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Nico me obligó a sentarme en cuanto se dio cuenta de que no le estaba abrazando por lo que él creía. 
-¿Cómo se te ha ocurrido venir hoy encontrándote mal?
-No quería quedarme en casa. Anoche sentí que algo no iba bien con tu hermano y quería hablar con él. Quería que me dijese que eran imaginaciones mías y me sonriera como siempre, pero después de lo que me has contado sé que ya había tomado una decisión. Quiere alejarse de mí sin importarle lo más mínimo lo que yo pueda sentir. Nunca le he importado.- noté un nudo en la garganta que se me hacía cada vez más grande. Me iba a estallar la cabeza. No podía respirar. Quería que todo fuese un sueño. 
-Creo que aunque me duela decirlo, deberías aclarar esto con mi hermano.
-Dime que me estabas tomando el pelo por favor. Dime que yo no soy esa chica te lo pido por favor…- estaba al borde de las lágrimas y Nico al borde del horror. Por su mirada estaba claro que lo que le estaba pidiendo le hacía daño.
-Lo siento. Es la verdad.
-No puedo perder a tu hermano. Él es lo que yo deseaba…
-¿Estás enamorada de él?
Asentí y Nico no volvió a hablar.
Tal vez lo justo sería que se lo dijese a Javier, ¿pero que sentido tenía si él ya había decidido que Nico era mi futuro?
Me fui del gimnasio a mojarme la cara. Me estaba subiendo la fiebre. Aquella tarde no tenía entrenamiento. Menos mal. No habría sido capaz de dar un solo salto.
De vuelta a clase pasé por la enfermería para que me diesen algo. 
A pesar de las insistencias de la enfermera de que me marchara a casa, yo simplemente me tomé la medicina y volví a clase e intenté prestar atención. No fue fácil. Solo tenía una cosa en la cabeza. Javier había decidido por los dos y no iba a dejarle.
Cuando finalmente acabaron las clases, me puse frente a él. No quería que olvidase que aquella tarde debía venirse a casa conmigo.
-Deberíamos dejarlo para otro día. Hoy no estás en condiciones.
-Eso es lo que tú quieres. No has contado conmigo a la hora de decidir. Si lo que quieres es alejarte de mí, quiero que sepas que del mismo modo que cuando nos conocimos tú no me dejaste ir, no voy a darte esa alternativa. 
-Te he visto con Nico. Supongo que ya lo sabes.
-¿Y?
-Le estabas abrazando.
-Casi pierdo el conocimiento por la fiebre. Si él no me hubiese sujetado me habría caído.
-¿Entonces no ha pasado nada entre vosotros?
-No. Ahora sé cuales son sus sentimientos. Nada más.
-¿Por qué?
-Parece mentira que seas tan tonto. ¡No comprendes nada!
-¿Qué es lo que no comprendo?
-Que es contigo con quien quería estar. No quiero que decidas lo que 
es mejor para mi cuando sé que eres tú.- me di la vuelta furiosa, dispuesta a irme cuando dejé de ver a mi alrededor y todo se volvió oscuro de pronto.
A partir de ahí ya no recuerdo que pasó hasta que desperté en la enfermería. Luis estaba conmigo.
-Por fin despiertas. Menudo susto nos has dado.
-Lo siento.- poco a poco los recuerdos volvieron a mí. Mi conversación con Nico y mi discusión con Javier. La cabeza seguía dándome vueltas.
-Javier está fuera. No sabía si después de lo que le habías dicho querrías volver a verle.
-Eso es lo que él deseaba. Quería apartarme de su lado sin importarle lo más mínimo lo que yo pudiese sentir.
-Eso no es verdad. Puede que a ti te lo parezca, pero creo que no tienes ni idea de la batalla que está librando contra él mismo en este momento.
-Creí que sería él. Que por fin le había encontrado. Me ha devuelto la ilusión para después arrancármela de golpe.
-Estás muy equivocada. Deberíais ser sinceros él uno con él otro. Solo así podréis aclarar las cosas.
Llamaron a la puerta antes de que pudiese contestarle a Luis. Sus palabras retumbaron dentro de mi cabeza, haciéndome pensar. Necesitaba tiempo. Quizá ver a Javier como amigo era lo que necesitaba. No quería verle como a nada más. No quería que siguiera haciéndome daño.
-Acompáñame a casa.- le dije antes de que Javier pudiese reaccionar.
-Vale.
Una parte de mi se sorprendió de que no se negase. Quizá Luis tenía razón y Javier estaba intentando controlar sus sentimientos. Yo también debía ser capaz de hacerlo si quería protegerme.
De camino a mi casa apenas hablamos. Caminábamos uno al lado de otro. Nuestras manos se rozaban algunas veces e intentábamos hacer como si no pasase nada.
La pandilla se había marchado tras asegurarse de que estaba bien y que Javier me acompañaría todo el camino.
Al pasar frente el parque, me detuve. Igual que aquella mañana.
