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Olga se marchó también. Prefería estar sola. Pensar en lo que había echo. O en lo que no. Debió decírselo. Debió decirle que todavía lo amaba, aunque él no le correspondiese, tuvo que haberlo echo, y no fue capaz. 
No podía olvidar el odio, el rencor y la tristeza tan grande que había visto en los ojos de Raúl en cuanto se lo dijo.
Todo había terminado. Ya nada tenía sentido. Ahora solo quería huir, olvidar, encerrarse en su cuarto bajo las mantas y no salir jamás.

Al día siguiente cuando pasé a buscar a Javier para ir al hotel, seguía sin saber nada de Olga ni Raúl, y por lo que me habían dicho los demás, ellos tampoco.
Llegué puntual a su casa y ya me estaba esperando en la puerta.
-Te aseguro que estoy muerto de curiosidad. ¿Qué tienes pensado?
-Ya lo verás cuando lleguemos. ¿Has avisado de que no irás a dormir?
-Si, y no veas la cara de sorpresa que tenían mis padres.
-¿No les habrá molestado?
-Para nada. Piensan que me han abducido y que soy distinto, pero no me importa porque estar así me hace feliz.
-Y a mí. De verdad espero haber acertado con el regalo. Tal vez debería haberte comprado un anillo también pero pensé que ahora mismo y después de todo lo ocurrido entre nosotros, esto es lo que mejor nos irá.
-Sea lo que sea en lo que has pensado, estoy seguro de que me encantará.
No os contaré todo porque de este modo no terminaría nunca pero la sorpresa le encantó.
La habitación que había reservado era preciosa y no le faltaba ningún detalle.
Tomamos vino para la cena, comimos de maravilla, el postre fue muy dulce y la sesión de spa nos dejó nuevos.
Aquella fue la noche más hermosa de mi vida. Poder dormir con el amor de mi vida fue increíble. Lástima que hasta que no tuviésemos casa propia aquello no sería diario, pero algún día...

-He pensado que podríamos hacer una escapadita, ¿qué te parece?
-¿Una escapadita donde?
-A ver a mis padres. ¿Te gustaría?
-¿No te parece un poco precipitado? Recién estamos empezando una relación y me parece que lo estamos apresurando un poco todo. Necesito un poco más de tiempo.
-¿Por qué me pediste que saliese contigo? ¿Qué fuese tu chico?
-Porque es lo que quiero.
-Me parece que no tienes muy claro lo que quieres. No sabes que hacer en realidad. Dices que quieres estar conmigo pero puedo ver en tus ojos que no puedes dejar de pensar en él. Sigues enamorada de él.
-Es algo que no puedo dejar de sentir de un día para el otro. Pensé que precisamente tú comprenderías que no es algo fácil. ¿Todavía amas a Mónica?
-Es distinto.
-¿Por qué es distinto?
-Ella está con otra persona y se aman. Yo no tendría ninguna posibilidad de lograr que ella me amase.
-Que Raúl no esté con nadie no tiene nada que ver. Es libre de salir quien quiera.
-El problema está que la persona con la que quiere estar ahora mismo está conmigo y no voy a ponérselo fácil.
-No tienes ni idea de lo que estás diciendo.
-Me parece que tu tampoco. Hay algo que quiero que me digas y que seas sincera conmigo. ¿Crees que algún día podrás olvidarte de él y verle solo como amigo?
-No lo sé. Lo intenté muchas veces y nunca fui capaz.
-Entonces no es tan mala idea que te alejes unos días de él. Eso te  ayudará a ver las cosas desde otra perspectiva.
-Está bien. ¿Cuándo quieres que nos vayamos?

Raúl despertó aquella mañana empapado en sudor. Las pesadillas le habían atormentado durante toda la noche.
Imágenes de Santi con Olga. Era insoportable.
Dani le llamó una hora más tarde, después de que se duchase y vistiese para salir a dar una vuelta.
-¿Qué pasa?
-Tío siento ser yo el portador de malas noticias, pero Lidia me ha llamado hace un rato para decirme que Olga las citó para decirles que después de año nuevo se va unos días a conocer a los padres de Santi.- Raúl desconectó momentáneamente mientras las pesadillas volvían a su mente una y otra vez.- Tío me estás oyendo. Se la lleva lejos.
-No puede ser… No puedo dejar que se marche, y no es negociable.
Colgó, cogió la chaqueta y salió apresuradamente de casa.
Llamó insistentemente al timbre de la casa de Olga pero no había nadie.
Probó suerte volviendo a casa para llamarla al móvil. No lo cogía.
¿Qué podía hacer ahora?
Ocultó la cabeza bajo la almohada y allí se quedó.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora