Liliana ya no había salido del palacio, los días se le hacían largos y aburridos, paseaba por los pasillos, tarareando la canción que solía cantar en su infancia, Daniel siempre estaba ocupado pero siempre que podía vigilaba que Liliana estuviera bien.
Liliana se encontraba en su habitación leyendo hasta que llamaron a su puerta.
— Adelante — dijo aburrida.
Daniel entro a la habitación con una sonrisa de cansancio, Liliana estaba feliz por poder verlo.
— ¡Daniel! — dijo emocionada abrazándolo.
Daniel se dejó caer en la cama, cerrando sus ojos, se notaba la cara de cansancio.
— Lo siento, por no poder pasar tiempo contigo, pero mi padre esta siendo muy estricto.
— Lo entiendo
— ¿No te sientes sola? — preguntó de la nada.
— A veces — dijo suspirando
Daniel se levantó, la miro a los ojos y le dijo tiernamente
— Te prometo que cuando estemos grandes no te dejare nunca sola, pero hasta que ese día llegue solo esperame.
Liliana asintió y lo abrazó.
Pasaron los años y Daniel cumplió dieciocho.
—Pide un deseo — dijo Liliana
Daniel soplo la velas del pastel, y todos aplaudieron, despues comenzó el baile.
—¿Bailaras conmigo toda la noche? — le preguntó a Liliana.
— Depende — respondió levantando la comisura de su labio
—¿Depende? — repitió y río Daniel — ¿de que?
—Si puedes bailar hasta el amanecer — le retó
—Qué hermoso vestido — le recitó al darle una vuelta
—¿Sólo el vestido? — preguntó alzando una ceja
— Tú haces que el vestido sea hermoso.
La fiesta llego a su fin y todos estaban agotados, Daniel se dirigió a su habitación y Liliana detrás de él interrogandolo.
—¿Qué deseo pediste?
—No te diré si te digo no se hará realidad, no seas tan curiosa — le dijo apretando una de sus mejillas
— Anda dime
—Bueno ven te lo diré.
Liliana se acercó y se sentó al lado de Daniel, viendo sus ojos brillantes como dos monedas de plata.
— Dame un beso — soltó derrepente Daniel.
Liliana le dio un beso en la mejilla pero él sonrió burlón y le dijo
—No en mi mejilla en mis labios
—¿Es broma verdad? — dijo nerviosa
—No, esto es enserio — le susurro
Daniel la tumbo a la cama y sostuvo las manos de Liliana acerco lentamente su cara, sus ojos grises dejaban ver claramente el deseo ya que inspeccionaban detenidamente a Liliana y cuando sacio su vista no dudo en querer besarla, lo hubiera logrado si el guardia no hubiera llegado y tocado la gran puerta interrumpiendo el momento intimo los dos se sobresaltaron y se apartaron, Daniel dijo con su voz grave y segura
—Adelante
—Joven Daniel su padre quiere verlo es importante
— Enseguida voy
El guardia se retiró y Daniel miro a Liliana
— Mañana iremos de paseo al bosque solo tu y yo, te prometí que pasaría más tiempo contigo, Eres muy especial para mí, nunca lo dudes —pronuncio levemente sonrojado.
Mientras la cara de Liliana se encontraba encendida en un rojo vivaz.
Daniel llegó a su habitación, aún en su cumpleaños estaba ocupado, no encendió la luz de su recámara, arrastraba sus pies y en medio de la obscuridad localizó su cama, y cuando iba a recostarse Liliana lo sorprendió, él dio un salto y cayó al suelo, escuchaba las carcajadas de Liliana, se levantó fugaz y encendió la luz.
— ¡Casi me sacas el corazón de un susto! — exclamó Exaltado
— Fue tan divertido — decía doblandose de la risa
— ¿Porque sigues aquí? Ya es muy tarde — le regaño
Liliana dejo de reír y le contestó, sonrojada
— Yo no podía dormir y... quería saber si podía dormir contigo, como en los viejos tiempos, cuando solíamos estar juntos.
Daniel tragó saliva y se quedó anonadado sin saber qué responder contemplo la cara de Liliana sonrojada y le dijo
— Pero... si te quedas aquí conmigo — Daniel se detuvo, el sabia que Liliana era muy inocente como para entender ese tipo de cosas.
— Mejor me voy a mi recámara, apuesto a que estas agotado — dijo con decepción la inocente —Que descanses — pronunció al tocar la manija de la puerta.
En el momento de abrir no pudo, Daniel estaba con la mano en la puerta viéndola con sus grandes ojos.
No pierdo nada si lo intento
— Quédate — quito su mano de la puerta y la llevo hasta la mano de Liliana haciendo que ella soltara la manija — Ya no quiero que estés más tiempo sola.
Las lágrimas indefensas comenzaron a caer por sus mejillas y abrazo a Daniel fuertemente y este correspondió su abrazo, beso su cabello largo y rizado y le dijo
— ¿Sabias que te ves bellísima cuando lloras? — le dijo sonriendo — Vamos a dormir
Daniel la cargo y la llevó a la cama, la acostó y le dijo mientras acariciaba su cabello
— Mañana nos iremos temprano para disfrutar mi día libre, así que porfavor duérmete.
Liliana asintió y cerro los ojos, Daniel se acostó al lado de ella muy cerca su corazón latía demasiado rápido.
—¿Sigues asustado por lo de hace rato? — preguntó Liliana aun con los ojos cerrados
—S-si — dijo nervioso
Liliana formo una sonrisa delicada y quedo profundamente dormida
Genial, ahora el que no podrá dormir soy yo.
;) Nytzyne...
ESTÁS LEYENDO
La eternidad de los sentimientos
FantasyEsta historia se desarrolla en otra dimensión donde casi todo es diferente, la envidia ha dominado un alma y la muerte ha aprovechado la oportunidad, ¿podrán los malos sentimientos destruir el amor? ¿el tiempo será comprensivo esta vez? ¿el tiempo l...