Alma Carmesí {Mono}

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En el camino de regreso escucharon música y no hablaron demasiado.  Fue cuando llegó a su casa y vio a su mamá que Soul recordó lo que casi todos le habían comentado ese día, que él tenía dinero.

Ella lo saludó de la manera usual y hablaron un poco de cómo le había ido en su primer día de clases mientras ella preparaba la cena.  Cuando la sintió más tranquila decidió que era tiempo de preguntarle.

—Mamá... los abuelos nos heredaron la casa nada más, ¿cierto?  —Liza, que así se llamaba la madre de Soul, dejó lo que hacía y estaba indecisa por un momento.

—Sí, algo así.  ¿Por qué lo preguntas?

—¿No te heredaron algún dinero?  Los abuelos eran ricos, ¿no?

—Soul, ¿quién te dijo eso?

—Lo comentan en la escuela.  Dicen que los abuelos tenían mucho dinero y que yo debo ser muy afortunado.

La mujer lo pensó por un momento y luego le pidió a su hijo que se sentara a la mesa del comedor con ella.

—Soul, tú abuelo me heredó esta casa, pero yo no fui la única que heredó.

—Pensé que tú y Sharon eran las únicas herederas.

—Así es, pero los abuelos tenían más familia.  —Soul escuchó a su madre atentamente, Liza parecía querer contener una sonrisa.  —Yo heredé la casa y como ya sabes, Sharon heredó la casa de campo y parte del dinero.  Hubiera querido decírtelo en tu cumpleaños y que fuera una sorpresa.

—Mamá...

—Además eres demasiado pequeño para tener tanto dinero en tus manos.  De todas formas no puedes tocar nada hasta tu cumpleaños.

Soul parpadeó confundido sin saber qué más decir.

—¿De cuánto estamos hablando?

—Soul...

—Mamá, ¡ya no soy un bebé!

—Siempre serás mi bebé.  —Le dijo la mujer con una sonrisa.  Luego se puso un poco más seria.  —Esperaba poder decírtelo en un par de semanas, pero tus abuelos te heredaron una suma considerable.  Déjame buscar los papeles.

La madre de Soul fue a su recámara y buscó los detalles de la cuenta de Soul a la que tendría acceso tan pronto cumpliera los quince años que decía casi tener.  Regresó y le mostró los documentos a su hijo.

—Esto... es mucho dinero.  —susurró Soul.  El número en el papel del banco era de sesenta y cuatro millones.  Mucho más dinero del que alguna vez se hubiera imaginado.

—Debes ir al banco y pedir la tarjeta de la cuenta.  También recuerda que parte de ese dinero es para el mantenimiento de la casa.  Puedes ir mañana mismo si quieres.  —Soul asintió, aún anonadado por los eventos.  De pronto era un chico millonario, tal y como habían insinuado en la escuela.

—¿Podemos ir mañana?  —la madre de Soul puso cara de circunstancia.

—Ay, hijo, aún tengo tantas cosas por hacer.  Todavía faltan cosas por desempacar, qué pena.

—No te preocupes, mamá.  Iré con Shary.  —Dicho lo cual tomó los papeles y los dobló con cuidado.  Su prima seguramente estaría en una de las salas de estar, probablemente donde tenían los juegos de video y la música.

Allí la encontró, tirada en uno de los sofás con los audífonos puestos.

—Shary, ¿podrías hacerme un favor mañana?

‡My sweet devil‡ {Diabolicamente Dulce}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora