—¡Verónica!— Félix la sacudía. Eran las tres de la mañana; Lázuli y Jayden estaban empacando sus cosas. Verónica no despertaba, tal parece que tenía el sueño pesado. Cuando abrió los ojos por la conmoción, se dio el lujo de preguntar qué estaba sucediendo.
—¿Es Lacriel?
—¡Es el grupo Lantern!— respondió Félix con desesperación.
—¿Y esos quienes son?— volvió a preguntar la confundida, y un poco adormilada, chica. Sus rizos estaban sin duda enredados y esponjados, sin olvidar sus ojos llorosos.
—Una piedra en el zapato, pero necesitan ayuda. Hoy Leviatán invadirá Silveria, ¡y tenemos que irnos!— le dijo Félix alarmado.
—Silveria... Es una bonita ciudad
—¡No lo será por mucho si no te pones de pie ahora mismo!— le gritó Félix antes de tomarla de un brazo y levantarla por la fuerza, pero Verónica estaba tan cansada que solo se desplomaba.
—En un momento...
—¡Solo mantente de pie! Y ponte esto— le ordenó el chico extendiéndole un abrigo de cuero con un símbolo cuidadosamente marcado en la esquina superior izquierda. —adentro tiene algunos compartimientos con armas y granadas. Si no puedes cristalizar tu espada llevo algunas extra y... ¡LÁZULI! ¿Tienes las provisiones?— gritó Félix mientras sacudía a Verónica para que se despertara.
—¡Si!— respondió Lázuli a lo lejos.
—¡Terminé!— gritó Jayden con el rostro un poco empolvado. —¿Te ayudo con eso?— preguntó señalando a la chica somnolienta.
—¡Por favor!— dijo Félix soltándola y corriendo a empacar algunas cosas más. Jayden la atrapó en el aire porque ni siquiera quería ponerse de pie por sí sola.—¿Por qué estás tan cansada?— le preguntó Jayden abriéndole un ojo.
—Anoche... Entrenamiento... Dormir— balbuceó.
—Demonios. Debes aprender a ser más nocturna
—Nocturna... Diurna... Dormir— volvió a balbucear.—¡Terminé! Extiende sus brazos y yo le pongo el abrigo— dijo Félix algo agitado.
—Este tipo de miembros no son muy útiles— le respondió Jayden sosteniendo los brazos de Verónica a noventa grados del torso.
—Eso no importa. Ahora tiene el abrigo y nos iremos de inmediato— ordenó Félix después de agarrarla de la cintura y cargarla como un costal sobre su hombro derecho. La dejó, no muy delicadamente, en el transporte provisional que Jayden estaba arreglando; una pequeña cápsula metálica con cuatro aletas que la ayudaban a flotar. Hace muchos años no la usaban, pero funcionaba bien; o al menos podría volar hasta Silveria sin problemas.—Lázuli, ¿tiempo de trayectoria que nos tomará ir por tierra?— preguntó Félix.
—Dos horas con posición comprometida.
—¿por agua?
—Una hora con posición comprometida teniendo en cuenta las sombras nivel 10
—¿por aire?
—Treinta minutos sin problemas con las sombras, exceptuando el fuerte clima de -8ºC.
—¿Es un clima soportable?
—Con el abrigo mejorado, si.
—¿Es posible una falla del motor por bajas temperaturas?
—Si, pero el porcentaje es de 0,2%
—¿Ya trazaste la trayectoria aérea?
—Si
—¿hay señales de tormenta?
—Casi nulas.
—¿precaución en caso de accidente?
—Dentro del compartimiento siete hay cinco paracaídas. En caso de falla usaremos el Golem, el retraso del tiempo planeado será de media hora más.
—Bien. DespegaDada la orden Lázuli trazó la trayectoria en la pequeña nave y esta subió a una velocidad impresionante. No tan impresionante como en sus buenos tiempos, pero sin duda era una buena velocidad.
Jayden estaba sentado junto a Verónica, la cual apenas se había despertado del todo. Ambos miraban a Lázuli y Félix conduciendo la cápsula flotante sin problemas.
—Cuanto tiempo... Han pasado unos dos años desde la última misión.— afirmó Jayden con un suspiro nostálgico. Sus ojos eran grises azulados y se veía calmado.
—¿Por qué tanto tiempo?— cuestionó Verónica.
—Hace dos años, el grupo Phoenix fue a una batalla casi imposible de ganar. Intentamos luchar directamente contra las sombras, por la libertad de Goruld. Fue un grave error. Allí albergaban sombras que ni en nuestras peores pesadillas habríamos imaginado que existían; monstruos, titanes, bestias del tamaño del castillo, humo negro, un ambiente pesado y niebla. Allí muchos murieron, otros fuimos encerrados por Leviatán, otros escaparon y están perdidos y Félix... desapareció entre la niebla. Sabíamos que estaba vivo, pero no sabíamos si volvería por nosotros.
—¿Es decir que los abandonó?
—No, es decir que pasó mucho tiempo ideando una estrategia, igual que Lázuli. Nosotros dos pudimos escapar, igual que otros miembros; pero Leviatán los dispersó y ahora deben haber sido capturados de nuevo.
—Jayden, sé que hago muchas preguntas pero... ¿Por qué Félix se porta tan responsable?
—Si contigo se porta diferente es cosa tuya. Félix es un genio del campo de batalla, es capaz de ver las habilidades particulares de, aproximadamente, setecientas veinte personas. Además suele ser compasivo y persuasivo, también prudente y centrado.
—Conmigo fue... Diferente
—¿De qué hablas?
—Bueno... No es como si fuera relevante pero se portó coqueto y narcisista
—Eso es imposible, Félix no es...Inmediatamente los ojos de Jayden se tornaron rojizos, se puso de pie en un solo movimiento brusco y tomó a Félix de los hombros. Lo sacudió y le dio una cachetada.
—¡¿PUEDES OÍRME, MALDITO GUSANO?!— le gritó con una voz llena de odio.
—¿De qué hablas Jayden?— dijo Félix confundido.
—¡SÉ QUE PUEDES ORIME, DEMONIO RASTRERO!— volvió a gritar.
—Cielos Jay, nada se te escapa...— dijo Félix con un tono de voz ligeramente más agudo.
—¡Jayden! ¡No tenemos tiempo de ponerle atención a ese gusano! Hay una batalla que será librada hoy por Silveria, ¡el gusano es lo último que debería preocuparte!—le gritó Lázuli.
—¿Así que ya lo sabías? ¿Y no hiciste nada al respecto?—Hey, ¿por qué tanto alboroto? Solo fue un poco coqueto, es algo que cualquier persona normal puede hacer.— dijo Verónica tratando de calmarlos a todos.
—Tú no lo entiendes... Y no es como si lo podamos explicar.— le dijo Lázuli.
—¡DIME LÁZULI! ¿LO SABÍAS?— gritó Jayden, de nuevo alterado.
—Si, pero ese gusano no es lo más importante ahora. Lucharemos por Silveria; y lo haremos bien, ¿oíste?— le respondió Lázuli. —Ahora escucha atentamente Félix, no reacciones ante la voz hasta que se haya decidido el futuro de Silveria. Y para ti, maldito gusano; no se te ocurra nada o me encargaré de exterminarte con mis propias manos— ordenó haciendo que se mantuviera la calma. Hubo un silencio profundo y tenso hasta que Verónica preguntó incrédula.
—¿Gusano...?
ESTÁS LEYENDO
Lycriself
FantasyImagina que el universo no es como lo conoces; imagina que depende de un planeta en el centro de todo, y que ese planeta es gobernado por un rey sabio y justo. Ahora piensa que el heredero de aquel rey no es igual de sabio y justo, y el centro del u...