Capitulo 1

478 54 25
                                    

Corro hacia el baño, tapando mi boca con ambas manos, me siento mareado por lo cual caigo de boca en el pasillo, vomitando todo.

Una vez, dos veces, tres veces, cuatro.

No sé que es lo que me está pasando, últimamente he estado muy mal, pero no le he tomado importancia.

—¡Franky! ¿Estás bi...? —grita mamá, pero se detiene al ver el desastre en el suelo— ¡La alfombra! —Se acerca corriendo, evitando caerse a causa de sus tacones.

Cuando paro de vomitar me siento en el suelo como puedo, llevando mis manos a mi ardiente cabeza.

Maldito dolor.

Suento unas manos en mi hombro, levanto mi vista, encontrandome con mi tío James.

—Intenta levantarte —le oigo decir, y me ayuda a levantarme del suelo.

Las piernas me tiemblan, entonces hago lo posible para mantenerme de pie.

—Hijo, ¿te encuentras bien? —esta vez mi padre habla. Niego con la cabeza.

Lo siguiente que escucho son los gritos de mi madre y otras voces, para luego ver todo completamente negro.

* * *

Abro mis ojos lentamente, tratando de que la blanca y brillante luz no me lastime los ojos. Miro a mi alrededor, y noto que estoy en una camilla de hospital y veo a mi madre junto a mí mirandome dulcemente.

—¿Q-que pasó? —pregunto, al no recordar nada con claridad.

—Estabamos cenando con tus tíos en casa, dijiste que no te sentías bien y te levantaste corriendo —dice. Y comienzo a recordarlo, el odioso dolor de cabeza—, y luego, bueno... —hace una pausa, y una mueca de disgusto— Vomitaste toda la alfombra del pasillo.

Cierto.
Mierda.
Que vergüenza.
Vomité en el suelo.

—Después te desmayaste —continúa— y te trajimos aqui al ver que no reaccionabas —dice, en un tono preocupado.

Cuando voy a preguntarle algo más la puerta se abre, y entra quien supongo es el doctor.

—Señora Wright —dice en tono firme. Mi madre se levanta de la silla y asiente— Sígame afuera de la habitación, debo comunicarle algunas cosas.

Mi madre vuelve a asentir y se marcha junto con el doctor.

Espero durante unos minutos, se estan tardando demasiado. Observo el reloj que se halla en la pared, 03:26 A.M.

El dolor de cabeza ya no lo siento. Por suerte, ya que es demasiado fuerte.

Hace unas semanas me encuentro así de enfermo. Me he despertado de noche a causa de dolores de estómago o de cabeza. Además de que he vomitado en momentos repentinos, sin motivo alguno, haciendo que pierda peso. No me he preocupado ya que supuse que era por alguna intoxicación o talvez por ingerir alimentos hechados a perder, por lo cual no fui al hospital anteriormente.

Escucho como la puerta se abre, dandole paso al doctor y mi madre.

—Hijo... —susurra, con un tono de voz que identifico como triste—. El doctor tiene algunas cosas para decirte —dice, y veo una fina capa cristalina en sus ojos.

¿Un comunicado que darme? No suena a nada divertido.

Asiento dudoso.

El doctor aclara su garganta, mirandome con lo que desifro como lástima.

—Tu madre me contó hace cuánto has estado sintiendote mal y cómo fueron estos episodios —hace una pausa—, te hemos hecho unos estudios mientras dormías y no hemos encontrado nada relacionado a alguna enfermedad posible, es decir, ninguna enfermedad de nuestro conocimiento —dice, observa a mi madre y luego a mí. Trago con dificultad—. Joven, hay un virus en tu cuerpo que está matando tus defensas.

Abro mi boca en una perfecta "o". Esto no me gusta nada.

—Franky —susurra mamá, llorando—, estás muriendo.

¡¿Qué?!

—¿C-com-cómo? —pregunto, ya con lágrimas en mis ojos.

—Lo que haremos será hacerte más estudios para saber qué es exactamente lo que está en tu cuerpo, asi que deberás quedarte aqui hasta que logremos curarte —informa, y me regala una sonrisa y se dirige a la puerta— ahora descansa —Se marcha, dejandome a solas con mi madre.

Franky, estas muriendo, se sigue repitiendo en mi mente.

¿Cómo fue que esto comenzó?

Tenía una buena vida, amigos, familia, recursos necesarios para sobrevivir, había terminado mis estudios con honores. Y ahora estoy muriendo.

Cierro fuerte mis ojos, haciendo que algunas lágrimas terminen de caer, y luego los vuelvo a abrir. Siento cómo las manos de mi madre apretan mi mano derecha, y hace círculos con la yema de sus dedos.

—Estarás bien hijo —dice, aún llorando.

Cierro de nuevo mis ojos, tratando de dormir, aunque es obvio que no podré hacerlo.

Estás muriendo.

Esto debe ser un mal sueño.

Paso la noche llorando en silencio, sin poder creer lo que está sucediendo. Me duermo al acercarse las 9 de la mañana a causa del cansacio, dejando mi mente tranquila.

Broken Pieces. [Trillie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora