IV

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- Vamos Félix, por aquí - le dijo el chico de cabello verde y ojos alagartados. Se llamaba Stuart... Se llamaba; lo que pasó con él aún es un misterio, pero... Solo era un niño, solo eran niños.
- Ya voy Stu - dijo el pequeño y travieso Félix a su mejor amigo, una especie de lagarto con aspecto humano y... Sin escamas, solo el cabello verde, los ojos del mismo color solo que un poco más amarillentos e iluminados. Sus ojos siempre estaban cubiertos por una especie de careta para bucear con bordes azules de plástico. Usaba guantes y zapatos que parecían manos y pies de lagarto y una camisa blanca rasgada, pantalones naranjas hasta la rodilla igual de rasgados que la camisa del muchacho, sin embargo estos colores no se veían, solo se diferenciaban en una escala de grises. Tenía dientes afilados y un poco amarillentos.
Su madre parecía bastante normal... Pero según relataba, su padre era todo un lagarto de la aureola dieciséis. Sus padres se conocieron en una guerra, ¿había comentado los conflictos de Lycriself con otros planetas? Bueno, en la aureola dieciséis existía un planeta; Lagrócida, un planeta habitado por completo de lagartos. Ellos, debido a la falta de recursos para vivir, tuvieron que invadir Lycriself, sin embargo llegaron a un acuerdo con el rey que les permitió una vida sustentable hasta que su tierra se regenerara para producir comida de nuevo. En medio de ese conflicto un lagarto y una ferrience se enamoraron y tuvieron un bebé; Stuart Lagronce, un niño que pertenecía a dos lugares y al tiempo a ninguno... Ser diferente no es un problema si hay personas diferentes también que estén en el mismo entorno que tú. Félix tenía un ojo azul vibrante (extremadamente inexistente en Ferros, sin luz no hay colores vivos) y Stuart era mitad lagarto (aunque no lo parezca era más común que el ojo de Félix). Ambos se volvieron muy buenos amigos. Pero...

- ¡STUART! - Félix gritó.
- wow Félix, ¿estás bien? - preguntó Verónica
- Si... Yo solo... No es nada - Se tocó la cabeza... Dolía, ¿qué?
- ¿por qué... Duele? - preguntó.
- bueno... Fue una caída graciosa hasta que me di cuenta que no te movías, te traje hasta aquí para asegurarme de que aún estuvieras vivo y bueno, lo estás - era tierna, se preocupaba por él, ¿otra razón para amarla?
- ¿qué? - seguía confundido. Recapitulemos:

- Félix
- ¿si?
- ¿puedo... Unirme a Phoenix? - ¿qué ella... QUÉ?! Abismo Félix, ¡ups! Muy tarde. ¿Pero qué pasaba por la cabeza de ese chico?

- ¡FÉLIX, SÁLVAME, AYÚDAME, ME CONSUMEN... NOS CONSUMEN, FÉLIX! - se los... Tragaba, a cada uno de ellos. Pero... Eran inmunes, ¿cómo? Phoenix ya no era un grupo... Phoenix era él.

- escucha Verónica, unirte a Phoenix es arriesgado. Pero no es como si pudieras unirte, Phoenix no es un grupo... Phoenix soy yo. - Verónica quedó aún más confundida.
- ósea que ¿fuiste tú todo este tiempo? - cuestionó ladeando su cabeza cual gato.
- no... Al principio no era así pero - Félix se quedó mirando el vacío un segundo, dolía... Y una gota del cristal más puro se deslizó por su mejilla derecha; salió de su ojo azul.
- Félix...
- no quiero hablar de eso - se echó agua de una cantimplora en el rostro, luego se secó y se puso en pie.

- ¿por qué vuelven a mi estas memorias? Creí haberlas ocultado bien en el olvido... Amnesia - pensó Félix.

- ¿puedo unirme a Phoenix? - preguntó Verónica una vez más.
- ¿unirte? Tú eres la que vuelve a Phoenix un grupo, sin ti solo yo soy Phoenix. - obtuvo en respuesta
- ¿eso es un sí? - se veía brillo de emoción en sus ojos
- tú que crees, linda - volvía a ser coqueto, pero era una costumbre no tan mala; al menos no eructaba seguido. Verónica pensó en eso y se alivió.


- ¿qué hace mi precioso tesoro hablando con ese pedazo de fenómeno? - Lacriel estaba alterado.
- Tranquilo Lacriel, solo debes hacer más de esas sombras para destruirlo. No creo que pueda superarlas en poder
- ¿Hablas de crear otro tipo de sombras, Leviatán?
- exacto. Lo haré mientras me des un poco de energía vital, luego te regeneras - las palabras del segundo ser sonaban prometedoras, como todo lo que decía.
- hazlo - dada la orden empezaron a emerger criaturas sombrías y repugnantes de la tierra, eso le daba puntadas de dolor a Lacriel, pero sonreía pensando en Verónica... Una sonrisa malvada, perversa, loca, no... Psicópata, enferma y forzada. Pensaba en mil formas de destrozar el cráneo de Félix luego de descuartizarlo, claro, la cabeza al último. Pero lo que más le dolía era pensar que su amada destrozaría sus creaciones... Se había unido a los rebeldes.




- Verónica, ¿estás segura de que no quieres volver? - un escalofrío recorrió la espalda de Félix.
- Segura - dijo la chica asintiendo. - y... ¿Qué se hace en Phoenix?
- buena pregunta - afirmó Félix. - primero debes aprender muchas cosas, yo seré tu tutor para que aprendas sobre el mundo que te rodea, porque si ni siquiera sabías lo que es una sombra nivel seis... Estás un poco perdida.
- está bien- dijo Verónica - explícame.
- por donde comienzo... ¡Ah! Ya se.

LycriselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora