Alastair tiró a Dean sobre la cama y se dio la vuelta para cerrar la puerta con llave de inmediato. Dean se levantó, pero el otro volvió a empujarlo.
—Quieto ahí.
Dean no lo pensó dos veces y sacó su celular para llamar a Sam. Obviamente, Alastair lo vio en el acto, así que tomó su teléfono con violencia y lo estampó contra la pared.
—¡¿Quién te dio esa mierda, eh?! ¡¿Fue el doctorcito?! ¡¿Por qué está tan preocupado por ti?!
Dean se tapó ambos oídos. No es que Alastair gritara demasiado fuerte, pero los recuerdos habían vuelto y tenerlo allí frente a él le hacía sentir nervioso. Revivir esas experiencias eran algo doloroso para él.
—¿O será que ahora eres su putita? ¿Acaso te dejaste hacer cosas raras, Winchester? —preguntó por lo bajo, acercándose lo más que pudo a su oído, mientras que Dean, sentado en la cama intentaba tranquilizarse.
"Golpéalo. Golpéalo fuerte, pártele la boca, destrózale la nariz. Deja que sangre hasta pedir auxilio. Mátalo si tienes que hacerlo" nuevamente recuerdos de su pasado. Su padre aconsejándolo, pero por alguna razón, no creía que aquello fuera lo correcto. Él ni siquiera sabía por qué le molestaban. Ni su propio padre sabía su gran secreto.
—¿Qué pasa, Dean? ¿No estás contento de verme? —dijo en tono jocoso.
Su torturador se había encargado de destrozarle psicológicamente, además de físicamente. Y él, por dentro pedía que solo fueran golpes. Pero no eran solo golpes, eran insultos, humillaciones, frases de odio.
Alastair se alejó unos centímetros pero solo para dar el primer golpe. Dean sintió toda la fuerza de su puño contra su mejilla y cayó de bruces contra el suelo.
El dolor que era enorme se hacía cada vez peor al ver el teléfono destrozado en el suelo. Dean intentó tomarlo, con una mínima esperanza de que pudiera funcionar.
Alastair, al ver que Dean intentaba llegar al teléfono, le golpeó de lleno en las costillas.
—¿A dónde vas, putita?
Dean se preguntaba qué sucedía, por qué nadie escuchaba su llanto, o los gritos de aquel hombre demente, y sintió que había sido completamente abandonado.
Alastair le dio la vuelta a Dean que seguía en el suelo, lo miró a los ojos, y estaba a punto de golpearlo hasta el cansancio, cuando repentinamente, un ruido de llaves alarmó a los dos.
Un rayo de esperanza se veía en los ojos de Dean.
—Mierda —dijo para sí Alastair, y una vez abierta la puerta, solo pudo abalanzarse sobre aquel hombre.
—¡Dean, corre! ¡Corre!
Era Sam quien estaba frente a él, y aunque Dean creía que podía llegar a perder en la pelea —Alastair era un tipo obstinado de fuerza pura— se sorprendió al notar que Sam llevaba la delantera, y ahora tenía a Alastair contra la pared, profiriéndole golpes sin cesar, golpes llenos de ira.
Dean corrió por el pasillo en busca de ayuda. Lo que vio lo dejó paralizado. Se encontró con una mujer de cabello negro y lentes. Era Ruby, quien lo observaba y acababa de entrar al ascensor.
Dean sabía lo que eso significaba, pero decidió no pensar en eso por el momento y buscar ayuda.
Mientras tanto, Sam terminaba de dar el último golpe. El rostro de Alastair era rojo puro, y ya uno de sus ojos estaba completamente desfigurado.
—¿Qué te dije sobre Dean? ¿Acaso no te avisé lo que iba a suceder si le hacías algo? —dijo un agitado Sam mirando a Alastair, quien ya estaba en el suelo casi inconsciente.
Segundos más tarde, Dean apareció con dos guardias de seguridad que siempre custodiaban el patio, y además venía acompañado por Cas, quien en aquellos momentos llevaba un ojo negro y la boca partida.
Lo primero que hizo fue socorrer a Sam, que estaba sentado sobre la cama.
—¿Estás bien?
—Mejor que tú, eso es obvio —dijo riendo.
Ambos sonrieron. Dean tenía tantas ganas de abrazarlo en aquel momento...
—Gracias por avisar, Cas —dijo Sam repentinamente, cortando aquel "momento" que tenían los dos.
—¿Avisar? —preguntó Dean, mientras observaba cómo los guardias se llevaban a Alastair y enfermeros llegaban a la habitación.
—¿Creías que eras el único que podía escribirme? Le di un teléfono a Cas por las dudas. Sé que si algo pasaba contigo él me podría avisar con más facilidad.
Aquello había sido un movimiento inteligente. Dean se sorprendió tanto que no pudo evitar sonreír a pesar de estar todo golpeado.
—Vamos, Dean. Te vas conmigo.
—¿Qué?
—Con lo que pasó aquí, no te puedes quedar. Te irás conmigo, ahora.
Y así sin previo aviso, Sam salió de la habitación con Dean a su lado. No había tiempo para enfermerías, no había tiempo para nada. Ellos se iban de allí. Para siempre.
**Babies, este capítulo me ha encantado escribirlo x3 Sam todo protector con su Dean ♥ les prometo que lo bueno bueno está por venir :D A partir del siguiente capítulo se viene todo el salseo xD**
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Mi Doctor es Sam Winchester【Wincest】
FanfictionEl famoso psiquiatra, Sam Winchester, está a cargo de un nuevo interno en el hospital psiquiátrico Santa Ana. Casualmente, el nuevo paciente comparte su apellido. Dean Winchester Campbell, un magnate de negocios, depresivo y suicida, conocerá al do...