Javier había terminado por hundir sus manos en los bolsillos del pantalón para evitar más roces entre nosotros.
-Lo que dijiste en clase, ¿era verdad?
-¿Qué no me habías tenido en cuenta?
-Si lo he hecho. Es por ti por quien tomé la decisión de alejarme. Tú te mereces a alguien que consiga hacerte sonreír, que borre esa tristeza y consiga devolverte esa hermosa sonrisa que me hizo estremecerme el primer día. 
-¿Y que hay de lo que yo siento?- estaba furiosa, pero él me miró y simplemente sonrió.
-Estás hermosa incluso cuando te enfadas.- entonces no pude más. Me dejé caer sobre el columpio y rompí a llorar.
Javier se arrodilló frente a mí y dejó que le abrazase. Lo amaba. Sabía que lo amaba. 
Cuando tiempo después me calmé, seguimos nuestro camino y al llegar a la verja le miré directamente a los ojos.
-No voy a volver al parque en un tiempo. Espero que lo entiendas.
-Yo había tomado la misma decisión así que tranquila.
-Bien.- al darme la vuelta para irme, los pies se negaron a obedecerme. 
Miré a Javier de nuevo y le rodeé el cuello con ambos brazos para besarle.
Nos separamos lentamente. Javier había terminado sacando las manos de los bolsillos para abrazarme con fuerza.
Me sentía tan bien entre sus brazos que ni siquiera saber que seguía con fiebre podía cambiar eso.
-No quiero dejar de ir- admití finalmente.- No quiero dejar de compartir aquello que me hace feliz.
-Yo tampoco. Creo que saber que Nico siente algo por ti me ha vendado los ojos y he preferido hacer que no me importaba con tal de no dejar salir todo lo que sentía. Ahora es tarde para eso. Me besaste y yo no lo impedí. Ahora me toca a mí.- y me besó.
Al separarnos de nuevo ambos sonreímos con timidez. Nos habíamos arriesgado y ¿ahora que se suponía que éramos? 
Miré hacia mi casa. Debíamos empezar con el trabajo. No quería retrasarlo más pero tampoco era buena idea que Javier entrase ahora. Necesitaba tomar aire después de dejarme llevar. No quería parar y debía obligarme a hacerlo para no perder el control sobre mi misma.
-Creo que es mejor que lo dejemos para otro día. Las cosas podrían complicarse si te dejo seguirme.
-Lo entiendo. Será mejor que descanses para sentirte mejor por la mañana.
-Si. Es lo mejor.
-Hasta mañana entonces.
-Hasta mañana.- aquella tarde fue la primera vez que sentí que separarme de Javier me hacia daño aun sabiendo que lo amaba y él me correspondía.
Entré en casa con una sonrisa. No me importaba tener fiebre. No me importaba siempre y cuando Javier me amase.
La madre de Clara apareció de pronto mirándome con el cejo fruncido y se marchó enseguida con una misteriosa sonrisa en los labios.
No me importaba nada más que volver a ver a Javier. Quería estar con él y decidí que aquella noche iría de todos modos al parque. Seguro que se enfadaría por no hacerle caso y quedarme en la cama pero entonces yo volvería a besarle y me perdonaría.
Esa idea me mantuvo en pie hasta la hora de la cena que empezó a nublárseme la vista de nuevo.
-Mónica, ¿me estás escuchando?
-Si, perdona. ¿Qué decías?
-Digo que ya va siendo hora de que compres un vestido para la cena benéfica y no estaría de más que consiguieras un acompañante.
-Si con eso consiguiera que Jonathan me dejase en paz, te aseguro que ya lo habría echo.
-A mi no me parece mal chico. Tal vez un poco repelente pero al menos sé que no podrá apartarte de nosotros.
-Nadie conseguirá nunca alejarme de vosotros así que no te preocupes papá.- Me imaginaba que mi padre no se quedaba tranquilo. Ellos aun no lo sabían pero yo ya había entregado mi corazón a un chico que sabía que podía hacerme feliz. Sabía que Javier no me haría daño.- Voy a sacar a Hailey. Volveré en un rato.
-¿Opinas lo mismo que yo?
-Creo que hay alguien pero no entiendo porque no quiere decirnos nada.
-Esto no me gusta. Quiero saber quien es ese desaprensivo que quiere llevarse a mi niña de mi lado.
-Me parece que exageras. Quizá es buen chico.
-Lo sabré cuando le tenga delante.
Esta vez Hailey no me dejó atrás. Tenía tantas ganas de verle que corría más deprisa de lo habitual. Esperaba que estuviese ahí en lugar de ir por otro lado. Suerte que si estaba. Estaba a punto de acercarme a él cuando detuve a Hailey. No estaba solo. Había una chica con él.
La miré atentamente. Con la poca luz que había a aquellas horas, apenas podía distinguir que tenía el pelo largo.
Hailey gruñó y miré a aquella chica de nuevo y me cubrí la boca con ambas manos, sin entender porque Miranda, a quien terminé reconociendo, estaba besando a Javier.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora