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Olga llegó a la cabaña media hora antes. Necesitaba pensar en la noche del baile. Sabía que Raúl no había soportado verla con otro, y menos cuando ese otro era Santi.
Lo que no entendía era porque de pronto parecía que Santi ya no actuaba para ayudarla. Se había vuelto algo personal para él. Entre toda aquella mentira que había ideado, Santi había terminado por enamorarse de ella y ella seguía enamorada de Raúl. Menuda ironía. ¿Por qué no podía sentir por Santi algo más que cariño?
Otra cosa que no entendía era porque Raúl se comportaba como un idiota. ¿Acaso seguía enfadado con Santi por lo que me había echo en el pasado? Si yo había podido perdonarle, ¿por que Raúl no?
Cuando llegué yo, estaba paseándose de un lado al otro de la cabaña.
Intenté no hacer ruido y me senté en uno de los sofás a esperar a que me viese y observar que ocurría.
Olga se frotaba las manos con fuerza, se acercó a la ventana para mirar si me veía llegar. Apoyó una mano a cada lado de la ventana y miró hacia el suelo.
Me pareció que seguir callada no iba a servir de nada.
-¿Vas a contarme lo que te pasa?
Se volvió de golpe hacia mí y corrió a abrazarme.
-Ya no sé que hacer. No puedo más- y rompió a llorar.
Intenté consolarla como pude pero nada de lo que decía servía. Esta vez las palabras de consuelo no ayudarían.
Esperé a que se desahogara. Prefería que llorase todo lo que quisiera, se relajase y entonces volvería a preguntar.
Finalmente levantó la mirada hacia mí y sonrió entre lágrimas. Le devolví la sonrisa.
-Perdona. Te he puesto perdida.
-No te preocupes. ¿Quieres contarme que te pasa?
-La noche del baile, no fue exactamente como esperaba.
Por lo visto, todo empezó durante el baile.
Mientras Javier y yo estábamos fuera hablando y haciendo las paces, Santi sacó a Olga a bailar y eso puso a Raúl como loco.  
-Primero bailé un par de canciones con Santi, con Dani y después con Luis. Al cabo de un rato, Santi se fue al cuarto de baño y entonces Raúl se me acercó y me pidió que bailase con él.
-¿Y que pasó entonces?
-Que empezó a retarme. Me dijo que había caído muy bajo al traer a Santi conmigo. Que si estaba enfadada con él no hacia falta que me vengase de ese modo.
-Este chico no tiene remedio. Cada vez que abre la boca mete más la pata. ¿No has pensado que lo que pasa es que está celoso?
-Le dije que no podía esperar al chico del que un día me enamoré toda la vida. Sé que está ahí, en algún sitio, pero tiene que salir antes de que sea tarde.
-¿Tarde para qué?
-El baile fue la última oportunidad que le dí y si reaccionó lo disimuló muy bien. Está claro que solo soy una amiga para él y no estoy dispuesta a interponerle ante mi felicidad nunca más.
-¿Y serías feliz con alguien a quien no amas?
-Tú quisiste intentarlo con Nico.
-Y ya viste el resultado. No hubiese podido amarle nunca y él no se merece algo así.
-Lo sé. Santi me gusta mucho y ha sido muy bueno conmigo.
-No te engañes. De este modo solo conseguirás hacerte más daño.
-¿Más que saber que el amor de mi vida no me ame nunca?
-¿Y por que no le dices todo esto a él? Ve a verle y enfréntate a lo que os pasa.
-¿Y que le digo?
-Dile que le amas y que no puedes más. Dile lo que me estás diciendo a mí. Vosotros me enseñasteis que no hay que huir de las cosas.
-Raúl sabe que le amo.
-¿Y esa es suficiente razón para no decírselo? Sé que tienes miedo cielo pero tienes que hacer algo.
-Está bien, pero es la última oportunidad que le doy. Si no reacciona, me quedaré con Santi.
-Me parece justo.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Tenía pensado ir a casa, darme una ducha y después salir a pasear a Hailey.
-¿Y a encontrarte con tu prometido, no?- ambas nos echamos a reír.
Realmente me habían engañado todos ellos aunque con un buen propósito. Era muy feliz.
-Eso también.
-Entonces no te entretengo más. Gracias por escucharme.
-No hay de que- antes de salir de la cabaña, le pregunté si quería que la acercase a casa.
-No. Hay alguien más con quien tengo que hablar.
Pensé que se refería a Raúl. En ningún momento pensé que llamaría a Santi.
Quedaron en verse en una hora en la misma cabaña. No tenía pensado ir a ningún sitio. Se quedaría allí a esperarle mientras pensaba en lo que le diría.
Mientras tanto, conduje hasta mi casa pensativa.
Esperaba no haber confundido a Olga aun más con lo que le había dicho.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora