Culpable

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— Cas, hijo ¿dónde estás? —era la voz de Bobby al otro lado de la línea.

— Yo...

— ¿estás bien? —le apresuró, preocupado.

— S-si... —a Castiel le pareció escuchar un suspiro de alivio. Siguió después de unos minutos de silencio— Estoy en un bar pero...gaste todo lo que traía y...no estoy muy seguro cómo volver a casa.

— Claro, hijo, entiendo. —respondió Bobby, seguramente notaba en su voz que aún estaba algo intoxicado— Escucha, ¿podrías pasarme al cantinero?

Castiel, sin decir nada más, hizo una seña a la chica que atendía la barra para que se acercará. Y le pidió algo toscamente si podría darle indicaciones del lugar al hombre en su teléfono. La chica sólo se encogió de hombros y colocó el aparato entre su mejilla y su hombro mientras servía licor a otras personas. Hablaron unos minutos, Cas terminó su bebida antes de que su teléfono le fuera devuelto.

— Gracias, ¿podrías servirme otro? —pidió antes de responderle a Bobby.

— Cas, deja de beber —le ordeno el hombre antes de que él dijera nada— Escucha, voy en un momento, sólo no te muevas de ahí, ¿de acuerdo?

— Mhm... —fue su única respuesta antes de que Bobby cortará la llamada.

Su vaso fue llenado una vez más y él se lo bebió de un trago, ordenando otro con un gesto. Se había quedado sin dinero pero Bobby podría pagarlo en cuanto llegara, él sólo quería beber todo lo que fuera capaz. Ni siquiera sabía qué jodido día era o qué hora era y por supuesto que no tenía ni idea de dónde diablos estaba. ¿Cómo mierda había dejado que todo terminara así? Todo iba relativamente bien hacía unos días atrás y ahora...No quería pensar en nada. No quería ser capaz de recordar lo ocurrido sin embargo lo recordaba a la perfección. El accidente, lo afectados que se veían los Winchester y su impotencia. El hospital, el velorio y las lágrimas de Mary. Sam, su boca, sus manos y el grito de Jessica. Gabriel, Dean y los susurros acusatorios de los presentes. La expresión de Mary, los gritos de Lisa y el vacío en su estómago. Dean huyendo y la necesidad que sintió de alcanzarlo. Dean gritándole en medio de la noche y su incapacidad de responder. El silencio.
Sam. Sam gritando, Dean gritando y ambos en el suelo. El sonido de los nudillos al golpear la piel del otro. Y su cuerpo paralizado, su boca demasiado seca para decir algo. Un último y muy fuerte puñetazo en la cara de Sam que le despertó. Una renovada necesidad imperiosa de alcanzar a Dean que se vio negada por los brazos de Crowley y Benny. El grito ahogado de Mary, el rostro furioso y decepcionado de Gabriel. La sangre: sangre encima de Sam, sangre en las manos y rostro de Dean. El coro de voces preocupadas, preguntando, calmando y exigiendo. Y una última mirada a esos ojos verdes que lo miraban con decepción. Ese verde luminoso; un segundo atrás encendido con ira y ahora cegado con un velo despectivo. Y por último la espalda de Dean alejándose a toda prisa en medio de la noche, perdiéndose casi en seguida. Y esa necesidad de alcanzarlo, una vez más, creciendo en su interior pero está vez ignorada por él mismo. Y caminar, caminar hasta alguna parte, y un montón de alcohol. Caminar más y más alcohol. Siempre hay algún lugar abierto en alguna parte no importando la hora, no importando los comentarios o sugerencias a su alrededor.

Y ahí estaba, el dinero se terminó por fin, llevaba bastante encima por si se necesitaba algo, dadas las circunstancias que la familia estaba pasando. Así que por fin respondió su insistente teléfono y la primera llamada era de Bobby. Bobby que un rato después entró al oscuro local, con su gorra vieja y una camisa de franela debajo del chaleco. Se le acercó enseguida y le ordeno que se fueran, Cas intentó apurar el licor restante en su vaso pero Bobby se lo arrebató y se lo bebió él. Intercambio palabras y dinero con la chica detrás de la barra y levantó a Cas pasándose uno de sus brazos sobre los hombros. Él movía torpemente los pies en un intento por caminar pero básicamente Bobby lo cargo hasta su camioneta, lo subió en el asiento de atrás donde se recostó al instante y tras un portazo escucho que el hombre encendía el motor y pronto estuvieron en movimiento.

But please don't cry, you liar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora