Diario de un español en Rumania

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2007, Bucarest

Los participantes de la Travel Summer University 2007 - Temática: Historia y cultura local llegamos de distintos países europeos como occidentales escupidos por la post mix de una franquicia. Distintos sabores, mismo veneno. Por supuesto, sin haber leído a Ionesco y dejando a un lado las enseñanzas de Cioran. Eso sí, teatro del absurdo habría a espuertas.

NOTA:

Una Summer University es una actividad académica con eventos de ocio organizado por AEGEE (Association des États Généraux des Étudiants de l'Europe). Según wikipedia, AEGEE es una organización sin afiliación política, aconfesional y sin ánimo de lucro en la que se promueve el espíritu europeo y se fomenta la imagen de una Europa unida, abierta y sin fronteras a través de proyectos, viajes, grupos de trabajo, intercambios culturales y actividades en las que colaboran universitarios de toda Europa.

FIN DE LA NOTA.

Llego solo al aeropuerto internacional Henri Coandă, y mi idea es emplear unas pocas horas en visitar Bucarest por mi cuenta, para después reunirme con el resto de participantes en la estación de tren. De allí cogeremos un tren a Craiova, donde da comienzo el evento y nos esperan los organizadores de la Summer University, un encuentro universitario para conocer la cultura del país. Después de Craiova tenemos programadas excursiones de camino a Brasov.

Bucarest es una ciudad con una arquitectura ecléctica. Una mezcla de brutalista, neoclásico y comunista. Sin embargo, solo me da tiempo a admirar algunos de los grandes edificios gubernamentales que se pueden encontrar, como la Casa del Pueblo, el arco del triunfo o el Ateneo. El sol cae plomizo sobre el asfalto y los periódicos anuncian que nos enfrentamos a una de las peores olas de calor de las últimas décadas.

Paso pocas horas en las calles. Las justas para comprarme unas zapatillas a buen precio y dirigirme a la estación. Allí me encuentro con un grupito de jóvenes bastante fáciles de reconocer como españoles e italianos. Tras unos breves saludos, nos dirigimos al andén.

En el tren me siento con los que van a ser mis compañeros de viaje, dos españoles. Carlos es un joven de Logroño que ríe sin parar y parece tener mucha confianza con la chica que más tarde bautizaríamos como la Marquesa. Una rubia platino de metro noventa, no se sabe cuántos kilos, que luce un escote generoso y va embutida en un chándal rosa con un conejito de Playboy bordado. Trata a todo el mundo como si fueran sus sirvientes y no para de llamar a su padre diciéndole que no soporta esto o aquello.

La Summer está bastante descompensada en cuanto a nacionalidades. Los españoles y los italianos somos mayoría. De España no solo vienen la Marquesa y Carlos. También Rebeca, una maestra un poco alternativa, y una pareja de Alicante muy peculiar: Mercedes es aficionada a los caballos y tiene a su novio, Francisco, totalmente anulado. Casi no le deja ni hablar. Luego están los italianos Nicco, Vito y Mario, que no pierden el tiempo. Se pasan todo el trayecto ligando con unas turistas alemanas que viajan en nuestro tren. De Europa del este ha venido Irina, que es un bombón de Ucrania y más de uno la mira con deseo.

Esta Summer no está entre los destinos más solicitados. Por lo que aquí nos encontramos los que o bien llegamos tarde al plazo de inscripción o no escribimos una carta de motivación muy atractiva.

NOTA:

Sin embargo, si os soy sincero, una vez vi al presidente de una antena española revisando las cartas de motivación que llegaban de todos los rincones de Europa. Era un tipo gordito, de pelo ensortijado y eterno estudiante. Vivía del dinero que sacaba del alquiler del piso que había heredado de su abuela y de jugar al póker por internet. Se pasaba el verano empalmando una Summer con otra, y un día, en plena organización de la Summer de su antena, le vi cómo procedía con la selección de los participantes: cogía las cartas de motivación, apilaba las de los chicos a un lado y cuando tenía todas las de las chicas en su manaza, las buscaba una por una en Facebook. Si estaba buena y soltera, aceptada. Si no, rechazada. Luego, para compensar el número de chicas admitidas, cogía las cartas de los chicos. Los más feos y freaks que hubieran enviado solicitud eran aceptados, no se fuera él a encontrar demasiada competencia.

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2016 ⏰

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