Capítulo 5

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Dean caminó tan rápido como pudo. Si hubiera querido, podría haber salido corriendo, pero no estaba seguro de querer hacerlo.

Escuchó pasos apresurados a su espalda, y antes de darse cuenta, Sam le había tomado del brazo con fuerza, empujándolo contra una pared.

—¡¿Qué se supone que fue todo eso?!

—Eso debería preguntarte yo a ti —bufó Dean. Sam sujetaba su brazo y lo tenía acorralado. Al ser un poco más alto que él, Dean se sentía un poco intimidado.

—¿De qué hablas?

—Vamos, no te hagas el idiota conmigo. Todo eso del suicido... de ser especiales. ¿Me estás tomando el pelo? ¡Sabes que me quiero morir! Y ahora incluso tengo más ganas.

Se sentía un idiota por pensar que podía confiar en su doctor; que podía siquiera contarle lo que le pasaba. Error, Sam Winchester jamás le entendería, eso estaba claro.

—Lo sé. Y por eso creí que esto te ayudaría. No pensaba ofenderte.

—Pues genio, eso es lo que has conseguido.

Sam soltó su brazo y se alejó unos centímetros. Miró al suelo, sintiéndose culpable por lo que había pasado.

—Sé que quizá no fue conveniente pero... solo quise ayudar. Por otro lado, lo que hiciste... Dean, no puedes actuar tan impulsivamente.

Dean no fue capaz de decir nada, pero sí pensaba que su actitud no había sido la adecuada. Repentinamente recordó a la supervisora de su doctor, y se preguntó si no lo habría metido en problemas. Sintió muchas ganas de aclarar su situación con él, pero no pudo.

—Hablaremos en otro momento. Ahora vuelve a la terapia grupal.

Dean asintió en silencio, y siguiendo los pasos del doctor Winchester, volvió a la terapia, no sin antes pensar y sentir un millón de cosas. Ver su espalda, su cabello, su forma de caminar... negó con la cabeza y respiró profundo. Quizá en un rato se alejarían esos pensamientos de su mente.

*****

—Veo que tienes un paciente bastante rebelde —comentó la supervisora, ajustando sus lentes. Estaba de piernas cruzadas y tenía su agenda sobre su regazo, a la cual de vez en cuando le daba una ojeada. Su falda era lo suficientemente corta como para dejar ver sus muslos bien formados, pero Sam Winchester ni siquiera les daba un mínimo de atención.

—Se llama Dean. Es rebelde, lo sé. Pero creo que ha pasado por muchas cosas duras. Hace poco llegó, necesita más tiempo.

—Sam —dijo la mujer, esta vez acercándose a su escritorio, sentándose sobre el mismo— No puedes tener un paciente así sin calmantes. O en aislamiento al menos.

—Lo siento Ruby, pero no. Dean Winchester está muy cuerdo, a pesar de sus intentos de suicidio y depresión, es un hombre que estoy seguro que puede salir adelante. La medicación lo hará atrasarse.

Ruby cerró su agenda y se volvió hacia el gran ventanal cubierto de barrotes. Se dio la vuelta y dejó una hoja firmada sobre el escritorio.

—Está bien, hoy esto no estará en tu reporte. Pero te digo algo, voy a vigilar a este muchacho. Y si veo que vuelve a tener una de esas actitudes... hablaré directamente con el director, sobre él y sobre ti.

—Ruby, no hace falta que...

—Sí hace falta —dijo sacándose los lentes y guardándolos en un pequeño estuche que llevaba en el bolsillo de la chaqueta azul que tenía puesta. Acto seguido se fue de la oficina cerrando la puerta detrás de sí, dejando a Sam completamente confuso.

*****

Sam y Dean no habían conversado desde el día de la terapia grupal —tres días atrás para ser precisos. Sí, se habían visto de casualidad en la sala común, en el comedor, incluso en el patio. Pero ninguno de los dos había llamado al otro.

Ahora se encontraba en el comedor, junto a Castiel, almorzando. Estaba cansado de la rutina aburrida del hospital, pero quería permanecer tranquilo.

—¿Lo vas a llamar? —preguntó Castiel, con mirada de sorpresa.

—Sí. Ya estoy cansado de esto. Parece que me evita. Además, prometió hablar conmigo. El muy imbécil...

—¿Y de qué quieres hablar con él?

Dean hizo un silencio inmenso. No sabía si quería decirle lo que le pasaba a Cas. Recordó cuando días antes le había dicho que no le convenía estar con él.

—Sabes, Cas. Por mucho tiempo creí que no existían los verdaderos amigos.

Castiel arrugó la frente, confundido.

—Pero, Dean, yo me considero tu amigo. ¿No crees que sea un amigo verdadero?

Dean, pensativo, no supo responder. Le dio una mordida a la manzana que tenía para el postre, y miró detrás de él. Bobby jugaba al ajedrez con Crowley, ambos reían, peleaban en broma y hacían gestos. Volvió a observar a Castiel, y pensó en los momentos que había estado con él.

—Verás, Cas. Sí creo que seas un verdadero amigo, al igual que Crowley, y Bobby.

Dean bajó la mirada. Sintió una puntada en el pecho. ¿Sería así? ¿Ellos serían verdaderos amigos? ¿Pero y si se enteraban de quién era? ¿Podrían aceptarlo?

—Sin embargo —recapacito, su voz temblaba un poco— he pasado por cosas muy duras. Todavía no puedo... hay heridas que sanar.

Y se quedó allí, comiendo su manzana; con sus ojos rojos, casi a punto de llorar. Cas simplemente le acompañó en silencio. De alguna u otra forma, sentía su dolor.

**Al final nadie adivinó quién era la supervisora :o me preguntaron si agregaría otros personajes como Charlie o Meg, y sí seguramente lo haga pero más adelante :') también me gustaría agregar a Ellen y Jo, Samandriel, etc.

Gracias por seguir esta historia 😘 ❤ **

Mi Doctor es Sam Winchester【Wincest】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora