‡My sweet devil‡ {Diabolicamente Dulce}

Demente sentimiento {Duo}

—¡Soul! —exclamó Zam al verlo llegar esa mañana, pero la expresión de felicidad cambió a una de curiosidad al mirarlo detenidamente— ¿Qué te pasó en el pelo?

El moreno sonrió.

—Si te dijera que es una larga historia que no me vas a creer...

—Igual me gustaría escucharla —susurró Zam bajando la voz con una risita.

—Tan pronto llegue Kath te lo cuento.

—¿Ren no piensa soltarte?

—Es que...

—Somos novios oficialmente —exclamó Ren al tiempo que levantaba la mano de Soul para que Zamantha viera la esclava de oro blanco que le había regalado. La pelirroja abrió los ojos con emoción. Soul la interrumpió antes que comenzara a hablar.

—Sí, ya lo sé, te lo tengo que contar. Como si no te conociera.

—No le tienes que contar nada, Souso, se está volviendo muy metiche.

—Tú no puedes decir nada. Lo tuviste para ti solito todo el día del cumpleaños, ahora me toca a mi y a Kath.

—¿Qué nos toca? —preguntó Katherine. No muy lejos de ella venía Allen. Al verlos Soul sonrió para sus adentros, para él ya era evidente por qué ambos venían juntos aunque ellos no parecieran querer hablar de ello con nadie.

—Soul se hizo novio del tonto de Ren, Kath —la castaña levantó una ceja con interés. No pudieron preguntar mucho más porque el timbre del instituto les avisó que ya era hora de ir a la primera clase.

Soul tomó asiento al lado de Zam y cerca de Kath, como era su costumbre, pero sentía un malestar en su interior. No era un malestar usual, más bien... como un aviso de peligro, algo que le avisaba que tenía que estar en alerta máxima. Buscó a su alrededor disimuladamente, solo para asegurarse que realmente no estuviera pasando nada hasta que su mirada recayó en Zelvher y los vellos de su cuello se erizaron. No entendía el por qué de aquella sensación. Zelvher había estado en su cumpleaños y no había sentido nada de aquello.

El castaño de ojos verdes volteó en su dirección y le sonrió. El sentimiento no disminuyó pero igual le sonrió de vuelta. Pensó que tal vez era parte de los cambios de la noche anterior y que pronto pasaría, pero en las siguientes clases el malestar no disminuyó y siempre provenía de la dirección donde estaba Zelvher quien parecía no darse por enterado. Ren por su parte podía notar que Soul estaba algo nervioso.

—Souso, ¿qué pasa? Estás muy distraído.

—Nada, es solo que...

—¿Qué?

—Tengo una sensación de temor.

—¿Temor a qué?

—A mi izquierda...

—Ah, es solo eso. Tranquilo, peque.

—Bien, me tranquilizaré.

—Sí, la levofobia no es nada malo.

—¿La qué?

—Sí, todos tenemos un temor absurdo que nos da pena exteriorizar. No tienes por qué avergonzarte.

—¿Estudias para psicología o qué? Sabes qué, olvídalo. Yo me refería a Zelvher.

—¿Qué con él? Si estás conmigo no tienes por qué tenerle miedo, además, no ha volteado a verte, ¿o sí? Más le vale que ni se le ocurra...

—Ren, ya cálmate, ¿quieres? Seguro es solo mi imaginación.

Sacó su móvil y se puso los audífonos para distraerse.