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Maya caminaba por la habitación desesperada pensando si debía o no, mandarle un mensaje a Brooke —Chelsea le había dado el numero de Brooke ya que la tonta de Maya no lo tenía—. No sabía si llamarla o mandarle un mensaje, estaba nerviosa. Decidió llamar a Miles ya que de seguro éste le daría la mejor opción.

Sacó su celular del bolsillo y marcó rápidamente el número de Miles ya que se lo sabía de memoria. Seguía recorriendo la habitación.

—Hola mi amor —saludó Miles entre risas.

—Hola idiota —respondió Maya nerviosa.

—¿Qué pasa cielo? —se alarmó Miles.

—Quiero invitar a Brooke a que venga a mi casa a ver una película —Dijo Maya hablando rápidamente.

—¡Me parece increíble Maya! _la respuesta de Maya solo fue su respiración agitada—. ¿Por qué los nervios, Maya?

—No sé si llamarle o mandarle un mensaje —habló Maya mientras se mordía las uñas.

—¡No seas tonta, Maya! —gritó Miles y Maya despegó el celular un poco de su oreja—. Llamala.

—Bueno, la llamaré —se sentó en la cama ya que estaba mareada por dar tantas vueltas por su habitación— Muchas gracias Miles, te amo mucho.

—De nada querida, te amo mucho más —los dos sonreían, no sabía que harían sin el otro— Ocupen protección.

Se rió y liberó un poco de tensión.

Maya cortó y se preparó para llamar a Brooke, la bella chica.

Trato de tranquilizarse pero se ponía más nerviosa. La llamaría, nada podía salir mal.

Marcó el número de la chica y esperó unos segundos.

—Hola Maya —saludó feliz Brooke.

—Hola Brooke —saludó la morena— Llamaba para preguntar si querías venir a ver una película conmigo.

—Mhm —Maya por poco se muerde las uñas de los pies de los nervios— Claro que sí, me encantaría.

—¡Muchas gracias por aceptar! —Maya saltó de la cama y empezó a estirar la cama con una mano— Te esperó.

—Te veo en 20 minutos querida Maya —se despidió Brooke y cortó.

La alegría le recorría el cuerpo y no se iría.
Dejó su celular en la cama y arregló su habitación lo mejor posible, fue a buscar algunas cosas para comer y las deja en el mueble que tenía al lado de su cama.

Se paró frente del espejo y se arregló el cabello. Estaba lista para ver a su chica. Nadie las podría interrumpir; su padres y su hermana habían ido al centro comercial.

Escuchó el timbre y bajó corriendo como si su vida dependiera de ello.

Abrió la puerta y se encontró con la hermosa sonrisa de Brooke; ésta cargaba un lindo peluche.

—Hola Maya —saludó Brooke mientras la abrazaba fuertemente y apoyó su cara en el cuello de Maya, produciéndole miles de cosquillas.

—Hola bella dama —susurró en el oido de Brooke y luego dejó un pequeño beso ahí.

Se separaron y sus miradas se conectaron. No necesitaban hablar, sólo mirarse para ellas estaba bien. Maya entrelazó sus dedos con los de Brooke; la hizo entrar y cerró la puerta.

—Te traje esto —habló despacio Brooke mientras sus mejillas se teñían de rojo. Le entregó delicadamente el peluche a la ojiazul; ésta la aceptó enternecida.