Chicas Mentirosas

Capitulo 15

Tras los bastidores del gimnasio escolar esta Abril amarrándose sus cordones, un par de chicas vistiéndose, yo arreglando mi cabello para la clase y Leah llorando en la ultima ducha.

Ha estado muy melancólica el resto del día, la última amiga que le quedaba la abandono, le dijo que ya no era la chica "Atrevida, salvaje y alocada de antes."

Es mas valiente ahora que esta dejando de ser... Una zorra.

—¿Vienes o... Te quedas? —pregunto Abril al tiempo que veía el cubículo donde estaba metida Leah.

Sé por que lo decía, ella últimamente esta rara, ahora paso mas tiempo con Leah y bueno, la rubia se esta pegando como un chicle a mi.

¡Espera! ¿Que hice? Lo diré mas claro, ¿Que hizo Brent? Convirtió a una lacra de las mas grandes lacras de la escuela en una chica diferente, debo de admitirlo, Leah es muy maleable.

—Me quedare, avisa a la profesora que empiece sin nosotras.

Abril asintió sin ningún rastro de resentimiento en su rostro, agradezco eso en silencio y me dirijo a la ultima puerta y toco.

Admito que odio cuando Leah llora, no explico bien ese sentimiento, es como escuchar a un niño indefenso pedir ayuda y a la vez una sirena imposible de apagar.

—Puedes contarme todo.

—¿Todo?

—Si, todo.

Silencio, se lo esta pensando mas de dos veces, cuando paso el minuto completo estaba apunto de despedirme, entonces Leah solllozo.

—Es que se rompió mi sujetador en dos.

—Oh.

Yo cree el segundo silencio, mi mente comenzó a idear un plan arriesgado, para Leah era la mejor solución pero para mi... No tanto.

—¿Somos la misma talla de sostén?

Ella afirmó en voz débil. Iba a hacerlo.

(...)

Por el resto del día Leah no volví a ver a esa rubia, se paseo los pasillos de la escuela con mi sujetador blanco, no es del gusto de ella sin embargo era lo que había.

Yo, una chica ligeramente encorvada, usaba un top café y un chaleco grueso.

Cuando estoy junto a Leah veo las cosas con mas color, ya no me da asco esa voz chillona y nasal, cuando ella se va me aburro y solo espero que vuelva.

Me sentía rara y feliz.