Capitulo 5

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Tres semanas había estado trabajando Will en el rancho Cadbury, y en todo ese tiempo no había visto nada sospechoso en sus vecinos, por el contrario, le agradaban… demasiado, sobre todo la joven. En ese tiempo habían pasado mucho tiempo juntos trabajando y conociéndose. Había descubierto que amaba a los animales tanto como odiaba los vestidos. Le gustaba cantar mientras trabajaban, y el se encontró disfrutando de su voz, la encontraba relajante. Se la imagino acunando un bebe y cantándole dulcemente. Ese pensamiento lo turbó. No podía pensar en su vecina en esos términos, no hasta que descubriera quien estaba robando su ganado. Y hasta que no encontrara al responsable, todos eran sospechosos.
En sus tiempos libres se daba una pasada por su rancho para ver a Congo, pero rara vez veía al can. Era lo único que realmente extrañaba.
-Buenos días vaquero!-Abby se acercaba a él desde la casa. Estaba hermosa, sencilla, pero hermosa. Tenia su habitual trenza y algunos mechones se le habían escapado del peinado dándole un aire despreocupado y sexy. Ya no sabia como ignorar el deseo de besarla. Cada día que pasaba a su lado deseaba poder besarla y abrazarla.
-Buenos días Abby.-ella lo premio con una sonrisa. Lo hacia cada vez que usaba su nombre, así que se obligaba a hacerlo. Disfrutaba mucho de su sonrisa.
-No hay mucho que hacer hoy, y me preguntaba si querías ir a dar un paseo a caballo…
-A tu abuelo no le molestara no haga mis tareas?
-Claro que no! Ya hable con él… dijo que… bueno… que no le molestaría.-no le dijo solo eso, pero no iba a decirle a Will las bromas sobre la evidente atracción de su nieta hacia el nuevo empleado que le había hecho el viejo Cadbury.
-Si es así, entonces no tengo problema-dijo con un aire despreocupado que desilusionó un poco a Abby. Solo que con el sombrero no puedo ver el brillo en los ojos de Will.
Cabalgaron a la par hasta un arroyo que separaba sus tierras y terminaba en un pequeño lago rodeado de arboles. Hablaron de su infancia y de como había terminado Abby viviendo con su abuelo.
Cuando llegaron desmontaron y acercaron a los caballos al agua para que bebieran y luego los dejaron pastar por la zona.
-Tu elegiste el nombre?-pregunto Will refiriéndose al caballo de Abby.
-Si. Me lo regalo mi abuelo para mis diecisiete años.
-Por que lo elegiste? Por el color?
-Si…no…
-Si o no?-pregunto divertido
-Si, pero porque su color me hizo acordar al chocolate… amo el chocolate. Recuerdo que luego de eso fui a comprarme una tableta. Y decidí ponerle ese nombre. Si fuera por el color podría haberle puesto marrón…
-Cierto…
En ese momento se instalo un incomodo silencio entre ellos, solo roto por el movimiento del agua al chocar con las rocas.
-Abby…
-Will…
Ambos hablaron al mismo tiempo y luego rieron. Abby tenia un brillo especial en los ojos y Will había dejado de mirarla a los ojos para bajar la mirada a sus labios, que de pronto se le antojaban mas que nunca.
-Dime.-dijo Will sin despegar la mirada de sus labios.
-Yo… yo… emmm…
Le causo ternura su nerviosismo y se apiado de ella. La tomo de ambos lados de la cara y la atrajo hacia el. Y la beso. Y cuando lo hizo no pudo parar. Probar esos labios suaves y carnosos fue su perdición. Cada beso que le daba pedía uno mas, y nunca parar. Tuvo que hacer acopio de toda su voluntad y raciocinio para separarse.
Cuando la miro, Abby seguía con los ojos cerrados, respirando agitadamente y con los labios rojos, húmedos e hinchados por el beso. Cuando por fin los abrió, en su mirada había un brillo deslumbrante. Le sonrió tímidamente.
-Lo siento… tal vez no debí hacerlo-no lo sentía, pero le pareció lo correcto a decir en ese momento.
-No lo hagas. Quería que lo hicieras.
Los días que le siguieron al beso dieron un giro a su relación . Seguían trabajando juntos, por lo tanto pasaban mucho tiempo juntos. Will aprovechaba cualquier momento para robarle besos que Abby recibía gustosa. Habían salido al cine y a cenar en un par de ocasiones y disfrutaban de paseos al arroyo como aquel día.

Como toda una vaqueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora