Esta vez estaba en el salón de clases, mi asiento esta justo detrás del de Leah pero casi siempre ella anda en silla de otro compartiendo chismes. Esta vez no fue así.
La chica rubia estaba concentrada releyendo la notade Brent. Me acerque a ella.
—¿Leah? —pregunte.
Ella se dio la vuelta con la nota arrugada en sus manos, su rostro estaba tenso, no arrugado, eso podrá arruinar su maquillaje o le crecerán mas rápido arrugas, esa cara delataba de manera disimulada su disgusto.
—¿Puedes decirle al imbécil de tu hermano que tengo novio, Harley? —protesto.
¿Ah, sí? Eso mismo le dijo al friki de la esquina del salón la semana pasada, y hace un mes término con el tercer chico mas bueno de toda la escuela.
Encaré el asunto, iba a defender a mi falso hermano.
—¿Por que mientes, Leah? —dije.
Ella arqueo las cejas, hasta ahora no había notado que tanto mi voz como mi semblante habían cambiado. Todos aun hacían ruido en clase.
—¿De que hablas?
Solté un suspiro de la frustración.
—¡No me digas que no sabes nada de nada! ¡Te la pasas revolcandote con cada chico de este maldito instituto! ¿Sabes que dicen que te gusta hasta tu propio primo? ¿Como puedes seguir ignorando esos rumores?
Leah se quedo congelada a toda la parla que le solté, no me ignoro pero tampoco me prestó mucha atención.
—¿Como puedes decir esas mentiras? —sonrió de manera falsa, eso maquilla mi discurso. Luego me guiño un ojo—. Vive y deja vivir, hermosa.
Nunca he sido buena detectando las expresiones faciales de la gente, en Leah fue una excepción, y a la vez una facilidad. Mentía.
(...)
Luego de escuchar esa frase y dejarme con la lengua mordida en clase, escuche que Leah se largo al baño, solo sé que se quiso desconectar del mundo, o al menos eso dicen. Abril y yo fuimos directamente a la biblioteca, sólo para olvidarnos del mundo por un rato, aunque para mi realidad era una mentira, seguía pensando en Leah. No me hice esperar, agarre mi libro favorito de la biblioteca, me despedí de Abril y fui al baño a hablar con ella.
—¿Leah? ¿Estas aquí? —avisé mientras abría la puerta del baño.
Todo estaba completamente vacío, y sucio a la vez, daba la impresión de que alguien murió aquí adentro, no lo sé ¿La felicidad de la rubia?
—¡Largate!—grito desde un baño.
Me dirigí al último cubículo, de ahí provenía u a respiración.
—¿Paso algo? —pregunte.
Leah se mantuvo en silencio, pensando en lo que iba a decir, al final soltó un bufido y salió del baño. Traía puesta su cara fastidiada y un par de audífonos, uno caído otro aun puesto.
—Eres peor que mi novio y eso que eres ¿Mi compañera? ¡Demonios! —comenta, se veía fea con las lágrimas en su cara, su maquillaje corrido y su pelo descuidado—. Ninguna de mis amigas vino por mi ¡Esas tontas!
Me encojo de hombros y la sigo hasta los lavamanos para que ella se arregle un poco, admito que soy inquieta cuando algún amigo no esta bien.
—¿Luzco mal?—asiento—. Dios no quiero salir de este baño.
—Escucha, no te quiero ver llorar, no lo hagas...—digo, ella me mira extrañada—. ¿Por que lo hacías?
Otra vez Leah se queda en silencio, esta muy concentrada en su maquillaje.
—¿Me vas a responder o no?
—¿Las deportistas son así? ¿Que clase de chorrada es esa de "No lo hagas y ya"? —lo ultimo, "mi frase motivaciónal" lo dijo soso y chillón—. Odio que la gente, en especial mi estúpidas amigas, me vean llorar.
—Yo también.
—¿Que...? ¡Bien! Algo que tenemos las dos en común—hace una pausa y sonríe—. También esta tu odioso hermano.
Pongo los ojos en blanco y me doy cuenta que Leah es muy buena en la combinación de colores y tonos, parece que en ningún momento se largo al baño a llorar, en su cara no habían ningún rastro de melancolía.
—¿Tengo algo en la cara? —pregunta ella.
Niego con la cabeza y sonrió, de mi bolso traigo algo.
—Ten, un libro. Leelo.
—¿Y esto por que?
—¿No tenemos un trabajo al cual entregar? Yo hoy iré a tu casa.—Evado la pregunta que me hizo, es divertido prestar libros sin que te los hayan pedido, ya lo he hecho antes.
No suelo ser así de dominante, pero cuando la situación lo amerita, en este caso sobrevivir con Leah, me toca tomar ese puesto.
El semblante de la chica cambia, entre cierra sus ojos y se abraza al libro.
—El trabajo es de matemáticas, ¿Harley?
Asiento, lo sabía.
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Chicas Mentirosas
Historia CortaElla era una zorra, yo una chica normal Ella es superficial, a mí no me interesaba su opinión. Ella no paraba de insultarme, yo me hice pasar por un chico y humillarla por medio de notas. Me enamore de ella, pero ella se enamoró de las notas. Fech...