Capitulo 1

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William Mason estaba furioso, era la tercera vez en lo que iba del año que le robaban ganado. Había heredado el rancho de su abuelo materno hacia ocho meses. Y desde hacia ocho meses le habían estado robando. Pensó en los dueños del rancho que lindaba con el suyo, siempre encontraban la valla rota que daba a sus vecinos, pero el ganado nunca aparecía, y sin pruebas no podía culpar a nadie.
Subido a la vieja camioneta de su abuelo, paro en la tienda del pueblo para comprar unas herramientas que había que reemplazar. Un cartel en la puerta llamo su atención. “Rancho Cadbury busca peón”. Era su oportunidad de averiguar que sucedía con su ganado.
Aprovecho el hecho de que en la zona nadie lo conocía. La familia de su padre era de otro estado y no llevaba el apellido de su madre. Asique pensó en responder el anuncio del rancho vecino, y así poder vigilar a esa familia de cerca.
Sin comprar nada volvió a subir a su vehículo y se encamino a casa, a ponerse ropa mas vieja para aparentar la falta de dinero a su vecino.
No informo nada a sus trabajadores y emprendió nuevamente la marcha, solo que esta vez, al Rancho Cadbury.
George Cadbury era un hombre ya entrado en edad, pero muy activo, a sus casi 75 años seguía trabajando a la par de sus empleados. No se podía decir lo mismo de su capataz, el hombre amaba su trabajo, pero como siempre decía, “los años no vienen solos”. Y a el le habían venido con problemas en los huesos. No podía terminar una jornada completa de trabajo por los dolores que tenia. Por esa razón, el viejo Cadbury había colocado un anuncio en la tienda del pueblo, tenia que contratar a otro hombre para que el rancho no se viniera abajo por falta de personal. Quería que Richard se fuera sin remordimientos con la familia de su hijo. Eran viejos amigos, y sabia que por esa razón el viejo capataz no  abandonar su trabajo. Pero su salud era mas importante.
Hacia tres días que había colocado el anuncio, y habían ido al rancho cinco jóvenes, pero ninguno apto. Los chicos de estas épocas no estaban hechos para rebajar de sol a sol, y eso es lo que necesitaba él. De todas maneras , estaba tan desesperado que igualmente los hubiera contratado, pero en cuanto veían a su nieta, Abby, las babas se les caían y empezaban a coquetear. Asique los rechazaba, era consciente se la belleza de la joven, y sabía la distracción que suponía para los hombres, pero la amaba, y no iba a poner en riesgo su seguridad por un trabajador.
Abby era la luz de sus ojos, si por el fuera, la joven estaría encerrada todo el día en su casa, así los hombres no se aprovecharían de ella. Pero Abby no opinaba lo mismo. Estaba todo el día con pantalones rotos, camisa, botar y sombrero vaquero, ayudando a darle de comer a los animales y arreglando vallas con ayuda de alguno de los hombres. Hombres de confianza, por supuesto. Hombres que la conocían desde que había llegado al rancho, hacia diecisiete años, luego de que perdiera a sus padres en un accidente de transito. Había amado desde el primer momento el rancho, él lo sabia, sus ojitos azules brillaban intensamente cuando le proponía ayudar a alimentar a los animales, o aprender a cabalgar. Un año después de su llegada, a los 6 años, ya era toda una experta en los asuntos del rancho. Y era adorada por cada uno de sus hombres, y por todos los animales. Amaba los animales. Le había prohibido llevar mas animales al rancho. Cada perrito fuera de una panadería, cada gato acurrucado en la basura, ella lo agarraba y se lo levaba. Había llevado aves heridas, que afortunadamente cuando podían volver a volar volvía a su hogar. Y quien sabe cuantos animales mas que no había querido contar por miedo a la cansada reprimenda de su abuelo.
Pensando en todo esto estaba George Cadbury, cuando el sonido de un motor le hizo desviar la vista a la entrada que salía a la carretera. Vio una vieja camioneta que le resulto conocida, pero no pudo saber de donde. Llego hasta donde estaba y paro el motor. Se bajo un hombre de unos veintitantos años, alto, morocho y de ojos grises. Un hombre con una expresión muy seria, se acerco a el y se presento.
-Buenas tardes, soy William Mason.
-Buenas tardes. George Cadbury- respondió este estrechando su mano.-en que puedo ayudarlo, señor Mason?
-Vi el anuncio en la tienda del pueblo.

Como toda una vaqueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora