—Es ahora o nunca —sentenció Sam con una mirada rígida. A Dean le temblaban las piernas. Lo tenía a centímetros de su rostro, y aquellos ojos parecían brillar más de lo normal.
Sam tenía a Dean acorralado en el ascensor. Lo había detenido a propósito para tener aquella charla tan importante.
—¿P-Por qué no vamos mejor a algún lugar más... amplio y lleno de gente?
Sam observó a Dean pensativamente. Tenía razón. Oprimió el botón del ascensor del primer piso, y al llegar a destino tomó su mano nuevamente y lo llevó al jardín.
Dean quería que le soltaran la mano, pero al mismo tiempo sentía que no, que quería estar así un rato más. Negó con la cabeza, sintiendo un repentino malhumor, y cuando al fin llegaron al patio y sintió que Sam liberaba su mano, la tomó con la otra, llevándola a su pecho.
—Perdón, es que tenía miedo de que quisieras huir —dijo Sam notando la incomodidad de su paciente.
—Tranquilo, no hay problema.
Se sentaron en uno de los tantos bancos de mármol, con vista al centro del patio, donde había una fuente baja con muy poca agua, y algunos narcisos plantados alrededor.
—Creo que este lugar te hará sentir más tranquilo. ¿Podemos comenzar con la sesión?
"¿Sesión?" pensó Dean por unos instantes, y segundos después vio que Sam sacaba de su bolsillo una libreta pequeña y un bolígrafo. Dean creyó que aquello sería más informal, que él le escucharía como un amigo, no como su doctor.
—¿Qué sucede?
—Bueno... yo solo pensé que... que esta charla sería como... entre amigos. Supongo —se movió en su asiento con algo de inquietud. No le gustaba usar esa palabra muy seguido.
—En realidad, esto es solo protocolo, Dean. Es que la supervisora... —dijo señalando al patio, Ruby estaba sentada casi frente a ellos, del otro lado de la fuente— Pero yo sí te escucho como un amigo.
Sam le dedicó una sonrisa cálida, y el pecho de Dean resonó. Por suerte no lo suficiente como para que su doctor lo notara, o sino tendría que aclarar las grandes palpitaciones que sentía en aquellos momentos.
—Puedes decirme lo que sucede en cualquier momento. Lo que estabas a punto de decirle a Cas.
Cas... pensó en él, lo había dejado completamente solo, con una verdad que contarle.
—Verás. La razón de mis intentos de suicidio —comenzó a decir con lentitud, no le era fácil abrirle el corazón a alguien como Sam— No es algo de lo que esté muy contento de admitir. Sam —le miró a los ojos, mirada rígida, corazón palpitando— la razón es porque soy homosexual.
Sam se echó un poco para atrás, como si aquella noticia le hubiera dado de lleno en el cuerpo. No lo habría imaginado ni en un millón de años. Bajó la cabeza, su boca abierta, sus ojos fijos en el suelo.
—¿Doc? ¿Sam? ¿Qué sucede?
Las voces volvieron, esta vez con más fuerza. Le hacían sentir como un pequeño diente de león, que con el viento es tirado de un lado al otro y va perdiendo cada una de sus semillas con cada azote.
"Ya ves, él no te acepta. Le has dejado de piedra".
"Sabía que esto iba a pasar, eres un inútil, a nadie le importa si eres rico, eres un maldito gay".
"Por qué mejor no te mueres y le haces un favor al mundo".
Dean tomó sus sienes, asustado. Sus ojos comenzaron a tornarse rojos, estaba a punto de llorar.
—Dean, Dean —dijo repentinamente Sam, volviendo en sí.
—Esas voces —golpeó su cabeza, una y mil veces— ¡son como demonios que están allí cada día, y no se van, jamás se van!
—¿Cuáles voces?
Recordó a Cas, quien siempre le contaba sobre los demonios con los que él luchaba, y no podía creer que nunca se hubiera dado cuenta de que en su vida existían muchos, disfrazados de amigos, disfrazados de amores imposibles, disfrazados de humanos.
—No, no son voces —dijo intentando volver a la realidad— son... recuerdos...
Dean ya no estaba a punto de llorar, sino que ya estaba llorando a mares, lágrimas caían por sus mejillas rojas. Sam no se contuvo y lo abrazó, con fuerza y determinación.
—Pero... Nos está viendo... ella nos ve —balbuceó Dean, sus lágrimas ahora casi limpiadas por la bata blanca que llevaba su doctor, su cuello pegado al de él, sus manos entumecidas sin saber qué hacer.
—No me importa. Necesitabas esto.
Lo separó luego de unos instantes, y lo observó a los ojos. Comenzó a limpiar las lágrimas restantes con su mano, y a sonreír nuevamente, con esa cálida sonrisa que él siempre intentaba regalarle.
—No llores más, Dean. Todo ese miedo que tienes... te ayudaré a quitarlo. Te ayudaré a borrar a esas personas que te dañaron. No me importa tu orientación sexual, no me importa nada de eso. Eres alguien importante y mereces más.
Y Dean quería decirle que quería más. Que quería más de esos abrazos, de esas palabras de aliento, de esas sonrisas cálidas.
*****
Ruby mientras tanto, observaba desde el otro lado de la fuente. Su rostro rígido y sus piernas cruzadas. Se arregló los lentes y salió disparada hacia su oficina. Esta vez, ella arreglaría algunas cosas.
**Hello babies 😎 Este capítulo fue uno de mis favoritos :D Veremos qué pasa en el siguiente, y qué hará Ruby xDPD: Imaginen a Ruby con lentes (?)
Capítulo dedicado a las siguientes bellezas 😍: isxaclxheykxwaii y Nirxis 😘
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Mi Doctor es Sam Winchester【Wincest】
FanficEl famoso psiquiatra, Sam Winchester, está a cargo de un nuevo interno en el hospital psiquiátrico Santa Ana. Casualmente, el nuevo paciente comparte su apellido. Dean Winchester Campbell, un magnate de negocios, depresivo y suicida, conocerá al do...