Leah y yo juntas en un parque sin que nadie de la escuela nos viera, caminábamos alado de una fuente con la escultura de venus en todo su esplendor, es hermoso estar ahí, va a ser mi mejor recuerdo en la vida.
Pero eso no era lo que importaba.
Esta vez Leah iba... Siendo Leah, una chica sin maquillaje con su cabello azabache sin tinturar y con unos jeans y camiseta floja.
Se veía hermosa.
—¿Te gusta? Decidí dejarmelo natural. Escucha... Gracias por ser mi amiga —susurra en voz baja.
Sonrió, yo junto a ella ni me doy cuenta de lo que hago con mi rostro.
—¿Y que quieres hacer ahora?—pregunto.
Leah en realidad tuvo la idea de salir a tomar aire fresco, en nuestras manos estaban dos vasos de soda mientras nos quedamos paradas junto a la fuente.
Le lanzo una mirada de solsayo.
—Solo hablemos, me siento mejor siendo yo misma.
¡No puedo evitar en serio sonreír! Veo una chispa en sus ojos, ¿Esto es real? Quiero creer que no para no llevarme una desilusión.
—¿Como es que llegaste a ser... Bueno...?—no me salían las palabras, por suerte no hizo falta.
—¿Zorra? No lo se, yo quería ser... Madura, romper las reglas de mi mamá.
—¿Es muy autoritaria?
—Ni te lo imaginas —se sentó en la fuente, no estaba mojado, mas bien frío—. No me deja hacer nada y espera que tenga las mejores calificaciones.
—¿Y cómo te va con eso?
—¿Me crees si te digo que soy listilla? No es muy difícil entender matemáticas.
Pongo los ojos en blanco, para mi, esa clase es una pesadilla.
—Algún día debes enseñarme —comento.
Leah sonríe, le da un gran sorbo a su soda pero no se la termina.
—¿Sabes? Es chistoso pero nunca sentí nada por nadie, ni siquiera ni con mis viejos novios —río, suavemente.
—¿Y por que salias con ellos?
La pelinegra se encogió de hombros.
—Quizás por que los conocía estando borracha y cuando me encontraba sobria no tenia suficiente valor y amor por mi misma para dejarlo —añade—. Bueno, admito que me gusta alguien mas.
—¿En serio?—continuo—. ¿Quien?
La joven entre cerro los ojos, divertida, coqueta y debo decir que todavía tenía ese aire sexy.
—Para saberlo prometeme que me vas a comprar otra soda.
—Rayos —maldije—. Si sigues bebiendo así no vas a adelgazar nunca.
Y entonces sucedió, me lleve una decepción, una que jamas pensé tener.
—¿Y eso que? El chico que me gusta no me juzga por mi cuerpo sino por mi mente—lo supe desde que pronuncio la palabra chico—. Ese es Brent.
Yo era Brent, y creo que Brent comenzaba a interesarse en Leah.

ESTÁS LEYENDO
Chicas Mentirosas
Historia CortaElla era una zorra, yo una chica normal Ella es superficial, a mí no me interesaba su opinión. Ella no paraba de insultarme, yo me hice pasar por un chico y humillarla por medio de notas. Me enamore de ella, pero ella se enamoró de las notas. Fech...