La promesa

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Dean entró en el bar y caminó hacia la barra.  No había demasiada gente allí, así que la mayoría del ruido que se oía provenía de la televisión y no tardaron mucho en atenderle. 

- Un whisky.

El camarero se lo sirvió y cobró, y siguió con sus tareas.

En realidad no había tenido ninguna idea con respecto a la bestia esa noche. Había mentido a Emma, y eso era empezar con mal pie. Pero, ¿cómo decirle que necesitaba una copa para asumir que era padre, y el peor del mundo? Peor que su propio padre, John, y eso si que lo consideraba difícil. 

Dean recordó cuando salía con Rachel. Buenos tiempos aquellos. Hasta que todo se fue a la mierda por una decisión que él mismo tomó, y una promesa que no cumplió.

Marzo 2000

Dean y Rachel se encontraban en su refugio. Era un día nublado, las nubes grises cubrían el cielo y amenzaban con descargar bastante agua, y se reflejaban en el lago, haciéndole adquirir un tono triste, oscuro e incluso turbio. Aún así el paisaje seguía siendo precioso.

La pareja estaba de risas, hablando y bromeando.

Él tenía una pistola en la mano, y se preparaba para disparar al árbol que tenía enfrente, mientras ella observaba, atenta.

Apretó el gatillo y clavó el disparo. Ahora la madera del tronco lucía un perfecto orificio, aunque casi imperceptible de no saber que había servido de diana.

- Es tu turno.

Ella sonrió.

- Nunca he cogido una de esas, solo alguna escopeta de las que usaba mi padre para cazar cuando yo era pequeña.

- Oh, venga, tampoco es tan difícil. Yo te ayudo.

Le entregó el arma y se colocó detrás de ella, abrazándola. Cogió con cuidado la mano de Rachel que sujetaba la pistola.

- Adelanta esta pierna un poco- dijo Dean.

Lo hizo.

- Apunta hacia el árbol.

Obedeció a su "profesor".

- No, un poco más a la izquierda...

Ya estaba preparada para ejecutar el disparo.

- ¿Así?

- Sí. Ahora.

Apretó el gatillo. La bala solo rozó la corteza del árbol. Dos dos comenzaron a reír.

- Te dije que no se me iba a dar bien jajaja

- Tranquila, si viene el Bigfoot yo te protejo jajaja

- ¿Alguna vez has cazado uno de esos? ¿Existen de verdad?

- Pues no lo se. Y no te haré falta, porque pronto sabrás disparar. Todo es cuestión de práctica.

- ¿Ah, sí?

- Sí, te lo digo yo.

Sonriendo se acercaron y se besaron rápidamente. Al separarse oyeron algunas ramas romperse, lo que les sorprendió, ya que ellos no se habían movido del sitio. Otra vez. Empezaron a preocuparse.

Entonces, de entre los árboles salió John, furioso.

- ¿Papá?- exclamó un Dean sorprendido.

Ella se quedó de piedra. Prácticamente no conocía a John, tan solo lo que Dean le contaba sobre él. Y más helada se quedó cuando el padre habló.

Tan sencillo como llamarte 'Papá'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora