XI

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Félix atravesaba el bosque. Era frondoso y el ambiente se sentía espeso; comenzó a sentir un mareo inusual y le costaba mantenerse en pie.
Logró observar que a su alrededor se formaba una niebla impenetrable.
—Sombra nivel 6— dijo. Trató de alzar su espada, pero era más pesada que nunca y sus manos se abrieron dejándola caer entre un montón de hojas secas. La vista de Félix se puso nublada y acto seguido cayó al suelo. Sin embargo, aún tenía consciencia y aún podía ver.

Un hombre alto, con el rostro tapado por una máscara y en su cabeza portaba un sombrero inusual. Se movía ágilmente y Félix pudo ver una pequeña batalla llevarse a cabo sin poder moverse. Movimientos agraciados, cortes limpios y hacía ver la espada tan ligera como una pluma.
Se le acercó a Félix y puso suavemente una hoja de árbol tornasolada en su frente. Félix podía moverse otra vez, se sentía recuperado.
—Gracias— masculló. No se oyó respuesta, solo un simple gesto vertical con la cabeza que decía todo. —¿Cuál es tu nombre?— preguntó Félix. Nuevamente el extraño héroe no dijo palabra alguna, solo se puso de pie y le entregó la espada al curioso chico de gabardina; después de hacerle señas de que lo siguiera.
—¿Acaso no hablas?— preguntó Félix. El hombre misterioso siguió su camino y Félix lo siguió porque así se lo había indicado. —¿No me dirás tu nombre?— preguntó de nuevo.
—El hombre del sombrero— dijo por fin el parlanchín enmascarado.
—Así te llamaré, y tienes mi respeto. Sólo una pregunta más, ¿a dónde nos dirigimos?— nuevamente no se obtuvo respuesta, así que Félix solo lo siguió.

De un momento a otro, el hombre del sombrero desapreció en la niebla. Félix desconcertado corrió hacia el frente a ver si podía alcanzarlo, pero se encontró con otra parte del bosque; una parte del bosque que se le hacía familiar. Y allí estaba también Jayden recostado entre las hojas secas y la maleza. 
—¡Jayden!— gritó. El chico alto y delgado de cabello albino y ojos inestables se puso de pie con algunas hojas secas enredadas en la ropa.
—¡Félix!— dijo de vuelta. El iris de sus ojos se tornó amarillo, el color apareció de repente como un remolino que luego se quedó quieto.
Ambos estaban felices de encontrarse de nuevo a pesar del... Incidente, que ocurrió algunos años atrás.
—Te ves estable— le dijo Félix después de darle un abrazo a su protegido.
—Me siento estable— respondió Jayden sonriendo.
—Mientes
—Bien... Se elevó el precio por mi cabeza y ahora me buscan en ocho planetas. Pero estoy feliz de ver de nuevo al único ser que creyó en mí.— Félix sonrió.
—Nunca cambias— le dijo risueño.

Luego los ojos de Jayden se tornaron grises; preocupación. Recordó la misión, recordó a Leviatán. No se sentía bien... No se sentía estable. Luego sintió una mano en su hombro.
—Vamos, Lázuli te está esperando— le dijo Félix
—Si, lo siento— se disculpó el de cabellos plateados y luego lo siguió.

Pero así como la mente de Jayden estaba inestable, la de Félix estaba sin duda nublada. ¿El hombre del sombrero? Un tipo extraño, pero se veía invencible y tenía conocimientos de umbrología más allá de los que poseía el grupo Phoenix.

Podría ser un aliado tanto como podría ser una amenaza.

LycriselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora