Ruptura

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— ¡Tú! —soltó Dean echándose sobre su hermano, en el suelo— ¡Eres un traidor, hijo de perra!

Estaba fuera de sí. No estaba pensando lo que hacía, sólo estaba furioso, sólo estaba cansado, sólo estaba muy triste. Soltaba un puñetazo tras otro en la cara de su hermano menor, mientras escuchaba vagamente que Castiel le gritaba y tiraba de él. Sam por su parte no parecía querer defenderse, sólo se cubría el rostro con las manos en un vago intento de detener algún golpe. Castiel, en sus incesantes intentos de detener a Dean, detuvo con fuerza uno de sus brazos, lo que lo imposibilito levemente. El castaño se giró molesto y se liberó con un fuerte empujón que mando a Cas al suelo. Al mirar de nuevo a Sam, este le recibió con un fuerte puñetazo en la mandíbula, siendo ahora Dean quien terminaba de espaldas en el suelo.

— ¿¡Y tú qué eres, Dean!? —bramó Sam levantándose del suelo. La nariz le sangraba abundantemente y tenía el labio inferior abierto e hinchado— ¿Tú, qué eres?

— ¡Yo no te traicione a ti! —le respondió molesto poniéndose en pie— ¡A ti no te importa! ¿¡Por qué tenías que quitármelo!?

Sam sintió eso último como si le hubiera dado otro golpe, mientras Dean terminaba de ponerse en pie y le miraba enfurecido con los puños apretados, detrás de él estaba Castiel, aún sentado en el suelo con los ojos y la boca abiertos, mirándolos completamente quieto.
Dean se acercó nuevamente a su hermano menor y le tomó por el cuello de la camisa.

— Ni siquiera lo entiendes... ¡Ni siquiera entiendes qué tan malo es lo que has hecho! —soltó otro golpe en la cara de Sam, quien volvió a mirarlo de nuevo después de unos segundos— Tú...no te importa...tienes a Jess... ¡Eres un traidor, hijo de perra! ¡Y NO LO ENTIENDES!

El mayor intento arremeter con otro puñetazo pero Sam consiguió esquivarlo y responder con un nuevo golpe al estómago de su hermano. Dean perdió el aliento y Sam, sin siquiera saber bien por qué estaba respondiendo, fue ahora quien apreso la ropa de Dean con una mano y descargo un golpe tras otro en su rostro. Después de algunos golpes, Dean fue capaz de responder, y aprovecho un pequeño descuido de Sam para, abrazándose a su cintura, derribarle de nuevo. Después de dar algunas vueltas, enredados entre golpes y jalones, Dean logró ponerse encima del menor de nuevo y empezó a descargar, una vez más, un golpe tras otro. Cada vez más fuerte, cada vez más fuera de sí, mientras repetía una y otra vez "A ti no te importa..." "Tú no lo entiendes...".
Castiel sólo veía la escena sin verla realmente hasta que vio a Dean soltar un golpe tan fuerte en la cara de Sam, que su cabeza se levantó del pavimento para volver a golpearlo. Entonces se levantó, pero antes de que pudiera intervenir de algún modo, un par de hombres llegaron y detuvieron a Dean mientras decían que se calmara, que estaba golpeando a Sam. Eran Benny y Crowley, que apenas habían llegado al lugar y con más facilidad habían detenido a Dean, mientras Kevin, Rowena y Elizabeth comprobaban el estado de Sam, que aún seguía tendido en el suelo.
La pelea había sido muy rápida y apenas algunos de los asistentes estaban saliendo a ver el estado de las cosas afuera.
Castiel pudo ver a Dean, ya casi calmado, entre los brazos de sus amigos. Tenía la ceja abierta, sangraba de una de las comisuras de la boca, y de la nariz pero no se comparaba a Sam, quien apenas parecía consciente. Tenía demasiada sangre entre la nariz y la boca, y uno de sus pómulos se había abierto y también sangraba.
Dean se deshizo del agarre de sus amigos y a la distancia pudo distinguir lo mal que se veía Sam, quien no se levantaba. Sintió los nudillos arder, sintió las manos hirviendo. Busco a Cas con la mirada, al encontrarlo ambos se miraron pero el castaño pudo notar en los ojos de su pareja que estaba asustado. Dean le había asustado, le había asustado porque casi mataba a Sammy a golpes, porque lo había alejado de manera brusca. Tenía razón en estarlo. Le pareció que estaba a punto de llorar así que desvió la mirada y echo un vistazo a su alrededor: su madre venía saliendo en ese preciso instante y reprimió un grito al ver a su hijo menor tendido en el suelo, con el rostro cubierto de sangre.

But please don't cry, you liar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora