17. Consecuencias

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Ya habían transcurrido dos días desde su terrible despedida, Jason apenas llego a su cuarto en la pensión se encerró no queriendo saber nada del mundo exterior, encerrándose en su dolor y sus recuerdos, sabía que el día llegaría pero eso no le restaba dolor; lo sentía como los mil infiernos.

Un día todo era "Rosa" y al siguiente "negro".

Como es cruel la vida, pensaba al tiempo que se encogía mas en su cama, en todo ese tiempo no se molesto en atender nada. Lo único que quería era desaparecer.

Estaba cansado, pero no conciliaba el sueño, en cuanto sus ojos se cerraban veía aquel angelical rostro. Y si no dormía su mente vagaba por los días que había compartido con ella.

Nada estaba bien, ni volvería a estarlo. Era lo único que tenía claro. Todo lo demás era irrelevante.

Madison no se mostraba mejor que el Teniente, al igual que el, no había salido de su habitación, no dejaba de repetirle a su madre que se encontraba enferma.

No comía, ni siquiera se levantaba de la cama, se mantenía completamente cubierta con las colchas en un intento por aislar al mundo.

Ni siquiera se molesto en recibir a Grace, quien pensó ya se encontraba al tanto de lo sucedido. No quería ver la preocupación en su rostro, ni verse tentada a preguntar por su Teniente. SU que mal sonaba ese adjetivo ahora. En realidad solo se mintió, Jason nunca sería suyo, ella había alejado esa posibilidad incluso antes de conocerlo.

Trato de no pensar en ello, intento recordar sus días con Emiliano, ella era feliz al lado de su prometido; lo volvería a ser... tenia que ser.

Se maldijo por haber permitido que las cosas llegaran tan lejos con Jason, el no se merecía algo así; ella prometió cuidarlo y que era lo que acababa de hacer... herirlo, dañar a la persona que hasta este momento no supo cuanto amaba; era muy tarde, demasiado para regresar y no solo la despedida tan abrupta que le dio, sino desde el momento en que le dio esa oportunidad que el pidió; ese fue el comienzo de todo aquel desenlace.

Un golpe abrupto interrumpió sus pensamientos

―Mady, abre o voy a tirar la puerta― anuncio seriamente Demian.

―Demian no puedo, ...lo que tengo es contagioso, por favor vete― dijo sabiendo que su hermano no sería tan fácil de persuadir como Grace.

―Y un demonio que es contagioso, sabes lo que tienes, me dejas entrar o lo grito ahora mismo― dijo y la joven casi pudo ver el enojo de su amigo.

―No te atreverías,... no eres tan cruel― aseguro Madi, pidiendo por que su hermano desistiera de verla, se sentía vacía, no era ni la sombra de lo que fue solo un par de días atrás.

―No me provoques y mejor abre― dijo casi gritando mientras volvía a golpear la puerta. A Madison no le quedo más remedio que abrir.

―Ya...contento, puedes empezar a regañarme, eres peor que un padre― le reclamo en cuanto entro.

―Preciosa, ya te viste; no es justo que te hagas esto, sabes muy bien lo que debes hacer... no estas sola― le dijo Demian al tiempo que la llevaba al espejo y le hablaba a través de su reflejo.

―Demian, no puedo;...lo sabes― respondió mientras alzaba su mano derecha que llevaba el anillo de compromiso.

―¿Que...un simple anillo te va a detener?― le reto.

―No solo es un anillo Demian, es la prueba de que mi familia y yo nos comprometimos a unirnos con la de Emiliano,... es nuestro honor― dijo tratando de grabar con fuego esas palabras, las que la ayudarían para que continuara con su vida.

Un Baile DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora