, como el parpadeo de una bombilla.

Me vi a mi mismo, con 17 años; aquel muchachillo paliducho, delgado y sonrisa inocente....te vi a ti, el chico escocés que se mudó al pueblo y todo mundo ama...incluyéndome. Vi el día que nos conocimos, en aquella parada de autobús, un frío 15 de noviembre...recordé todo lo que pasamos, desde que se formó esa pequeña amistad, hasta mi fiesta de cumpleaños...y no pude seguir más, me quebré, caí al suelo y rompí en llanto cual niño tras una pesadilla, que espera la llegada de su mamá a la habitación para consolarlo.

-Tiene que parar...-murmure, con la voz aún quebrada mientras cubría mis ojos con mis manos, en un intento porque el diluvio parase.

Volvió a mi memoria el día siguiente a mi cumpleaños, tu rostro sereno mientras dormías, y que fue convirtiéndose en uno de horror...repulsión. Recordé como, sin mucho detalle, me contaste tu condición, y yo, un enamoradizo, creyendo que podría cambiar algo, lo acepté con tal de salir contigo...mi llanto cuando me dijiste que te irías, y de esa manera tan cruel...y el día que te fuiste de Hokkaido, mi último intento de juntar tus labios a los míos...y falle.

Pronto el llanto ceso, y el cuarto quedo en silencio. No sentía nada, sólo limpie mis lágrimas, y me levanté mirándome nuevamente al espejo, observando mis oscuras ojeras y ojos y mejillas enrojecidos, pero, mi rostro no tenía expresión alguna...escucho el timbre de la puerta.

Han pasado dos años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora