La eternidad de los sentimientos

"Sentimientos"

Los niños se recuperaron y Liliana fue acogida por su tío Valentin, la infancia de los dos fue muy feliz, y el tiempo transcurrió y entraron a una etapa donde discutían constantemente.

Se celebreba el décimo cumpleaños de Daniel y Liliana estaba muy risueña por la fecha tan especial, pero ese dia discutieron, ella tomo su caballo y partió al bosque y él detrás de ella.

—¡No sé porque te enojas! ¡Regresa!! ¡Recuerda que me perteneces! ¡Yo te salve la Vida! —gritaba Daniel quien no pudo alcanzar a Liliana.

Liliana ya iba demasiado lejos, tanto que perdió de vista el palacio y se adentró aún más en el bosque hasta que se perdió, estaba tan asustada que tenía ganas de llorar, estaba a punto de hacerlo pero a lo lejos vio una luz y se acercó con prisa, vio un gran árbol de manzanas y ella sonrío.

Mi abuelo y abuela me siguen protegiendo.

Al lado del árbol había una senda de piedras blancas que siguió con gusto medio kilómetro entre muchos árboles que te confundían con su frondosidad, unos cuantos metros más encontró una cabaña antigua y algo descuidada, bajo de su caballo y entró a la cabaña.

—¿Hola? —preguntó para saber si habitaba alguien el lugar.

—Acaso no te enseñaron a tocar antes de entrar —dijo una voz de un niño que se encontraba sentado en una vieja silla de madera, vestía ropa andrajosa y era de complexión delgada, con piel nívea, cabellera rubia y de quinques con flamas azules pero eran tan tristes qué Liliana sintió un vuelco.

—Lo siento creí que este lugar estaba deshabitado — Se disculpó bajando la mirada.

—Qué esperas, vete —dijo agresivo

Liliana no pudo más y se acercó corriendo al niño, abrazandolo y entre sollozos le decía

—Tienes unos ojos tan tristes que no puedo dejar de llorar —Decía mientras acurrucaba su cabeza en el hombro del niño.

él sorprendido sintió la calidez del rostro de Liliana cubierto de lágrimas y cada uno de los sollozos de la niña hacían que su corazón se acelerará y lentamente subió una de sus manos y la colocó en la cabeza de Liliana.

—¿Por qué lloras por mí? ni siquiera me conoces —pronuncio distante.

—Todo estará bien yo llorare por ti —dijo impetuosa.

él ya no preguntó nada más y se quedó muy quieto, aceptando su amor infantil.

Liliana se calmo y se separó de él, tomó sus manos y dijo.

—Ven conmigo, Yo te cuidaré —le decía cariñosamente.

Él niño la veía con curiosidad y le dirigió.
—Eres una niña muy extraña — le dijo mientras la miraba con intensidad.

Liliana sonrío amigablemente y continuo.

—¿Quieres jugar? —le preguntó mientras esperaba ansiosa la respuesta.

—No —contestó aburrido

Liliana se quedó pensando, hasta que un sonido interrumpió sus pensamientos.

—¿Qué fue eso?.

—Nada —contestó el Infante mientras sus mejillas tomaban un color vivaz.

—Se escuchó como un pequeño león hambriento —dijo la pequeña sonriendo.

—Y-yo no escuché nada —dijo el niño poniéndose completamente rojo

—Espérame aquí enseguida vengo.

Tengo hambre de sus votos y deseos de que me sigan...

NYTZYNE.