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Tal y como cabía esperar, Nico no estaba en sus mejores momentos.
Había pasado una semana desde la última vez que se habían visto y hasta él mismo se daba cuenta de que lo único que quería era verla de nuevo.
Aquella noche fue solo al bar. Necesitaba pensar y unas cuantas copas no le vendrían mal. Le ayudaban a tener las ideas claras.
Cuando ya llevaba unas cuantas cervezas en el cuerpo, notó una mano que se posaba en su hombro. Una mano que le provocó un escalofrío.
-¿Puedo sentarme contigo?
Nico se encogió de hombros.
-Eras tú la que no quería estar conmigo. ¿Has cambiado de parecer?
Chloe no respondió y cambió repentinamente de tema.
-Tienes un aspecto horrible, la verdad.
-Es culpa tuya que esté así. Es todo por tu culpa.
-¿Y que demonios te he hecho yo?
-Pensé que te había perdido y me estaba volviendo loco.- Chloe sintió que le faltaba el aire, que no podía respirar. Jamás se había sentido así. Ningún chico había conseguido mover su mundo de este modo.- No puedo olvidarte. No puedo arrancarte de mi corazón como si nada y aun así tu sigues alejándote de mí. 
Chloe sintió la tentación de alargar la mano y tocarle, pero entonces Nico siguió hablando.
-¿Por que sigues prefiriendo a Javier antes que a mí? ¿Por que no puedes amarme como te amo yo?
Chloe comprendió entonces. Nico había bebido tanto que pensaba que estaba hablando conmigo y sin saber porque, el corazón de Chloe se rompió en un millón de pequeños trozos.
-Lo siento niño. Por un momento pensé que me había equivocado. Ahora sé que lamentaré haber venido toda mi vida. Tal vez, en alguna otra vida, en algún otro lugar, me conozcas a mí antes que a ella, pero ojala no hubieses aparecido en mi vida para destrozarmela de este modo.
Hizo ademán de levantarse y marcharse pero Nico la cogió de la mano y la miró con los ojos vidriosos.
-Llévame contigo. Déjame estar contigo.
Al principio dudó, pero no quería dejarlo solo, así que le llevó hasta el hotel en el que se alojaba.
Al llegar, el pobre estaba tan decaído que parecía que solo quería llorar.
-Confía en mí esta noche- empezó a desvestirle, hasta dejarle en ropa interior y le obligó a meterse en la ducha, con la mala suerte que Nico resbaló y tiró de ella mojándola de arriba abajo.
El agua pareció hacerle reaccionar y comprender donde y con quien estaba. Alzó la mano para acariciarle la mejilla y apartarle un mechón de la cara.
-Te he dejado un albornoz para que no cojas frío. Cuando estés, métete en la cama.
-¿A donde vas tú? 
-Necesito tomar un poco el aire. No tardaré.
Una vez a solas, Nico se sentó en el suelo de la ducha, dejando que el agua caliente cayese sobre él dándole así la oportunidad de pensar y aclarar su mente.
Recordó todo lo dicho en el bar.
¿Como había podido ser tan idiota? ¿Por que se negaba a ver que realmente eramos distintas?
Para empezar, Chloe tenía el pelo más largo y oscuro y era bastante más alta.
Éramos las dos caras opuestas de la moneda y sin embargo ambas le provocábamos la misma sensación.
Salió de la ducha, se secó y vistió con el albornoz.
Al entrar en la habitación, miró encima de la cama y encontró una maleta con lo que parecía ser un álbum de fotos.
Lo cogió y miró en el interior. Había fotos de ella con los que supuso que eran sus padres. 
Miró atentamente a la mujer. Era cierto que tenía cierto parecido con mi madre.
Siguió ojeando y encontró una foto de las dos.
Todavía no podía creer lo que son las casualidades.
Encontrar a una persona tan parecida a la persona que amaba.
Quizá que se hubiesen encontrado tenía que significar algo. Quizá debía enamorarse de Chloe.
Algo en esa idea le atemorizaba y excitaba a la vez.
Miró la hora en el reloj que había en la medita de noche. La una y media y Chloe seguía sin aparecer.
¿Donde se había metido?
Dejó el álbum en su sitio y se echó en la cama a esperar a que volviese.
Media hora después, se abrió la puerta.
Chloe entró sin hacer ruido. Realmente esperaba encontrarle durmiendo o también existía la posibilidad de que se hubiese marchado. Sin embargo, allí estaba. Con el albornoz y tumbado sobre la cama. Esperándola.
-Esperaba encontrarte durmiendo.
-¿Por que?
-Para evitar esto supongo- dejó su bolso sobre una silla y se sentó al borde de la cama para mirarle.- Voy a darme una ducha. Si quieres quedarte por mí no hay problema, aunque tendremos que compartir cama.
-¿No te asusta?
-No te tengo miedo Nico. Estoy segura de que no me harás daño, al menos físicamente y tampoco creo que te aproveches de mí.
-Tienes razón. Dormiré en el sofá de todos modos.
-Como quieras.- se levantó, cogió su pijama y se encerró en el cuarto de baño.
El ruido de algo cayendo fue lo último que Nico oyó antes de que el sueño le venciese.
Cuando Chloe salió del cuarto de baño, le encontró profundamente dormido en el sofá.
Cogió una manta del armario y le tapó para que no cogiese frío.
-Buenas noches Nico- le acarició el pelo, que aun seguía mojado y se acercó para besarle en la mejilla.
Justo cuando se incorporaba para alejarse, Nico la cogió del brazo y la acomodó junto a su cuerpo. Pese a pensar que estaba despierto, su profunda respiración indicaba todo lo contrario.
Se puso de lado, quedando así uno frente al otro. Podía sentir su respiración en la cara. Estaba tan guapo.
Que injusta era la vida. Por una vez que encontraba a un chico que realmente le gustaba...

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora