D i e z.

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Aquel Dios miraba a la chica en frente de ella. ¿Cómo es eso de que no sabe quien es?

—Soy yo, Yato.

Aquella chica miró de pies a cabeza al chico, con el ceño fruncido.

—Lo siento, yo no recuerdo a nadie llamado Yato.

—¿En serio? ¿No recuerdas como nos conocimos? ¿Recuerdas que puedes ver fantasmas?

—¿Fantasmas? ¿Yo no puedo ver eso? Lo siento, te voy a pedir que te retires, Yato.

En la forma que ella dijo su nombre a él le dolió, con enojo, duda. No lo recordaba.

—Pero, (1).

Intentó agarrarla del la muñeca suavemente, quería hacerla entender quien era, qué eran ellos.

—¡No me toques! No te conozco, ¡y no sé cómo sabes mi nombre!

Él alejó la manó de ella, bajó la mirada y puso sus manos en los bolsillos de su chamarra.

—Está bien...., sí es así.

Aquel Dios caminó hacia la salida, dio un saltó a la cerca de madera, miró una vez más a la chica que amaba, le dedico una leve sonrisa y se alejó de la vista de aquella chica.

(...)

—¿Cómo que no se acuerda?—preguntó Yukine, dejó de hacer su tarea que hace un rato Hiyori le dejó, y se acercó a su maestro.

—No me recuerda, no recuerda nuestra relación, no recuerda que puede ver fantasma— suspiró—. ¿Cómo?

(...)

—(1)-chan.

Aquella chica volteó ante el llamado, se encontró con Hiyori en la entrada de su escuela.

—Buenas.

—¿Todo bien?

—S-Sí, pero....disculpe, pero ¿la conozco?

Aquella chica gato abrió los ojos sorprendida.

—Soy yo, Hiyori, Ikki Hiyori, nos conocimos cuando Yato te salvó del ayakashi.

—Yato ¿ese chico? ¿Ayakashi? ¿Qué es eso?

La chica no supo que decir, no la conocía.

—¡(1)!

Sus amigas llamaban a la chica.

—¡Ya voy!—gritó mirándolas, volvió hacia la chica gato—. Lo siento, debo irme.

Hizo una reverencia y trotó hacia sus dos amigas, dejando a aquella chica confundida.

—Debo hablar con Yato, urgente.

Corrió hasta la casa de Koffuku.

—¡Yato! ¡¿Dónde estás?! ¡Necesito hablar contigo! ¡Ya..!

Se quedó inmóvil, no podía moverse, no podía hablar.

—Hola niña.

Nora, aquella chica apareció frente a ella junto con su "padre"

—Tanto tiempo Ikki Hiyori. Supongo que ya te enteraste que (1), la niña que se enamoró de Yato, ha perdido la memoria.

Aquella chica frunció el ceño, suponía que era obra suya.

—Cariño, estás en lo correcto si piensas que lo hice yo. Quiero de vuelta a Yato, él no sirve como un Dios bueno, él es el mismo desastre, el caos personificado, la maldad pura, la venganza para los débiles y la pena de muerte para los malvados. No sé que hace pensando que puede ser bueno.

[CONCLUIDO] Enamorada de un Dios [Noragami] »EDITANDO«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora