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CAPÍTULO NUEVE.
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—Sigo sin entender por qué me forzaste a venir, sabes que odio hacer cosas que involucren llevar jeans—, murmuró Via Jacob mientras colocaba más de sus dobladas remeras dentro de bolsas.
Jacob colgó algunas bolsas sobre sus hombros —. Primero, tu novio tiene el Jeep más grande y lo necesitaba para cargar con todas estas cajas, segundo, él también dijo que necesitabas salir y, tercero, creo que llevas pantalones de ejercicio.
Ella rodó los ojos, cerrando la maleta —. Está bien.., además, doblar tu ropa es la única forma de alejarme de esto.., ¿está bien? Sabes que no soy exactamente bienvenida aquí.
—Relájate—, respondió Jake —. Ellos no vendrán aquí, Leah y Seth volvieron ayer y nadie se interpuso en su camino. Puedo buscar algo de tu ropa de Sam si quieres––.
Ella negó y se levantó abruptamente —. No, sólo vámonos. Estar aquí sólo me revive memorias que no quiero recordar.
Él asintió —. Está bien, entonces, sólo hay algunas cosas que debo ir a buscar con las que puedes ayudarme y entonces habremos acabado.
Ella asintió, ambos en silencio colocando sus pertenencias dentro del Jeep y, entonces, dirigiéndose al granero. Billy estaba pescando con Charlie y no regresaría dentro de un rato. Ellos tenían todo el lugar para ellos solos.
Vi estaba demasiado preocupada por Stone como para notar a alguien ingresar al granero.
Jacob le miró, notando la arruga decorando sus labios y suspiró, empujando las puertas de metal del granero.
Violet levantó la cabeza, su respiración cortándose por un momento al encontrar cara a cara con su hermano. Cualquier enojo que había nublado su juicio ahora no aparecía mientras sus ojos notaban el estado de su hermano. Él parecía andrajoso, roto, como si las últimas semanas hubieran sido meses en realidad y su cuerpo estuviera vacío.
Vi tropezó, encontrándose con Jacob cuando la sostuvo en su lugar. Su garganta se seco mientras sólo una palabra logró llegar a la superficie —. ¿Sam?
