—¿Cómo has sabido que yo podría hacer algo así? —le pregunto en estado de shock. No lo entiendo.
—Bueno… Hay varias cosas que indican que tú tienes capacidades extraordinarias. Pero hay una que a mí se me hizo muy obvia. Tu campo energético es muy alto, como has podido comprobar y eso afecta a las cosas que te rodean. Desde que te tengo en mi clase, muchas bombillas se me han fundido. ¡Bombillas nuevas! Mi móvil funcionaba de manera anómala continuamente, el ordenador… Los aparatos eléctricos tienden a fallar cuando vosotros estáis cerca. –El profesor dice “vosotros” como refiriéndose a un grupo específico, no a todos mis compañeros. Supongo que quiere decir los que tienen estas capacidades. –Desde que empezó el curso me he dado cuenta de estas alteraciones. He tardado varios días hasta que por fin me di cuenta de quién provocaba esas cosas.
–Pero… –Digo.
–¿A que te falla el teléfono móvil con mucha frecuencia? –Me interrumpe el profesor de gimnasia.
–Sí. Se queda congelado, se traba, se le acaba la batería… Pero yo pensé que la causa era que mi teléfono era malo.
–Seguro que en tu casa las luces fallan a menudo.
–Eso es verdad. Hace poco mis padres me trajeron una lámpara nueva a la habitación porque la anterior no paraba de estropear bombillas. La lámpara nueva también sigue estropeando bombillas por lo que mi padre decidió desenchufarla. Dice que es el enchufe y que tiene que mirarlo.
–Probablemente no sea eso. ¿No ves que es la lámpara de TU habitación? –El profesor remarca “tu” con mucha fuerza.
–Sí.
El profesor tiene razón. Es como si se me cayese de golpe una venda de los ojos. De repente todo cobra sentido. Empiezo a recordar un montón de momentos de mi vida en los que algún aparato eléctrico no funcionaba como debería. El otro día estaba intentando encender la televisión y no lo conseguía. Estuve con mi madre mirando a ver si encontrábamos qué era lo que pasaba hasta que desistimos. A la noche llegó mi padre y la encendió sin ningún problema. Mi madre me escribió un mensaje al móvil diciendo que funcionaba perfectamente. Claro… yo ya no estaba allí. Al alejarme, la televisión volvió a funcionar con normalidad. Hay muchos momentos en mi vida así, ahora que lo pienso…
–Tienes razón. –Le digo. –Me han pasado cosas así muchas veces. Solo que nunca le di importancia. Tenía una amiga que se reía de mí porque me decía que en mi casa todo funcionaba fatal. Nunca atribuí la causa a mí misma, no tengo ni idea de electricidad y pensaba que sería lo normal en algunas casas.
–Probablemente eres tú, Nexi, la que causase esos problemas.
–¿Pero siempre es así? ¿Qué pasa cuando viajo en avión? ¡Podría caerse!
–A ver… Los aparatos eléctricos más sensibles pueden alterarse con tu presencia. Pero no significa que tú seas una bomba electromagnética. Tampoco significa que estropees todo. Alteras algunos, a veces. Sólo es eso.
–Ah… de acuerdo. –Le contesto. Es todo muy complicado para mí.
–La Comisión de los Juegos del Zodíaco me había encargado convocar unas pruebas en el campus deportivo de la Universidad para ver quiénes quieren participar en los Juegos del Zodíaco y serán dentro de unos meses. Vendrá gente de todo el condado a este campus, habrá muchas personas por todas partes. Miles de atletas quieren participar y vendrán a las pruebas. Muchos de ellos demostrarán un buen entrenamiento, pero muy pocos pasarán las pruebas pues, como ya sabes, hace falta algo más para participar en las Olimpiadas del Zodíaco.
–¿Será entonces esta una de las ciudades donde ser realizará? –Le pregunto pidiendo confirmación.
–Así es. Más o menos habrá cuatro ciudades por cada país, aunque depende también del tamaño de éste. También influirán temas políticos. Ya sabes… No todos los países están de acuerdo con la celebración de los juegos. Aunque participen, ciertos países están en contra y no están por la labor de dar muchas facilidades para su organización.
–Pero hace falta ser atleta ¿no? –le pregunto.
–No, no… Los atletas, como deportistas que son, querrán participar. Por eso es normal que haya la participación de muchos atletas. Pero el entrenamiento no será algo suficiente para poder participar. En tu caso, tú pasarías esas pruebas seguro, tienes las habilidades que te permiten entrar. La pregunta es… ¿quieres participar en las Olimpiadas del Zodíaco?
–¿Cómo? –Le digo sorprendida. –¿Quieres decir que puedo participar en las Olimpiadas así, sin entrenar ni nada?
–No. Tendrás que entrenar, o no tendrás ninguna opción. Se hará un campus de entrenamiento, claro. Tú estás habilitada para ir a ese campus, pues tienes las capacidades para ello.
–¿Pero no hacen falta años de entrenamiento? –Le pregunto.
–Eso es para atletas normales. Los atletas zodiacales desarrollan los talentos de un atleta normal en sólo unos pocos meses de entrenamiento. Si se realiza el entrenamiento correcto, y tienen las capacidades claro… –matiza.
–¿Y qué tendría que hacer?
–Tendrías que pasar unos pequeños tests y reconocimientos físicos y médicos para confirmarlo. Pero viendo lo de hoy, te aseguro que darás positivo en las pruebas. Ahora la decisión es tuya. ¿Quieres participar?
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Las Olimpiadas del Zodiaco: La atleta
AventuraLas olimpiadas zodiacales estuvieron prohibidas durante muchos años. Se celebraban cada 12 años, y era el evento más esperado en todo el planeta. En ellas se competía representando a un signo del Zodíaco, en vez de a un país. Dicen que en ellas, s...